Herramientas para la Reflexión sobre la Práctica

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8. Al final cada integrante del Consejo Técnico Escolar exprese de manera sencilla un aspecto que debe estar presente para que la escuela cumpla una de sus tareas prioritarias: formar lectores.

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Anexo

LEER MEJOR

“Leer de a de veras es una tarea

que ocupa toda la vida; siempre

es posible ser un mejor lector”

Felipe Garrido

La lectura es uno de los aprendizajes más importantes que proporciona la escuela, es la entrada a la cultura escrita y a todo lo que conlleva, es el instrumento de aprendizaje más poderoso; leyendo podemos aprender cualquiera de las disciplinas; pero además la lectura favorece el desarrollo de capacidades cognitivas superiores. El lector eficiente desarrolla su pensamiento; en muchas circunstancias el fracaso o el éxito escolar tienen una relación directa con las capacidades lectoras.

Pero a pesar de la importancia de la lectura y de los esfuerzos realizados en los últimos años, persisten problemas de comprensión lectora en los alumnos. Los resultados que presentan las pruebas nacionales e internacionales en este ámbito (PISA y PLANEA) son preocupantes.

Todos los días en las escuelas de educación primaria y secundaria del Estado de México, los alumnos tienen en sus manos cuando menos un libro de texto, pero desgraciadamente eso no garantiza que sean lectores; muchos de ellos, aunque pasen al menos nueve o más años en la escuela, no se convierten en verdaderos lectores.

¿Qué es lo que se espera que la escuela logre en los alumnos?

La aspiración es que la escuela forme a los alumnos como lectores competentes, es decir, individuos que se sirvan de la lectura, que tengan la afición de leer diarios, revistas, libros, etc. que lean por voluntad propia, porque saben que leyendo pueden encontrar respuesta a sus necesidades de formación, también por gusto, por el placer de leer; personas que hayan descubierto que la lectura es una parte importante de su vida.

Estrategias de Lectura

Los buenos lectores no leen siempre de la misma forma sino que se adaptan a cada situación y utilizan varias estrategias de lectura.[1] Estas estrategias son herramientas que tenemos a nuestro alcance para comprender y que utilizamos selectivamente. El lector eficiente controla su proceso de lectura y sabe elegir las estrategias adecuadas al texto y a la situación; da un primer vistazo a lo que lee, establece anticipaciones del contenido de la lectura, lee entre líneas, elabora inferencias etc.

Por el contrario, los lectores aprendices tienen un repertorio escaso o nulo de estrategias de comprensión. Leen palabra por palabra, tienen poca habilidad para elaborar anticipaciones o inferencias y centran su atención en la descodificación de cada letra y en su valor fonético, no saben elegir herramientas diferentes para las diversas lecturas, empiezan a leer por la primera línea, despacio y oralizando cada palabra.

A la escuela le corresponde favorecer la interacción de los niños y jóvenes con múltiples materiales escritos, utilizar diversas modalidades de lectura y proponer actividades que promuevan el desarrollo de estrategias de comprensión lectora. No es suficiente que los niños tengan en sus manos un libro todos los días, hay que acercarles las herramientas necesarias para que lean de manera comprensiva y encuentren sentido al acto de leer.

Como puede advertirse, la lectura no es una capacidad homogénea y única, sino un conjunto de destrezas que utilizamos de una manera o de otra según la situación; una de estas destrezas que desarrolla un lector eficiente es la fluidez en la lectura; a la par del trabajo para el desarrollo de las estrategias lectoras, es necesario favorecer la fluidez. Quien lee de manera fluida tiene más posibilidades de comprender lo que lee. Puede decirse que la fluidez es una de las condiciones que favorece la comprensión.

“Para lograr una buena lectura hace falta seguir, sentir y comprender el texto no por palabra sueltas, sino combinando las frases, los párrafos, las secciones o capítulos en unidades de significado cada vez más amplias, hasta llegar a la comprensión de una obra en su totalidad. Un lector ya formado realiza esta operación de manera inconsciente, pero los lectores que comienzan y los que todavía no son suficientemente expertos necesitan ayuda para acostumbrarse a reconocer con mayor rapidez y profundidad las unidades de significado.”[2]

Evidentemente para los alumnos que se inician en el dominio del código escrito, leer con fluidez es un reto que solo pueden enfrentar leyendo y con apoyo del maestro. Así pues, una tarea del maestro es ayudarle a adquirir habilidades necesarias para conseguir una lectura correcta.

Puede haber alumnos que tienen una lectura muy lenta pero expresiva, comprenden bien y no rechazan leer. A ellos habrá que darles medios para que mejoren su rapidez. Hay niños que leen con excesiva rapidez y no captan el contenido, para evitarlo, hay que tener en cuenta que desde el primer momento que enseñamos a leer, la lectura debe tener significado para quien lee.

En este sentido, la escuela ha de proponer actividades que aseguren que el lector va construyendo una idea del contenido de lo que lee y que puede obtener lo que le interesa en función de sus objetivos; ello implica un proceso interno que muchas veces es inconsciente, pero que la escuela debe enseñar a hacer si quiere formar buenos lectores[3].

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