Corredor de una casita de paja a la orilla del camino. Al fondo una ventana con media reja roja tras la cual se verán comestibles, botellas, cigarros. Etc. Una puerta que se figura la entrada de la casa, encima de la ventana el letrero: ESTANQUILLO.

...

(Sale Trina)

Trina: Bueno mamá, ya acabe de desgranar el maíz, que me pongo a hacer ahora?

Elisa: (Levantándose) Seguíme la costura, yo voy por allí a buscar un remiendo.

Trina: bueno mamá.

(Sale Elisa y Trina se sienta a coser)

Gregorio: (Encendiendo un tabaco que saca del carriel) Gueno, Trina: vos y yo si tenemos que hablar de muchas cosas.

Trina: De qué papá?

Gregorio: De Marcos

Trina: (asustada) De Marcos?

Gregorio: Si. Y es que voy a decite que le digas vos que no vuelva a pisar esta casa, y oí: el día que volvas a admitile conversa en la plaza como el domingo después de misa, te cojo di-un brazo y te jarto a patadas.

Trina: pero, papá, yo qui-hago si se me arrima?

Gregorio: Decile que se vaya.

Trina: Y si no se va?

Gregorio: Me llamás a mí.

Trina: y si mamá lo deja?

Gregorio: no le hagas caso a tu mamá. Si, no volvas a hablarle.

Trina: y si el me habla?

Gregorio: No le contestes.

Trina: eso es malcriadeza.

Gregorio: No es, no podés volver ni a mirarlo.

Trina: y si no puedo?

Gregorio: Porque?

Trina: porque nos queremos, papá.

Gregorio: yo no quiero que se quieran.

Trina: pero para, si Marcos es tan jormal, tan bueno.

Gregorio: yo no toydiciendo que sea malo. Pero no quiero que se casen

Trina: eso acaso es pecao, es amor.

Gregorio: Que cuentos di-amor. A yo no me gusta ese coqueteo. Y no quiero que Marcos vuelva a entrar a esta casa.

Trina: y no ve? Mi mamá me dice que si lo deje entrar y que lo quiera.

Gregorio: no le hagas caso a tu mamá que ella no es sino una alcagueta…

(Sale Elisa enojada)

Elisa: (Se acerca a Gregorio y manotea) Que es lo que tas diciendo?

Gregorio: (muerto de miedo) Nada, mija… Nada.

Elisa: Si, yo oí… (Se dirige a Trina) Éntrate pa entro yo le digo a tu taita unas verdades; yo le canto la tabla a este muérgano… (Trina entra) Con que alcagüete? Eso te quisieras, el alcagüete y sinvergüenza sos vos. Vos que no has sabido trabajar; que si no ha sido por yo nos morimos de hambre todos juntos… que casates a Julio con la hija de Lucas, una saltatapias, esa… tan solo porque el tenia unos cuatro pesos, los mismos que se comió ya, pues ta pilando pu-el afrecho… Alcaguete vos, que querías casar a Trina con Pedro Colorado, nada más que porque te daba tragos los domingos en el pueblo y que si no ha sido por yo hasta se la entregas ante de la iglesia… Alcaguete vos, que viendo el otro día que un señor di-caballo que paso y arrimo a metese un trago, empezó a echarme flores en tus barbas y no juites capaz de meterle un palo en la cabeza; alcaguete vos que… Es mejor no decir nada porque vos ni a entendes las cosas… (Se sienta en la maquina y se limpia el sudor)

Gregorio: Vos si te calentas por todo. Vos no sabes de chanzas. Vos no sabes hablar sino insultando.

Elisa: es que a vos hay que decite las cosas así… (Pausa) Bueno, y volviendo a lo de Trina y Marcos, yo mando que se casen cuando les de la gana, porque onde manda capitán no manda marinero.

Gregorio: Vamos a ver cual puede más.

Elisa: (Irónica) Vamos a ver… Mirá, en esto es como pelea de repollo y burro amarrao, el repollo con rocio y el burro irritao. Y si acabo el alegato.

Gregorio: por mi parte, que si-acabe.

Elisa: (Gritando) Trina, Trinada, Trinidaaa… (Entra Trina)

Trina: Manda mamá.

Elisa: Oí, cuando te de la gana de conversar con Marcos, bien podas. Y bien podásdecile que venga cuando quiera, y que si lo que quiere es casarse ligero, que arregle los trebejos y se largan pa-onde el cura.

Gregorio: tampoco pongas las cosas así como pelando piña…

Elisa: (Dando una palmada a la mesa) no hay más que hablar, que se quieren? Que se quieran, que se van a casar? Pues que se casen. Y sansi-acabo. (Se levanta y se va)

Vecina: Ajue vecino, usted si que es malvao, harto que se quieren y usted puja conque no.

Gregorio: (furioso) Ajuepaajuera, a usted la sacamos como muchas veces al día de esta casa, malditos sean los diablos, es que tu mama, Trina, le parece que a yo me va ensillando así, mai, mai… Demas ale, si mi-a gano muchas, esta si no me la gana, porque con una palabra tengo pa-cabar con todo…

Trina: (Tímida) Pero, papá: vuste porque lo cogió la canguejera a Marcos?

Gregorio: no es canguejera, mija, es qui-un padre no debe ir dándole así a-cualquiera una hija.

Trina: pero si vuste sabe, papá, que Marcos es muy bueno.

Gregorio: Ayo qué me importa que sea bueno, lo que me importa es que vos no te cases con Marcos.

Trina: y eso porque papá?

Gregorio: pa qué queres saber?

Trina: pus pa saber papá.

Gregorio: (Levantándose) pues no te digo… (Entra en la casa renegando, e inmediatamente lo sigue Trina, por el camino aparece un arriero. Llega y se arrima a la ventana, la que golpea fuertemente)

Arriero: Mi señora, mi señora…. Adiós, mi señora.