El Amor Romántico.

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Un punto importante de discusión respecto al amor, es si este puede sentirse por una persona pero además por un objeto. Por ejemplo, existen personas que dicen amar algunos objetos que le pertenecen, diciendo “Amo a mi celular” o “Estoy enamorado de mis libros”. ¿Es posible que esto realmente sea así? A mi parecer, esto no es así, estas personas creen sentir amor por los objetos pero solo les gustan o les complace tenerlos. El amor romántico solo podemos sentirlo hacia una o varias personas, pero no por objetos que son o no de nuestra pertenencia. Hume en su texto “El tratado de la Naturaleza” concuerda con esto, diciéndonos: “La causa del amor y el odio debe ser referida a una persona o a un ser pensante, para producir estas pasiones, es no solo probable, sino demasiado evidente, para ser contestada.”, es decir, los objetos pueden influir en lo que sintamos respecto a la persona, pero no sentimos la emoción sobre ese objeto directamente. Por ejemplo, si hay una persona que admiras y además, su libro favorito es también tu libro favorito, puede influir en esta admiración que sientes de forma positiva por la persona, haciendo surgir el amor por ella, pero no por el libro.

Entonces, si el amor debe ser dirigido siempre a una persona, y además, puede ser bueno o malo para el individuo que lo sienta, ¿Qué rol ocupa la razón en esta emoción? La razón cumple una función muy importante en las emociones y sobretodo en esta, ya que al existir la posibilidad de que no solo sea algo positivo para nosotros, debemos ser consientes cuando se presenta de manera negativa. Es en este punto donde vemos si somos capaces de decidir respecto a este sentimiento, es decir, podemos evaluar la capacidad del individuo de luchar contra este y decir: “Esto me hace mal, no puede seguir sintiendo esto”. Nuevamente Hume es quien relaciona la razón y la emoción de esta forma: “La razón es, y sólo debe ser, esclava de las pasiones”.

Ahora, ¿Qué ocurre cuando la emoción vence a la razón? El amor romántico es el ejemplo típico de la contradicción de las personas respecto a lo que piensan versus lo que realmente hacen. En este caso, suele ocurrir que no sabemos si escuchar a mente o al corazón. La mayoría de las veces las personas frente a este sentimiento actuamos de forma impulsiva,