LA SALUD OCUPACIONAL EN LA COMPRENSIÓN DEL COMPORTAMIENTO HUMANO EN EL ÁMBITO ORGANIZACIONAL
Enviado por poland6525 • 6 de Noviembre de 2018 • 4.566 Palabras (19 Páginas) • 504 Visitas
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También es importante, que el trabajador sepa que debe participar en la labor de prevención de accidentes, puesto que de él depende en gran parte el control de los riesgos laborales; y tomar en cuenta, que todos los materiales o máquinas pueden ser inseguros si la persona que los manipula no lo hace en la forma correcta, segura, o no sabe cómo hacerlo. Si el trabajador es quien sufre el dolor de la lesión y sus consecuencias, entonces será él quien deba aplicar las normas de seguridad que le ha instruido su supervisor o el asesor de prevención de riesgos. Si un accidente aunque sea leve se repite, no asegura que el resultado de la repetición sea igual que antes. Lo que fue leve al repetirse puede ser no solo grave, sino que incluso puede llegar a ser fatal. Nadie puede asegurar las consecuencias de un accidente por lo único que resta es tratar de evitar que se repita.
En este mismo orden de ideas, la salud y la enfermedad ocupacional, laboral, de trabajo o profesional la define; la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (2005), en su Artículo 70 donde claramente se conceptualiza relacionando los estados patológicos contraídos o agravados con el medio laboral siendo de origen multifactorial.
En razón a esto, la Organización Mundial de la Salud (1987), indica que en América Latina y el Caribe la notificación de enfermedades ocupacionales apenas alcanza entre el 1 y el 5% de los casos, ya que por lo general, se registran sólo aquellos que causan incapacidad sujeta a indemnización. El costo económico estimado de los hechos especificados es de 10 y 12% del Producto Interno Bruto (PIB) de los países, entendiéndose que los costos humanos son imposibles de medir.
La dimensión y naturaleza compleja de los problemas de la salud de los trabajadores, hacen reconocer que las respuestas efectivas para su control y eliminación requieren responsabilidades compartidas, actividades coordinadas con los diferentes actores en este escenario. Desde los gobiernos con sus instituciones esenciales, el sector laboral y el sector privado; es decir, estado, trabajador y empleador organizados y unidos trabajan en pro de la prevención de los accidentes y las enfermedades de trabajo.
Es importante recalcar, que cada año se publican datos y se realizan estudios donde se pone en manifiesto la persistencia de patologías específicas entre los trabajadores del sector. Además, al ser enfermedades que se van generando en un espacio temporal muy grande, suelen escapar a la relación evidente de causa-efecto que tienen, por ejemplo, los accidentes, y al no ser reconocidas como enfermedades ocupacionales, derivan hacia quienes las padecen todos los gastos de rehabilitación y recuperación de dolencias que son ocasionadas con motivo del desempeño del trabajo. Si a esto se añade que la vigilancia de la salud a través de los reconocimientos médicos no se hace de forma sistemática y específica hacia los riesgos propios de nuestro entorno laboral, se completa un círculo que imposibilita tomar las medidas preventivas adecuadas.
Sobre este aspecto, Marín (2000), manifiesta que “En Venezuela ocurren 2.760 muertes cada año producto de los accidentes de trabajo. Lamentablemente no se manejan aún cifras exactas del número de muertes por enfermedades ocupacionales.” (p. 159).
Barreto (ob, cit.), especifica que entre las enfermedades ocupacionales más comunes se encuentran: las afecciones músculo-esqueléticas, fundamentalmente de columna, las lumbalgias y hernias discales, las cuales se han convertido en el principal problema de salud que aqueja a los trabajadores venezolanos. También la sordera profesional por la exposición al ruido de las máquinas, las dermatosis (específicamente las dermatitis por contacto) y las enfermedades respiratorias como el Asma Ocupacional y la Neumoconiosis, continúan ocupando un lugar preponderante.
Por otra parte, están las afecciones de la esfera mental, como el estrés laboral, la fatiga ocupacional, el Burnout (Síndrome de Agotamiento Profesional) y el Mobbing (acoso psicológico), que a su vez pueden producir trastornos gastrointestinales e hipertensión arterial. Otros males que se convierten en desafíos para la salud, higiene y medicina ocupacional en Venezuela son el cáncer ocupacional, y los efectos del trabajo sobre la reproducción (abortos, malformaciones), todo esto presentado o desarrollado desde un contexto totalmente deshumanizado y desapegado al comportamiento del hombre desde su perspectiva.
Salud-Trabajo-Enfermedad: La Salud Ocupacional desde el lenguaje ontológico del ser.
El hombre de acuerdo a Heidegger (1927), está constituido por el ser y por el ente, el primero constituye la porción ontológica propiamente, es decir, lo intangible, lo que no se ve pero existe y el segundo, la parte óntica o física o lo que llama Platon, casa del alma. Este individuo como tal, tiene necesidades que requieren ser satisfechas para su autorrealización (Maslow, 1954), las cuales a su vez le otorgan características humanas y que lo definen como tal. Uno de esos requerimientos está representado por la necesidad de laboral en un ambiente seguro que le garantice su integridad física y mental.
Ese ambiente seguro al que se hace referencia, está representado por la Salud Ocupacional la cual es definida por la trilogía Salud-Trabajo-Enfermedad. Al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1987), define la salud como un estado completo de bienestar a nivel físico, mental y social; y no solo la ausencia de la enfermedad o dolencia. También señala, que aunque la salud se entiende como una entidad bio-psico-social, no deja de ser una definición claramente utópica puesto que este supuesto estado de plenitud es prácticamente imposible en el ser humano.
Es por ello que propone, que para lograr un acercamiento al concepto de salud se debe destacar tres características esenciales como lo son: 1.- El estado de salud no puede ser algo absoluto, completo o permanente, sino que es esencialmente variable. 2.- No puede establecerse un límite definido y drástico entre salud y enfermedad. Existen diversos niveles sobre los que tampoco pueden establecerse criterios fijos. 3.- El concepto de salud implica la consideración de tres componentes: Subjetivo (creencia y percepción del bienestar), Objetivo (funcionalidad orgánica) y Adaptativo (integración bio-psico-social).
Estas concepciones a la vez pueden agruparse en dos categorías: primeramente las que consideran la salud como un estado ideal del organismo y segundo; como una tendencia valorada universalmente como positiva. Ambas intentan aproximarse a una definición más objetiva y de mayor utilidad
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