El Poder Judicial en México

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Dentro de los actos administrativos que pueden ser realizados por la Suprema Corte encontramos el nombramiento de los magistrados de Circuito y los jueces de Distrito, numerarios o supernumerarios, siendo la función de estos últimos fungir como visitadores para revisar el comportamiento de los magistrados y jueces.[6]

Finalmente, los Ministros de la Suprema Corte son nombrados por el presidente y el Senado es el encargado de ratificarlos o no. A los Ministros no se les puede reducir el sueldo, esto con el objetivo de que una reducción salarial no represente un mecanismo de coerción, y además gozan de inamovilidad, lo que significa que no pueden ser removidos de su puesto, esto con el fin de asegurar su continuidad y que los Ministros no sean sujetos de vaivenes políticos.

III.- Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito

Estos Tribunales se componen de Magistrados que son nombrados por la Suprema Corte y que gozan de inamovilidad después de alcanzar 4 años en su puesto y ser ratificados en el mismo. Dentro de estos Tribunales se encuentran 2 “tipos” de Tribunal: Los Tribunales Unitarios de Circuito, que funcionan como 2ª instancia de los juicios que llegaron en primer lugar a los jueces de Distrito; los Tribunales Colegiados de Circuito se centran en los procesos de amparo.[7]

Los Juzgados de Distrito son la primera instancia en la que recae el resolver las contenciones de carácter civil o penal federal y además las que recaen sobre tratados internacionales firmados por la Federación. De igual forma a estos Juzgados les corresponde atender en 1ra instancia las contenciones entre instituciones federales, como los organismos descentralizados o empresas paraestatales y entre particulares. Las sentencias dictadas por un juez de Distrito pueden ser apeladas inmediatamente.[8]

Los jueces de Distrito también son asignados por la Suprema Corte y por lo tanto esta puede cambiarlos de adscripción, así mismo los jueces de Distrito gozan de inamovilidad después de cumplir 4 años en su cargo y ser ratificados en el mismo.

IV. Principio de inamovilidad.

La inamovilidad de los jueces y los ministros es una herramienta para garantizar la independencia de estos para con los organismos estatales o cualquier otra autoridad, esto con el objetivo de garantizar que sus decisiones no se vean influenciadas por movimientos políticos, posibles despidos o cualquier otro tipo de presión.[9] A pesar de que el principio de inamovilidad puede levantar ciertas opiniones contrarias en el sentido de que es imposible despedir a un ministro por el simple hecho de ser malo en su trabajo, es una herramienta que fue ideada, como muchas otras leyes, para garantizar la imparcialidad en la justicia en situaciones que la podrían poner en riesgo.

Bibliografía:

Burgoa Orihuela, Ignacio. (1984). El Poder Judicial. En Derecho Constitucional Mexicano. México: Porrúa. pp.803-862.

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