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LAS PRÁCTICAS DE CRIANZA EN TZAJALNAM, ZINACANTÁN

Enviado por   •  5 de Enero de 2018  •  3.352 Palabras (14 Páginas)  •  365 Visitas

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“Mis papas (los suegros), estuvieron pendientes de que mi hijo recibiera su primer baño, por lo que repartió una copita de trago a todos los que estaban en la casa, es decir como una forma de celebración. Mientras que mis cuñadas se dedicaron a preparar la comida de pollo que se ofrece para que el niño no se enferme, crezca sano y fuerte” (entrevista a Juana Pérez, Tzajalnam).

Por otro lado, aseguró que el padre tiene que permanecer cerca de la casa hasta los 40 días para cuidar a la madre e hijo recién nacido, porque en dado caso, surgiera algún problema de salud, y este por algún motivo se encontrara en otro lugar, la familia puede culpar al padre por la enfermedad y adjudicarse el título de mal padre. En este sentido, una de las actividades es estar pendiente del primer baño del niño que es parte de la limpieza recomendada por la partera y por los abuelos por lo tanto, dijo:

“Mi marido fue el encargado de preparar el baño de temazcal, poner a calentar el agua y colocar las piedras que se encuentran dentro del baño y cuando estuvo, listo llevo a mi hijo para bañarlo. Además mis hijos estaban pendientes con unas cobijitas para taparlo en la entrada del baño, para que mi hijo no se enfriara, ya que el baño de temazcal es muy caliente y se quedan abiertos los poros”.

“Como mamá me toco estar pendiente que a los 20 días de nacido bañar a mi hijo en el temazcal, porque si no la familia de mi marido podría decir que soy una mamá mala y que no quiero a mi hijo. Por eso cuando se llegó el día, dentro del baño de temazcal le empecé a bañarle su cabecita, luego todas las partes de su cuerpecito y ombliguito, para que sanara más rápido. El agua tenia hierbas de hojas de juncia, durazno, y otros árboles que permiten al niño crecer sano” (entrevista a Juana Pérez, Tzajalnam).

La limpieza de los niños es fundamentalmente tarea de las madres, por lo menos hasta los tres meses, a partir de los cuales pueden intervenir otras personas, como la abuela o la hermana mayor, si la hay. También el padre puede ayudar si es necesario, aunque no es una práctica muy frecuente. Generalmente para los niños más pequeños se utilizan pañales hechos de tela.

El cuidado de las uñas de pies y manos se realiza sin practicar algún tipo de ritual, esta actividad se practica cuando el niño cumple cinco meses o más. Lo mismo sucede con el corte del pelo. Un ejemplo de ello nos lo menciona doña Petrona Rosa Pérez, madre de un niño de 2 años de edad:

“Mi suegra me dijo que no se les puede cortar a los niños sus uñas y su pelo antes de los doce meses porque pueden enfermarse y además no hablan rápido, por eso mi hijo le corte sus uñas en esa edad. Para que pudiera hablar rápido” (entrevista a Petrona Rosa Pérez, Tzajalnam).

Se considera que existen creencias que la población comparte y que son necesarias para una buena convivencia social, mientras que las prácticas de crianza pueden ser establecidas por el núcleo familiar, como en el caso de la familia de la Señora Lorenza Pérez, madre de 2 hijos originaria del paraje de Tzajalnam, la cual mencionó que los abuelos paternos intervienen en las prácticas de crianza del recién nacido porque:

“Los papas de mi marido son los que organizan a la familia y dan indicaciones para que se prepare la comida, el atole, que la cama donde estará el niño este bien. Después preparan tres litros de trago para regalárselo a la partera por ver nacer al niño o niña como un pago y agradecimiento” (entrevista a Lorenza Pérez, Tzajalnam).

Una de las principales pautas que los padres de la comunidad realizan para esperar al recién nacido, de acuerdo con la señora María Guadalupe Pérez, madre de dos hijos. Es:

“El papa tiene que estar presente una semana antes del parto para evitar que tenga malos aires y envidias de las personas y que puedan provocar un daño al niño o niña, además de que debe de estar pendiente de los preparativos como comprar dos rejas de refresco y cinco litros de trago para ofrecerlo a la familia y personas que los visitan o para el rezador que llega a encender las velas para que todo salga bien y que el niño no le pase nada y crezca sano” (entrevista a María Guadalupe Pérez, Tzajalnam).

Mientras que los hermanos del recién nacido deben de estar listos para pasar agua caliente o encender el baño de temascal para que la mamá se bañe después del parto.

Por otro lado, de acuerdo con la señora Lorenza Nicolasa Hernández, la familia tiene una participación más pasiva es decir:

“Todos están pendientes de cuando nace el niño o niña, cuando sale la partera y les dice que el recién nacido es “niño” la familia se pone más contenta y se festeja más que cuando nace una “niña” porque se considera que mujeres ya son muchas” (entrevista a Lorenza Nicolasa Hernández, Tzajalnam)

Prácticas de lactancia y alimentación.

En este apartado la autora dice, para conocer las prácticas de alimentación que despliegan las madres de familia de Tzajalnám con sus hijos, entrevistamos a la señora Juana Ernestina Pérez, madre de una niña de 3 años, la cual nos comentó lo siguiente:

“Para las familias de Tzajalnam, los abuelos paternos y la familia en su conjunto son muy importantes para que los niños reciban una buena alimentación por ejemplo durante el crecimiento de mi hija, sus abuelos estuvieron pendientes de la alimentación de mi niña, cuando lloraba me indicaban que era por hambre, por lo que debía de amamantar a mi hijo. Después cuando cumplió seis meses de edad, empezar a ofrecerle sus primeros alimentos. Esto sucede, sobre todo con las madres primerizas, porque las mujeres que ya tienen uno o dos hijos se les reconocen haber pasado por este proceso” (entrevista a Juana Ernestina Pérez, Tzajalnam)

Por otro lado, el padre de familia después de los cuarenta días de haber nacido su primer hijo o hija, tiene que salir a trabajar para conseguir dinero para comprar los productos necesarios para la alimentación del niño y la familia. Es decir, en esta fase el padre no se encarga de ofrecer alimentos directamente a sus hijos, esta práctica es responsabilidad de la madre porque a decir de la señora Juana Ernestina Pérez:

“Yo le di su primera comida a mi hijo a los seis meses de nacido, lo primero que le di fueron verduritas machacaditas y frijolitos molidos en metate y después le fui dando huevitos tibios, esos fueron sus primeros alimentos de mi hijo. Ahora de grande ya come de todo, pero no se le olvida su frijol y hasta me pide más” (entrevista a Juana Ernestina Pérez,

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