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La libertad de expresión y su relación con la dialéctica

Sin embargo, aquí cabe preguntarse ¿qué sucede cuando el conflicto se suscita frente a una persona que no ostenta un cargo público ni tiene intenciones de hacerlo, pero por diversas circunstancias es una persona pública? ¿estará también sujeta a un umbral de protección distinto que al de cualquier particular?

Creo que no existe una sola respuesta las preguntas planteadas, pues la respuesta depende del análisis de cada caso en particular, no obstante si tuviera que decidir cuál debe ser la respuesta “moda” en los casos, estimo necesario aceptar que incluso un particular que por azares del destino se vuelve famoso debe tolerar un umbral de crítica social más amplio pues de lo contrario implicaría una limitación a la libertad de expresión y con ello una restricción al ejercicio dialéctico.

En efecto, en una democracia uno de los aspectos que debe tomarse en cuenta para valorar un caso es la posibilidad de réplica y de confrontar las expresiones vertidas sobre alguien a fin de contrastar todas las posiciones desarrollar una síntesis, estimo de suma importancia antes de limitar o prohibir un discurso que por cualquier circunstancia se volvió público, se viertan todas las posiciones para que al final sea la sociedad la que delibere y esté en capacidad de decidir cuál de las posiciones vertidas es la que más le convence. Ello, creo, es una pieza fundamental en el desarrollo social y más que prohibir un discurso por su posible animadversión que pudiera existir, el Estado debe en un primer momento garantizar que existen las vías para que la parte presuntamente afectada brinde su versión de los hechos o una contrarréplica, en otras palabras se debe fomentar la posibilidad de diálogo y debate en temas que son, por su naturaleza públicos, o se volvieron públicos por cuestiones circunstanciales, a fin de lograr crear en la sociedad un criterio amplio y sea la confrontación de tesis con antítesis lo que permita generar la mejor síntesis social.

Reflexiones personales y ejemplo

Un ejemplo que viene a colación es el caso del locutor de Radio UNAM Marcelino Perelló quien en su programa de radio realizó, presuntamente, comentarios misóginos, al respecto días después de haberse hechos famosos los comentarios fue cesado de su cargo como locutor en la radio y en el periódico Excelsior donde fungía como escritor. A lo cual, quiero ser claro, no estoy de acuerdo que lo hayan cesado, pese a que personalmente repruebo su manera de pensar, creo que le debieron haber dado la posibilidad de aclarar su postura y mejor aún de llevar o invitar a alguien quien, al igual que yo, repruebe su tesis y lo hubiese confrontado, darle paso a la dialéctica si con argumentos es derrotado y pese a ello continuara con comentarios “misóginos” probablemente el castigo debió darse de manera social habiendo dejado sin oferta de radioescuchas y no de manera institucional cesándolo de sus funciones, pues creo que ello pone en riesgo el derecho a la libertad de expresión.

Lo anterior, toda vez que se manda el mensaje de que la institución tiene la facultad de calificar el contenido enviado y cerrar las vías de comunicación si estima que dichos mensajes son erróneos o contrarios a las convicciones de la institución, ello sin posibilidad de brindar al remitente una confrontación o aclaración de lo que se dice, lo que finalmente ocasiona la imposibilidad de diálogo y debate.

En conclusión, quizás el ejemplo que elegí no es el mejor para externar mi punto, no obstante el mensaje que intento transmitir es que en el ejercicio del derecho a la libertad de expresión es de suma importancia que las instituciones, tanto gubernamentales como educativas se ocupen de brindar los canales para la confrontación de opiniones e ideas y no solo porque un grupo de la sociedad se exprese indignado, dicho mensaje sea censurado junto con su remitente, ya que creo que ello en lugar de propiciar un ambiente de salvaguarda de derechos humanos, genera una situación en la que el debate de ideas se limita.

Personalmente, he sido testigo de como la posibilidad de ejercer el derecho a la libertad de expresión genera un progreso, por lo cual casi cualquier forma de limitarlo me parece sospechosa.

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