Habilidades Directivas. Unidad Didáctica Nº 4.

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Tomamos el ejemplo del personaje cinematográfico pero pensemos en nosotros mismos y en cómo podemos aumentar y mantener nuestro poder. Ahora veremos qué poderes tiene Máximo y cuáles son los que tenemos nosotros de cara a ejercer un liderazgo eficaz.

B) Tipos de poder.

Suele ser un tópico equivocado el hecho de pensar que el poder es único. Nada más lejos de la verdad. El poder es como un diamante que tiene muchos lados ocultos pero que están ahí y también contribuyen a dar luminosidad. Vamos a describir los diferentes tipos de poder y al tiempo haremos mención al ejemplo citado de la película.

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- Jerárquico.

Es el poder habitual en las organizaciones muy estructuradas como suele ser el caso del ejército o de ciertas empresas antiguas. Uno puede mandar a sus colaboradores una determinada tarea con el argumento principal de que estos ocupan una posición inferior en el organigrama de la empresa. Sin embargo, es un poder que no se deja de utilizar hoy en día y en determinadas ocasiones es necesario recurrir a él cuando un colaborador no atiende a razones. En la película citada Máximo ejerce un cierto poder jerárquico pues para muchos de sus compañeros él sigue siendo General de los ejércitos. Nosotros siempre tenemos que tener en cuenta qué posición tenemos respecto a un determinado colaborador o superior antes de hacer consideración alguna. El mantenimiento de este poder depende en buena parte de nosotros y del acierto de nuestras acciones. En otra buena parte depende de lo que decidan nuestros superiores.

- De experto.

En numerosas ocasiones una persona ejerce un tipo de liderazgo muy sólido y es admirado por todos debido a que es un auténtico experto en una determinada materia. Debido a esa experiencia le hacemos caso y aprendemos de ese líder. Máximo ha obtenido su experiencia en numerosas batallas y por ello tiene un poder y recibe crédito por parte del resto de los gladiadores. Para nosotros, hoy día en cualquier puesto directivo se solicita a gente con experiencia en cargos similares. Basta echar un vistazo a las ofertas de trabajo de cualquier periódico. Es imposible ver que para un puesto directivo no soliciten un mínimo de experiencia. Cualquier líder es mejor recibido si demuestra experiencia y recurre a ella en ciertas situaciones que se supone sabe manejar. ¿Confiaríamos en un directivo cuya experiencia laboral se reduce a pegar sellos en sobres? ¿Llevaríamos como guía de montaña o escalada a una persona que ha leído muchos libros sobre el tema, pero que jamás ha salido al campo? Con todo sentido común, no. Este poder se puede mantener y acrecentar en la medida en que perduremos en nuestro cargo, en nuestro esfuerzo y sigamos sumando experiencias.

- De recompensa.

Un trabajo bien hecho o un esfuerzo excepcional se debe siempre recompensar. Para recompensar no es imprescindible entregar dinero. A veces basta con felicitar a la persona de una manera verbal. Sería una recompensa emocional. Lógicamente no vamos a felicitar todas las labores de cada colaborador. Somos conscientes de que la palmadita en la espalda, como se suele decir, se queda corta. Pero sobre todo en tareas que supongan un esfuerzo excepcional o cuya consecución suponga un logro sobresaliente para la organización, podemos ejercer ese poder de recompensa. En la película que comentamos vemos cómo cuándo los compañeros de Máximo obedecen sus órdenes y las cosas resultan bien, él les felicita con un entusiasmado “Muy bien.” Conservamos ese poder en la medida en que hacemos uso adecuado de él. Esto es, lo recibe el que de verdad lo merece y en el momento adecuado.

- Coercitivo.

Todos hemos sido castigados alguna vez durante nuestra infancia. Nuestros padres profesores y similares han recurrido al castigo con el fin de enmendar nuestra conducta. De la misma manera, son muchos los directivos que utilizan medidas de castigo, pequeñas penalizaciones en determinados casos. Para corregir la puntualidad de determinados participantes en reuniones de equipo algunos coordinadores ponen una multa de quinientas pesetas a todo aquel que llega tarde. Otros directivos son más duros e incluso avisan que si vuelven a llegar tarde no se les dejará entrar. En ocasiones, aunque nos pese debemos hacer uso, que no abuso, de este tipo de poder. La conservación de este poder puede darse si, de la misma manera que con el poder de recompensa, conseguimos administrarlo de una manera equitativa.

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- De información.

Como líderes, tenemos que albergar un mínimo de conocimientos técnicos en la materia. A veces, esto resulta difícil, casi imposible. Sin embargo, no conviene perder el tren de la información. Tenemos que saber resolver las dudas de nuestros colaboradores. En la película a la que hacemos constante referencia se observa qué Máximo sabe qué se debe hace a cada momento y tiene claros los objetivos. Sabe cuándo sus compañeros han de forma en círculo y cuándo en rombo. El hecho de tener conocimientos determinados también nos confiere una determinada capacidad de liderazgo. Si reservamos un espacio de tiempo semanal, mensual o incluso diario para formarnos, para seguir aprendiendo. Para conservar nuestro liderazgo debemos leer, asistir a cursos (como por ejemplo este) en lo referente a cuestiones directivas mantendremos y aumentaremos nuestro poder. Más aún si seguimos instruyéndonos en cuestiones técnicas en las que muchas veces nuestros colaboradores van a demandar nuestra ayuda.

- De relación.

En ocasiones, en contraposición al poder de información, se dice que valen más los conocidos que los conocimientos. Así, dependiendo de con qué personas nos relacionemos tendremos más o menos capacidad de liderazgo. Así si solo nosotros, como directores del equipo, nos reunimos con el director de la empresa o la organización. Ello nos confiere un cierto poder que nos sitúa por encima de nuestros colaboradores. Si seguimos relacionándonos con determinadas personas