Cultura de Masas o de “entretenimiento”

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El Consumismo

El consumismo, la globalización y el capitalismo son la enfermedad intratable moderna, pues promueven la desigualdad en la sociedad, haciendo que los pobres sufran para mantener a los ricos.

Si bien es cierto mueven la economía, pero creando falsas necesidades, su estrategia es persuadir a la gente para que piense que necesita algo nuevo, los vuelve superficiales, además los productos que ofrece son efímeros, que tienen un corto periodo de duración porque las empresas necesitan vender, la mala calidad aumenta disminuyendo los costos de producción por esta razón las cosas no son duraderas, además la reparación de algo es mucho más cara que comprar algo nuevo, es un círculo vicioso, para que exista el capitalismo se requiere del consumismo y viceversa, para que la gente compre y sea “consumista”, aportando así a la economía, se requiere que tengan gustos homogéneos así es como volvemos a la cultura de masas, todos tienen la misma “necesidad” de adquirir, o más bien de tener este poder adquisitivo, además buscan lo último, reemplazando así la cultura real por el entretenimiento, pues las cosas empiezan a perder su valor, al igual que la calidad, pues lo que vende es bueno pero lo que vende no siempre es cultura, en el sentido original de este término.

El entretenimiento es visto como la aspiración suprema, la cultura se va perdiendo con el tiempo. La gente disfruta de cosas efímeras, materiales que provocan euforia social, los medios de comunicación son el canal para captar la atención de las masas, aunque se pierda el nivel de cultura y la gente se haga superficial (Llosa, 2008).

En síntesis, los medios venden la falsa necesidad para que la gente sea consumista, venden una realidad que no existe, supuestamente ofrece al público lo que desea, pero la realidad es otra pues sugieren que es lo que le debería gustar o peor aún sugieren que es lo que debería desear, así que estos consumidores viven a base de ilusiones, el consumismo es lo que “caracteriza” a la cultura de masas, que está dirigida a un público muy amplio, con el objetivo de satisfacer una necesidad creada por los medios, cuidando de no disgustar a los diferentes grupos de consumidores, es importante ser neutrales para así llegar a todos de manera igual y convencerlos de gastar, alimenta la superficialidad y hace que la originalidad junto con el criterio propio se pierdan.

Hace que la gente se vuelva inconformista, pues necesita más poder monetario para lograr adquirir más y así satisfacer esta falsa necesidad creada por los medios; pero la gente también se vuelve poco critica, conformista pues el entretenimiento reemplaza cualquier incomodidad, se pueden decir que este conformismo es igual de pasajero que la diversión que buscan incansablemente.

La Globalización y la pérdida de identidad

La globalización busca unificar los mercados, sociedades e incluso las culturas de todo el mundo, adquiriendo así un modelo de carácter global; gracias al exponencial avance tecnológico y a los medios de comunicación se ha vuelto una realidad ineludible.

La razón de que la globalización influya en la cultura es que su objetivo es unificar todo, así las ciudades más desarrolladas se van pareciendo más, lo que genera una pérdida de identidad.

La identidad son los rasgos propios, lo que nos define, pero la globalización hace que la gente se adapte a distintos modos de vida, aquellos que son propios de las ciudades más avanzadas, pues intentan imitarlas, para no quedarse atrás; este fenómeno mundial hace que ciertas culturas vayan desapareciendo, pues al cambiar pierden su identidad y terminan siendo parte de las masas.

Además, la gente comienza a imitar una falsa imagen que los medios venden como la “vida perfecta”, ha surgido una era donde la información sirve únicamente para complacer los deseos del espectador, y este a su vez se sumerge en ese mundo sin saber su propia identidad, lo que provoca que la pierda al compararse con otras culturas o esta supuesta “vida perfecta”.

Sin creadores capaces de ofrecer obras fruto de la experiencia y herederas de una larga tradición, sin intelectuales capaces de denunciar con sentido la frivolidad de la realidad en que vivimos, el ciudadano sólo puede volverse a lo que los medios le ofrecen, carente de más referencias que las ya extintas de tiempos pasados (Muro, 2013).

Deliberadamente creemos en mentiras aunque sabemos que son falsas. Hay ejemplos de esto en todos los días de nuestra vida: “Oh, tengo que ser linda para ser feliz, tengo que hacerme cirugía para ser linda. Tengo que ser delgada, famosa, estar a la moda…” ¡Este es un holocausto de marketing! Las 24 horas del día, del resto de nuestras vidas, los poderes estarán trabajando duro para hacernos idiotas hasta la muerte. Entonces, para defendernos a nosotros mismos, y pelear contra esta asimilación y este embotamiento de nuestro proceso de pensamiento ¡debemos aprender a leer! Para estimular nuestra propia imaginación, para cultivar nuestra propia conciencia, nuestro propio sistema de creencias. Todos nosotros necesitamos estas habilidades para defender, para preservar nuestras propias mentes (Kaye, 2011). "El profesor" año 2011 protagonizada por Adrien Brody