LEER ¿PARA QUÉ? DE LA LECTURA Y EL LECTOR EN TRES ACTOS.
Enviado por Ninoka • 6 de Marzo de 2018 • 1.228 Palabras (5 Páginas) • 476 Visitas
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En la poesía no hay pacto de fidelidad, sólo es la complicidad del momento en el que el lector se mece en la sinuosidad del verso, y así la nostalgia se pasea con Villaurrutia, la insolencia se carcajea con Huerta, la solidaridad se brinda con Bonifaz, la tristeza se llora con Pellicer, la rabia se grita con Ginsberg y la desesperación se vive con Baudelaire.
¿Cómo llegar a ese binomio lector escritor, para que la literatura trascienda del mero transcurrir de las palabras? Con el compromiso consciente y dirigido, no es nada más lee y haber que sientes, es entender los significados formales, es entender el tiempo, es irse volviendo más exigente con el escritor y por consecuencia el lector se vuelve más exigente de sí. Siendo también un acto libertario, no sólo del pensamiento y la emoción.
III
¿QUÉ ES ESTO?
Leer ciencia representa una paradoja para los que no leen más allá de lo necesario y los que se reconocen como lectores. Los primeros se acercaran a esas lecturas como se acercan al menú de la fonda, con un sentido meramente utilitario, pues es para aprender algo que eventualmente les servirá de manera fáctica en su profesión. Mientras que la mayoría de los segundos, asumen esta lectura como algo distante, en los que no puede haber complicidad porque sólo el escritor está empeñado en adoctrinarte, ergo, es sólo monólogo.
Exponiendo el caso de los lectores utilitarios, se observan las deficiencias de su lectura, buscan las respuestas tangibles, no pueden hacer una abstracción de los datos que se les presentan. Peor, si quieren parafrasear estos textos, ya que no se puede hacer paráfrasis de lo que no se entiende, además de que no cuentan con los recursos verbales para hacerlo.
Para los que son lectores, la problemática es otra, al sentirse acotados en su libertad interpretativa, convierten los hechos en opiniones, sobredimensionan los datos, pasan del método pues lo ven como una receta reiterativa.
Esto llevado al plano del salón de clases, nos pone en la dinámica de una pequeña Babel, donde todos leyeron lo mismo y de lo que exponen poco coincide con lo expuesto en el texto a revisar y entre ellos. No queda más entonces, que crear las condiciones para que se establezca un vínculo real con este tipo de lecturas, donde a quien no es lector se le enseñe que no sólo es enumerar conceptos, si no organizarlos y con ellos crear una tabla rasa que les permitirá ir formando un andamiaje formal; en tanto el que es lector se le pida que apliqué sus conocimientos de la misma manera que los aplica en los textos no científicos.
Teniendo así el objetivo de que unos y otros, sepan que un texto científico tiene un planteamiento, un clímax y un desenlace. Que se queden con la unidad de impresión de una metodología impecable; se enfrasquen en la disertación de una discusión que plantea novedosos enfoques, pero a la vez plantea incertidumbres y que capten la poética de una gráfica contundente. A sabiendas que logrando lo anterior, será sólo el inicio del transitar por otros caminos de la lectura, teniendo el lector ante sí otra parcela literaria que se tendrá que cultivar.
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