Introduccion y conclucion de cine 3d

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daña tus neuronas y son las únicas células que no se pueden regenerar.

El cerebro está conformado por 2 hemisferios (izquierdo y derecho) los cuales controlan las partes del cuerpo: El izquierdo controla el lado derecho y pasa lo mismo con el hemisferio derecho que controla el lado izquierdo. Haciendo que cada hemisferio controle su lado contrario del cuerpo. El hemisferio izquierdo se relaciona con la lógica y el hemisferio derecho se relaciona con la orientación y la memoria. El cerebro tiene 4 lóbulos principales el lóbulo frontal: este lóbulo es el responsable de los movimientos voluntarios y la planificación, el lóbulo parietal: está relacionado con la boca y la cara cercana a las sienes y las piernas y los pies. El lóbulo temporal: está ligado al oído y el lóbulo occipital: está ligado a la visión.

La conciencia es algo que poseemos desde pequeños y que se va desarrollando con el tiempo y con varias prácticas como la meditación y la hipnosis (en ciertos casos). La conciencia ha existido desde los primeros seres pensantes y ha evolucionado en 6 etapas de las cuales las 2 primeras tienen un sentido temporal y las restantes coexisten con la segunda etapa ya que solo se alcanzan elevando la inteligencia y equilibrando las emociones con la misma. Al avanzar el tiempo la conciencia tomo 7 estados de los cuales solo 3 los tenemos por defecto y los restantes mediante la meditación o la hipnosis.

Puede parecer increíble el hecho de que en la antigüedad una malformación o un trastorno mental fueran consideradas maldiciones o asuntos del demonio y la brujería, pero es verdad y las ideologías antiguas no siempre eran de lo más coherentes o humanas siquiera, a cualquier persona que presentara una anormalidad de este tipo se les rechazaba, torturaba, encarcelaba o asesinaba por ser consideradas “impuras”.

Se dice que en hoy en día habría personas con los ojos rojos o violetas de no ser porque eran cazadas y asesinadas por ser consideradas nuevamente productos de actos demoniacos.

Otra ideología antigua es el caso de la conciencia y la personalidad, como sabrán lo que distingue a un humano de un animal o de cualquier otra especie es su capacidad de razonar, sentir y pensar cosa que muchos no tenían o eran forzados a no tener hasta hace algunos siglos.

Quienes tenían derecho a desarrollar una conciencia propia eran los pertenecientes a las clases altas o los altos cargos pues solo ellos eran tratados como humanos y se les daba el derecho a pensar, mientras que los esclavos, los de piel de color, y los nativos de los pueblos conquistados eran tratados como todo excepto como humanos por lo tanto su capacidad y derecho a pensar, ser y sentir eran nulas.

La influencia de lo hereditario y lo ambiental a través del tiempo y del espacio, van dando origen y determinando la personalidad. El individuo no nace con una personalidad determinada, sino con cierta dotación que condicionará, en parte, el desarrollo posterior. La personalidad se conquista, se hace, se construye.

Las condiciones heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona. Conocer las propias emociones es algo fundamental. Reconocer cuál es la emoción que estamos sintiendo, en el momento en que la sentimos es tremendamente útil, ya que nos permite un mayor conocimiento de nosotros mismo y también nos permite saber canalizar y expresar esas emociones hacia los demás de manera adecuada.

Todas las emociones son buenas, mirándolas desde el papel adaptativo que juegan, sin embargo hoy se sabe que hay algunas que si se salen de los límites normales y se vuelven crónicas, ya no son tan buenas.

En la comunidad científica ya se acepta que las emociones tienen cierta influencia en la salud: se reconoce un vínculo físico entre el sistema nervioso y el inmunológico, que hace que estos sistemas, sobre todo el inmunológico dependa del nervioso para su correcto funcionamiento. Así, las emociones negativas y el estrés afectan al sistema inmunológico, haciéndolo más vulnerable; y las emociones positivas, el buen humor, el optimismo y la esperanza, junto al apoyo de otros, ayudan a soportar una enfermedad y facilitar su recuperación.