EL CUERPO HEDONISTA

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“El lujo es el ensueño, lo que embellece el decorado de la vida, la perfección hecha objeto por obra del genio humano. Sin lujo >, las ciudades carecen de arte, rebosan de fealdad y monotonía: ¿acaso no pone ante nuestros ojos las más magníficas realizaciones humanas, aquellas que, tras resistir el paso del tiempo, no dejan de maravillarnos? En cuanto al lujo privado, ¿no es promesa de voluptuosidad, refinamiento de los placeres y las formas, invitación a los más hermosos viajes? lujo, memoria y voluptuosidad: sería preciso tener un alma muy sombría para emprender una cruzada contra lo que constituye expresión de la belleza, ligereza, momento de dicha”.

El lujo, en cualquier cuerpo genera deseo y genera un esfuerzo lograr conseguirlo, vivir en una ciudad lujosa, constituye un nivel de vida mejor pero también es cierto que para vivir en una ciudad lujosa hay que pagar más impuestos. Ninguna persona, por más subjetivo que seamos, pasa por alto la idea de vivir en una ciudad mejor. Nadie pasa por alto el deseo de conocer el mundo, de vivir las experiencias mágicas que te da el poder de hacer lo que quieras, o lo que hacen los que tienen más poder adquisitivo. Gilles Lipovetsky nos dice: “¿Estigmatizar el lujo? Pero ¿por qué oponerse al espíritu de goce? ¿No provoca ni la decadencia de las ciudades, ni la corrupción de las costumbres, ni la desgracia de los hombres?”

Pero con el lujo, no solo viene el esfuerzo y sacrificio por conseguirlo, hay dos aparatos ideológicos que encierran el lujo, de forma subjetiva, pero son quienes los encierran. Los aparatos ideológicos son: El Estado y lo Sagrado.

- El nacimiento del Estado y la sociedad de clases representa una ruptura fundamental en la historia del lujo. El esplendor se relaciona con un principio de desigualdad. Mientras unos son prodigiosos por tenerlo, otros son desdichados por no conseguirlo.

- El orden político asume lo divino de épocas anteriores, ya no se veía al rey si no al jefe de estado, primer ministro o presidente como ese omnipotente.

- El ascenso de la burguesía como un grupo de personas dominantes e imponentes, justifica una sociedad consumista e incrementa los gastos, pasa de lo necesario al exceso.

- En la actualidad, el lujo se extiende a quienes puedan pagarlo, sea de la sociedad que sea, mediante los medios que sean necesarios, sean lícitos o no.

Los lujos han cambiado a través de la historia, en una época el lujo era asociado con el oro, la tenencia de terrenos, ganado, castillos y que la familia fuera de linaje. Hoy en día los lujos son otros, aunque para las personas, los ya mencionados pueden despertar deseo y atracción y se siguen tomando en cuenta como lujos, Los lujos modernos pueden ser:

- Las grandes casas de moda.

- Falso lujo para la clase media o copias.

- Mezcla de categorías, de objetos de diferentes precios y estilos.

- La juventud como norte en cualquier cultura.

- La cultura del bisturí (Las personas se operan alcanzando un performance de belleza, que es dado por la misma sociedad).

La mujer alcanza un papel importante dentro de la sociedad de lujos, la mujer era la encargada de exhibir el estatus social y económico del hombre, la mujer sólo existe para la mirada del hombre y debe ser agradable y hermosa a cualquier precio. De ahí se puede decir que empiezan muchas culturas no tan correctas desde un punto de vista ideológico de la sociedad, como la del consumo y la del bisturí. La mujer tiende a ser muy consumista y nunca suele estar conforme con su cuerpo, con la alienación de los caracteres que la componen. La mujer se ha convertido en un producto, algo que cualquier hombre pudiera codiciar y no es sino por medio del dinero y la elegancia lo podrías obtenerlo.

Gilles Lipovetsky relata: “Así, una sorda necesidad > sigue subyaciendo, siquiera de manera ambigua, en nuestra relación con el lujo: la necesidad de sustraerse a la inconsistencia de lo efímero y de tocar un suelo firme, sedimentado, donde le presente se carga de referente duradero”.