Integración educativa: un cambio en la concepción de la discapacidad y de la escuela..

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Existen niños y niñas que por presentar algún déficit de aprendizaje son excluidos del sistema educativo regular, esta exclusión alcanza también a los alumnos que, aun sin presentar deficiencia alguna, mostraron dificultades para aprender.

Es importante diferenciar entre lo que es déficit y lo que es discapacidad. El déficit afecta enormemente el desarrollo y el aprendizaje de los niños.

Entendemos por déficit la limitación existente en una función de las que están implicadas en el desarrollo de las personas. Pero todo déficit da lugar a una discapacidad, a una disfunción en la capacidad de adaptación del individuo al medio que lo rodea.

El principal papel de los educadores se reduce en buena medida a acoger el déficit, ayudando al alumno y a su entorno más inmediato (la familia) a aceptarlo, es por ello que los docentes y al escuela juegan un papel importante a la hora de tratar de reducir la discapacidad.

El concepto necesidades educativas especiales supuso un importante cambio en la concepción de la educación especial y, sobre todo, de los alumnos que necesitaban de estas atenciones especiales, a pesar de las resistencias a abandonar los anteriores conceptos, más centrados en una atribución individual del déficit y sus efectos. Centrarnos en las necesidades educativas del alumno, y no en su déficit, nos permite ser coherentes con esta perspectiva.

Cuando analizamos la situación de un alumno determinado en función de sus necesidades educativas, se hace pensando en las herramientas educativas que se considera más útil para favorecer su aprendizaje.

En la concepción actual de la integración educativa, el curriculum tiene un papel esencial. Existen ciertos requisitos básicos para captar lo que es el curriculum de un determinado centro educativo: la existencia de integraciones educativas, la conciencia de que las actividades desarrolladas en la escuela tiene una intención determinada, hay que considerar que todo curriculum surge de la relación entre la propia realidad de la escuela y las disposiciones oficiales que fijan sus elementos prescriptivos a través de los planes y programas.

El verdadero motor del aprendizaje lo constituyen a veces las redes de relación que vinculan entre sí a los componentes de cualquier grupo de aprendizaje. Un buen curriculum facilitara estas relaciones en la medida que permita la aparición de intereses comunes y el deseo de aprender.

El proceso de integración de alumnos con necesidades educativas especiales, toma muy en cuenta dos consideraciones:

El primer paso es conseguir que el alumno se integre efectivamente en el grupo. Que encuentre las formas de relacionarse. A partir de ahí sí será posible y efectivo pensar en las adaptaciones del curriculum que faciliten realmente el proceso de aprendizaje del alumno.

La integración educativa no se limita, pues, a ser un añadido al sistema educativo tradicional, sino que modifica de raíz los postulados y las prácticas educativas de la escuela regular, en la atención a la diversidad.

Finalmente cabe destacar la necesidad de que la escuela abandone los tradicionales postulados selectivos para ubicarse, en el umbral del siglo XXI, en una perspectiva de escuela como servicio. Servicio para responder a las necesidades especiales de los alumnos adaptando aquellos componentes curriculares que podrían dificultar su progreso y adoptando, en consecuencia, los criterios y las formas de evaluación.