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Dialogo ECO Y NARCISO.

Enviado por   •  27 de Marzo de 2018  •  1.819 Palabras (8 Páginas)  •  11.605 Visitas

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ZEUS. ―Yo… estaba caminando por el bosque.

HERA. ―¿Ah sí? ¿E ibas con alguien, de casualidad? (pone sus manos en su cintura).

ZEUS. ―Eh…

HERA. ―¿Con quién ibas, Zeus?

ZEUS. ―(Entrecierra sus ojos) ¿Qué pretendes, Hera, mujer?

HERA. ―Dímelo tú, dios infiel.

ZEUS. ―Oh, mi amada, cómo lo supiste. (Mira a Eco y se acerca a ella intimidante). Tú le confesaste, ninfa.

HERA. ―(Se pone en medio de los dos) ¿Qué cosa me confesó? Si se puede saber.

ZEUS. ―Uhm… (Rasca su cabeza y, sin oportunidad, se arrodilla ante su mujer). Hera, esposa mía, por favor perdóname.

ECO. ―(Se toma la cabeza). No…

HERA. ―(A Zeus) Me has estado engañando, Zeus, a mí, que te amo tanto, que soy tu esposa. ¿Acaso hay alguna mujer mejor que yo, qué te haga más feliz aún?

ZEUS. ―Claro que no.

HERA. ―No mereces que te perdone.

ZEUS. ―No digas eso, por…

HERA. ―(Le hace callar y voltea hacía Eco.) Y tú, ninfa mentirosa, me traicionaste. Te confesé tantos secretos, dejé que peinaras mi pelo, fui buena contigo y hasta te llamé mi amiga ¿así es como me pagas?

ECO. ―No me castigues, Hera.

HERA. ―Eres indigna y por eso te castigo. De forma que nunca más podrás hablar por tu propia voluntad, sino que solo repetirás las últimas palabras de lo que digan los demás.

ECO. ―No, mi diosa, por favor, ten piedad (se arrodilla, intenta tocar su vestido y llora).

HERA. ―Y espero que ahora te lo pienses dos veces antes de intentar engañarme (la ignora con una mueca de dolor).

ECO. ―Engañarme… (Toca sus labios, asustada y sale corriendo del lugar).

ZEUS. ―Hera… (Intenta tocarla).

HERA. ―Solo suéltame (sale de la escena mientras Zeus la sigue).

ACTO SEGUNDO

ESCENA QUINTA

(El mismo bosque, pero sin la laguna. Muchos árboles y una pequeña cueva en una esquina, Eco está en un lado y Narciso aparece en el otro).

ECO. ―(Llora en una esquina acurrucada un largo tiempo).

NARCISO. ―(Tarareando una canción, camina por el lago).

ECO. ―(Escucha a Narciso, seca sus lágrimas, se levanta y camina escondida hacia él a quién “admira” inmediatamente, pero estornuda y debe esconderse tras un árbol).

NARCISO. ―(Mira hacia todos lados) ¿Quién está aquí?

ECO. ―Aquí, aquí…

NARCISO. ―¿Dónde? Sal de tu escondite.

ECO. ―Escondite…

NARCISO. ―No te voy a hacer daño, sal por favor.

ECO. ―Daño… Por favor…

NARCISO. ―¿Quién eres y por qué te ocultas?

ECO. ―Ocultas, ocultas.

NARCISO. ―Puedes salir y mostrarte ante mí.

ECO. ―Ante mí (sale de su escondite lentamente y al mirar a Narciso corre a abrazarlo, pero este reacciona y la empuja hacia un lado).

NARCISO. ―¿Qué haces ninfa? No me toques.

ECO. ―Toques…

NARCISO. ―Yo no creo en el amor.

ECO. ―(Triste) Amor, amor…

NARCISO. ― ¿Qué quieres decir?

ECO. ―Decir… (Hace señas para demostrarle su amor).

NARCISO. ―(Riendo) Tú me amas y no sabes cómo demostrármelo. Pero yo no siento lo mismo por ti, no te amo.

ECO. ―Te amo…

NARCISO. ―Pero yo no puedo amarte.

ECO. ―Puedo amarte (intenta tocarlo).

NARCISO. ―(Intenta irse pero Eco lo sigue). Déjame en paz.

ECO. ―Paz…

NARCISO. ―(Hace ademán de irse). No me sigas.

ECO. ―No me sigas.

NARCISO. ―Adiós (Se va corriendo).

ECO. ―Adiós…

ESCENA SEXTA

(Eco mira hacia donde Narciso se fue y estira su mano, para luego ponerla en su corazón y llorar).

NARRADOR. ―Que tristeza la de Eco, ella ya no podía más y simplemente pensaba para sí misma…

ECO. ―Oh, qué vida más desgraciada la mía… No puedo hablar por mí misma, mi amiga y diosa Hera está herida y enfadada conmigo por haberle fallado (llora).

ECO. ―Y ahora, cuando por fin había encontrado al amor de mi vida, a mi gran enamorado, siento que mi amor no es correspondido. Porque sí ¿quién se fijaría en esta pobre ninfa? Nadie, mucho menos Narciso, él merece alguien mejor que yo, que no tengo nada que darle.

ECO. ―Siento como si muriera. El dolor me aprisiona el pecho. Tengo un nudo en mi garganta terrible y mi corazón va a explotar.

ECO. ―Oh, dioses del Olimpo, perdonen mi deslealtad a la diosa y recíbanme, porque ya no puedo más de amor (se arrodilla y muere en el suelo).

NARRADOR. ―Cuenta la leyenda que tanto fue el dolor que sintió Eco al ser rechazada por su único amor, Narciso, que allí misma, tendida en el suelo del bosque de la Antigua Grecia, falleció de amor.

ACTO

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