Juramento Monte Sacro

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Su variada educación, donde en esa búsqueda de respuestas encuentra un maestro, que a la larga moldeó su personalidad, tal como el artesano moldea el barro, Simón Rodríguez, otro joven con angustias, excluido por los mantuanos de la época, por haber nacido fuera de un matrimonio, un maestro con preguntas pero cuya autoformación, pues era un autodidacta, encontró respuestas dentro del análisis del conocimiento político social de la época, una personalidad que compartió lo aprendido y que de seguro, el niño Bolívar sintió cierta comodidad al recibir las orientaciones que le ayudaban a definir el porqué, el cuándo y el donde, a esas cuestiones que todos los días se hacía, pues Bolívar es de todos los días, no hay descanso para esa formación.

El duro golpe de la muerte de sus padres, como a cualquier niño seguro que le pegó, el cambio de vida con sus tíos y su relación violenta con estos, pues él desde temprano quería vivir con su hermana, cuentan las crónicas que fue noticia con un escándalo, las autoridades lo conminaron a desistir de sus propósitos y volvió a regañadientes al techo del tío; en ese vaivén, se ilusiona de viajar a España, lo consigue y el viaje todo un curso, México, Cuba y llegada a la Península, no es difícil descartar, otra vez las preguntas del joven, ¿Por qué’ se repite todo?, Vygotsky plantea en su trabajo que el hombre y por supuesto añadimos la mujer es un ser Biopsicosocial, por lo tanto no se puede descartar sus particularidades biológicas y menos las psíquicas, del procesos de su desarrollo.

En el proceso de formación el joven Bolívar asimila y adapta, lo dice Vygotsky y para entonces lo sabía Rodríguez, su primer contacto, sembró en él la iniciativa de preguntarse parte de la siembra, ya recogería la cosecha y que cosecha; su llegada a España lo encontró con una realidad nueva, entre la suntuosa de los ricos y la pobreza del pueblo, imaginamos que la conformación de la conciencia de Bolívar se cimienta cada vez más, dos acontecimientos a mi entender marcan su carácter, el encuentro con el Marqués de Ustáriz,

En contacto con Ustáriz, todo iba a cambiar. En efecto, su vida madrileña ya fue otra: más seria y mejor encarrilada; la vida de un estudiante y de un joven gentleman. El Marqués lo puso en manos de severos profesores y no exclusiva o principalmente de maestros de Danza, de esgrima y de equitación. Continúo los estudios, ya comenzados de Matemáticas, de idiomas vivos, y a estos se agregaron otras disciplinas: la Filosofía, la Literatura, la Historia. El habla de haber empezado a conocer, desde entonces los clásicos de la antigüedad: filósofos, historiadores, oradores y poetas; y los clásicos modernos (p-94)

Ustáriz uno de sus mentores, quien la abrió el conocimiento como dice Blanco Fombona a idiomas, textos de la ilustración y la práctica de la esgrima, mover la espada, habilidad que blandió contra sus enemigos; y el otro acontecimiento en su vida, su enamoramiento con María Teresa Rodríguez del Toro, con quien contrajo matrimonio, los biógrafos de Bolívar, lo muestran en esa etapa como todo un apasionado por su joven esposa; una vez realizado el matrimonio Bolívar regresa con María Teresa a América.

Cabe la pregunta, que motivó a Simón, regresar y no establecerse como se acostumbra, en Madrid o en cualquier región española, especulemos, las características de los peninsulares son perfectamente previsibles, si hoy en día su estamento dirigente es arrogante y exclusionista con todo lo que no sea peninsular puro, actitud colonialista ante los y las nacidos en otro territorio que no corresponda a España, imaginamos que el desprecio que Bolívar sintió por la clase política de la época, por su origen americano, lo llevaron primero a desconfiar de éstos y de inmediato a regresar, pues no podía soportar las burlas de los poderosos de entonces, reconoce Blanco Fombona que esa experiencia fue vital para aprender y asimilar. Desde ese momento comienza a cambiar su visión, lo aprendido con el Marqués, más el desprecio de la sociedad feudal dirigente.

El 22 de enero de 1803, muere su esposa, a los diez meses de matrimonio, quedó viudo y truncado su primer plan de vida, Blanco Fombona expone que la pena por la muerte de su amada, lleva a Bolívar en pensar suicidarse y hace su otro juramento previo, no volver a casarse, juramento que cumplió, regresa a España, entrega a la familia de su esposa las pertenencias de esta e inicia un periplo por Europa, en principio de pena, por su condición de viudo, comienza una vida dispensada, tiene aventuras con la esposa de un oficial francés, aventuras de cualquier hombre que quiere olvidar su dolor, de París pasa a Viena y ahí encuentra a su maestro, comienza la nueva siembra del agricultor de hombres Simón Rodríguez.

Vuelve a Madrid, pero un edicto de la corona “los forasteros, los no domiciliados deben salir de la ciudad. No hay abundancia de trigo ¿Por qué alimentar a los extraños”?(p-114), Blanco Fombona dice que es el segundo distanciamiento de Bolívar con España, en ese momento sale de Madrid, rumbo a París, junto a Fernando del Toro, oficial de la Guardia Real, en París pierde su dinero atraído por las hermosas parisinas, en diversos salones de la capital de la luz.

El Libertador se reencuentra por tercera vez con el maestro, este no impide que Bolívar continúe su desahogo amoroso, más bien lo ayuda, está cerca de él, pero al mismo tiempo lo hace reflexionar a viva voz, lo incita a buscar una explicación lógica, Rodríguez, solo escucha, lo provoca para que siga ese periplo que nombra Vygotsky, pero que evidentemente el maestro de américa conocía a su manera, pues su obra escrita así lo refleja, el maestro permite al joven Bolívar a pensar, a dudar, a cuestionar, hacerse hombre, a superar como se debe la etapa de adolescente, conocimiento de la realidad, aprehensión de la misma, análisis y conclusiones, el alfarero pone en tensión sus conocimientos para darle vida al barro noble presente en el alma del Joven Bolívar.

Bolívar conoce a Europa, sus aventuras de salón en salón, las pasiones por las damas que conoce y por supuesto las discusiones políticas no faltan, todo un aprendizaje anda en marcha; en la primavera de 1805, recorre Italia con su maestro, el recorrido es a pie, caminando entre charlas y con los ejemplos y explicaciones del maestro en su hablar, llega al Monte Sacro, y suelta después de conversar con su maestro, de recorrer juntos al Sur de Francia hasta Italia, las palabras que son malditas para la corona pero benditas para los pueblos de América Latina y el Caribe, quien previamente había amado y odiado, al mundo que lo despreció, su contacto y relación con la dura realidad de