LA PRÁCTICA DOCENTE: ¿REESTRUCTURAR O ENCULTURIZAR?

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Se ha asistido a varios procesos de reforma que ofrecen varios caminos. En la primera ola están los centralistas que visualizan las respuestas de arriba hacia abajo a través de la evaluación de los resultados y el control de los centros. En la segunda ola se encuentran los autonomistas que encuentran la solución en la descentralización y en una mayor capacidad de los profesores. En un cruce de caminos, o tercera ola, se situarían los que plantean una nueva cultura, haciendo hincapié en las interacciones sociales y las relaciones profesionales para poder construir un cambio desde su propia actuación.

Resignificando las prácticas

¿Cuál parecería ser el camino a recorrer en orden de otorgarle nuevos significados a las viejas prácticas? Morin plantea que estamos ante un punto muerto ya que " no se puede reformar la institución sin haber reformado previamente las mentes, pero no se pueden reformar las mentes si no se reformaron previamente las instituciones"

Si partimos del supuesto que no existe una práctica que no dé cuenta de un marco teórico, ni teoría que no se traduzca en una práctica, se torna necesario poner en cuestión los marcos conceptuales inmediatos que sustentan las prácticas pedagógicas y a la vez construir esquemas alternativos de comportamiento práctico. ¿Cómo lograrlo? De una forma marginal y periférica, para luego diseminarse. Políticas homogenizadoras y centralistas han demostrado sus grandes debilidades.

La práctica docente para resignificarse, debería poder alterar la ecología social de las instituciones de formación para poder tender puentes con las propias instituciones de práctica.

Marylin Cochran-Smith (1999), establece tres relaciones opuestas entre Universidad y escuela que caracterizan a muchos programas de formación, que ofrecen a los futuros docentes distintas oportunidades de aprender a enseñar.

La primer relación entre Universidad y escuela, la de la consonancia, hace referencia al acuerdo basado en la aplicación común de la investigación educativa eficaz.

Una segunda relación es lo que la autora llama la disonancia crítica que alude a una incongruencia basada en una crítica radical de la enseñanza.

El tercer acercamiento a la reinvención de las prácticas, según Cochran-Smith, es la conexión entre los estudiantes que aprenden de la enseñanza en sus experiencias en la escuela con lo que aprenden en sus experiencias universitarias, a través de comunidades de aprendizaje mutuamente construidas.

Creemos que para resignificar la práctica, nuestra formación docente debería apuntar a la conformación de comunidades de aprendizaje de estudiantes/formadores para trabajar y cuestionar lo que se da por sentado en la educación y que incluyan los siguientes aspectos:

1) Imaginar modos de unir teoría-práctica traducidos en procesos de investigación autocríticos y sistemáticos sobre la enseñanza, el aprendizaje y la escolarización.

2) Promover una cultura de colaboración, donde todos los actores estén continuamente aprendiendo a enseñar y a la vez investigar sobre su propia enseñanza

3) Compartir el poder y construir un conocimiento de forma fluida y social

4) Explicitar marcos conceptuales generando espacios y concepciones comunes

5) Trabajar colaborativamente entre las instituciones de formación docente y los establecimientos de práctica.