Habitando la escuela contemporanea

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Siguiendo con el análisis, vemos que este cambio epocal al cual nos referimos antes, no solo trastoca las demandas que se le plantean a la escuela, sino que también trastoca los roles y funciones de los actores que se mueven dentro de la misma, pero en especial me nos centraremos en aquellos que se vinculan en el aula: Docente- Alumno. La figura del docente instituido como autoridad mediante entre el conocimiento y el alumno ya no es factible en las aulas postmodernas. Los alumnos ya no pueden ser considerados como sujetos pasivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Estos vienen con cargas subjetivas marcadas por diferentes mediaciones que no pueden ser ignoradas. El docente no tiene nada prescripto de antemano, y debe hacer visible todas las potencialidades, recursos y aptitudes que se encuentran presentes en el aula. Este es un desafío para el docente, el armar un clima de trabajo que involucre de forma activa a sus alumnos, a indagar, investigar, construir juntos. De esta manera estará desafiando también a sus alumnos, a ser autor, creador, investigador, etc. Pensando en la situación del alumno de la situación contada anteriormente, es necesario, en esta búsqueda de una escuela y un aula superadores a los paradigmas que ya quedaron obsoletos, visibilizar a nuestros alumnos de forma integral e incluirlos en su subjetividad, pensando soluciones entre todos, buscando la colaboración y solidaridad, comprometerlos en el desarrollo de vínculos estables. Para finalizar me gustaría destacar que la escuela actual, tiene la posibilidad de utilizar la libertad de enseñar con herramientas que son conocidas por el alumno porque son parte de su cotidianeidad. Vivimos en el mundo de la información, de la imagen y de la rapidez. Pienso que como docentes podemos arriesgarnos, animarnos a utilizar esos recursos para acercárselos y desafiar al alumno como destacábamos anteriormente. No es fácil, pero tampoco es una utopía. El optimismo debe ser inherente al docente.

Milton Winkler