Educación sexual integral.
Enviado por Helena • 16 de Abril de 2018 • 2.808 Palabras (12 Páginas) • 412 Visitas
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Con respecto a la comunicación de sanciones, frente a una falta no se distingue si es nena o nene, por ejemplo, si un alumno/a agredió físicamente a otro, se reprueba la acción como un acto de violencia que no se justifica, fundamentando que ante cualquier situación conflictiva, lo que debe prevalecer siempre es la palabra, el diálogo y la intervención del docente o adulto responsable de los menores en caso de que no hubiera un acuerdo entre los implicados en el conflicto.
En relación con esto, ocurre que muchas veces, los docentes cuando expresamos un pedido, lo hacemos dirigiéndonos exclusivamente a padres de un grupo de alumnos que vemos por ejemplo jugar de manera inadecuada donde se observa que hay un riesgo de accidente. Para ser más puntual, un grupo de varones que juegan a la lucha, se conversa con los/as responsables fuera del ámbito escolar para que refuercen el mensaje del docente y colaborar para revertir la situación. Como así también, si los involucrados son alumnos de ambos géneros, se conversa con las familias de los alumnos/as intervinientes en esa situación riesgosa.
El segundo ámbito seleccionado, hay normativas implícitas que se corresponden al momento de la formación ya sea al ingresar a la escuela, al retirarnos, al salir del aula para ir al recreo o para volver al aula al finalizar el mismo, dicha formación se realiza en dos hileras una de varones y una de nenas.
En lo que respecta al espacio utilizado para el recreo, ambos géneros tienen las mismas pautas que respetar, para prevenir accidentes se evita correr, bajar o subir las escaleras de manera inadecuada, fomentando que el uso de este espacio es para la oxigenación, el descanso, compartir con el compañero/a un pequeño refrigerio, ir al baño dado que es el momento donde hay un docente responsable del sector para que frente a cualquier imprevisto puedan recurrir. Estas normas de convivencia están pautadas institucionalmente desde principio de año y son para todos los alumnos/as del establecimiento.
Durante los recreos se pueden observar diferentes agrupamientos, podemos distinguir que en el primer ciclo la tendencia es que se agrupen por género, ya en el segundo ciclo los agrupamientos varían, se los puede observar dialogando en grupos de chicos y chicas, participando ambos de algún juego, por ejemplo, saltando la soga. Los grupos se arman, se desarman y se vuelven a armar de acuerdo a sus intereses y afinidades. Sin condicionamientos externos.
En el caso de observar que algún alumno/a no se integre al grupo de pares, el docente se involucra en la situación. Como primera instancia dialogando con ese niño/a para averiguar, por ejemplo, que siente al respecto, porque le parece que esto le suceda, si tiene que ver con una decisión propia o del grupo.
Conforme a las conclusiones arribadas se reflexiona con el grupo de alumnos para revertir la situación, de ser necesario se involucra a otros actores de la institución que puedan colaborar en pensar juntos posibles maneras de superar la problemática y a las familias para que desde afuera del ámbito escolar inculquen o refuercen valores de respeto, tolerancia hacia los demás para que todos los niños/as transiten su trayectoria escolar en un ámbito donde prevalezca el derecho a ser diferente y el respeto que cada uno se merece.
Al expresar el afecto entre pares, se tiene en cuenta, el respeto y la no invasión del cuerpo del otro, de manera que ninguno se sienta incómodo, o avergonzado. La mirada del docente no hace hincapié en niños o niñas, por igual se preserva que todos/as transiten sus jornadas en un ámbito donde el otro no sea visto como una amenaza.
Las expresiones verbales sin distinción de sexo deben ser adecuadas, es decir, el uso de un vocabulario que manifieste algún tipo de agresión hacia el otro, o que genere una incomodidad, no es permitido. Las intervenciones del docente ponen el énfasis en el diálogo y la reflexión sobre lo que la palabra puede generar en el otro, que existe una la violencia física pero también verbal que es tan dañina como la primera, invitando al alumno/a a revertir su postura. En caso de persistir se convoca a la familia para informar la situación y que acompañen en el esfuerzo colectivo por formar seres íntegros, tolerantes, respetuosos de la pluralidad.
Con respecto a la apariencia física, se reflexiona con aquellos alumnos que hagan comentarios que impliquen un modo de discriminación, como por ejemplo, referirse a otro diciéndole “gordo” u otros términos despectivos explicando que estas expresiones pueden dañar y deben aprender a no referirse a otras personas por algún aspecto físico.
En relación a la vestimenta al ingresar a la escuela, al ser una institución de gestión privada en su reglamento interno cuenta con un uniforme que reviste carácter de obligatoriedad, el cual el responsable del niño/a al momento de matricularlo/a en la institución acepta cumplir con el mismo. En ocasiones donde el alumno no ingrese con el uniforme reglamentario el responsable informa la eventualidad y el alumno ingresa a la institución con otra vestimenta[a][b][c].
Si ocurriera que un alumno/a se presente con una vestimenta donde se pueda sentir vulnerable o sea objeto de burla, pensemos que en edades bajas generalmente los que deciden con qué vestimenta concurren a la escuela son los adultos a cargo de los menores, se invita a las personas a cargo a ingresar a la institución y rever la situación para que el niño/a no sienta malestar durante la jornada escolar.
Una situación que irrumpió la cotidianeidad escolar fue cuando una alumna de primer ciclo se frotaba la zona genital con el borde de la silla. Esta situación era con una frecuencia tal que incluso dejaba de realizar la actividad propuesta. La intervención docente hizo hincapié en indagar por qué lo hacía a lo que la alumna responde: “porque empiezo y me gusta”. Se informó mediante una reunión con los responsables de la menor, en este caso se acercaron a conversar con la docente ambos progenitores. Al comenzar la charla la mamá expuso que: “ya me lo habían notificado en el jardín y en la casa también lo observo”. Frente a dicha situación había realizado una consulta con el pediatra quien le informó que era normal que el niño/a explore su cuerpo e incluso sienta placer. Concluyendo la reunión la docente le comunicó a los padres como se procedió con la alumna, que no recibió un reto, para que no asocie su zona genital como algo “malo o feo”. De esta manera estaríamos asociando la sexualidad con lo negativo, por el contrario, se le explicó que si bien no está haciendo algo malo corresponde a la intimidad y no debe hacerlo delante de otros, incluso si
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