La Cultura: Definiciones y Dimensiones para su análisis

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Para el sociólogo hay varios tipos de recursos que se ponen en juego en los campos. El capital económico es uno de ellos pero no el único. También interviene el capital social, conformado por los recursos que movilizan los agentes intervinientes en función de la pertenencia a redes sociales y organizaciones. En tercer lugar, participa el capital cultural, definido por las disposiciones y hábitos adquiridos en el proceso de socialización. Este último presenta dos variantes, el adquirido a través de la educación y el capital simbólico, formado por las categorías de percepción y juicio que permiten definir y legitimar valores y estilos culturales, morales y artísticos. Cada campo especifica con qué tipo de capital se va a jugar. Si hablamos de capital en el arte, lo que se está privilegiando es el capital cultural.

El mural de Siqueiros puede verse bajo la perspectiva de estos conceptos. En tanto obra de arte puede entenderse como capital propio del campo cultural. La alta carga simbólica que lo inscribe en él, radica en constituir uno de los trabajos más representativos del arte latinoamericano y en el hecho de dar testimonio de toda una época. Sin embargo ya podía entendérselo en tal sentido, desde su realización.

Siqueiros, de militancia comunista y artista exponente del muralismo mexicano, llega a la Argentina expulsado de su país natal. Encara la tarea de creación a partir de un pedido de Botana (dueño del diario Crítica) en plena “década infame” y bajo un panorama poco propicio para la impronta vanguardista que denotaba el artista exiliado. Junto a Spilimbergo, Castagnino, Berni y Lázaro, da inicio a Ejercicio plástico en el que aplica una importante cuota de innovación en relación con los materiales utilizados.

Analizando la conformación del campo en el que se inscribe este capital artístico en cuanto a la trama de interacciones entre sus agentes, vemos en primer lugar la alianza entre el mentor convocante y el artista y la cooperación entre éste y su equipo de ayudantes.

Terminada la obra, la sociedad reacciona y se manifiesta, múltiples vínculos que se habían desarrollado durante su creación, culminan. Siqueiros se va del país. Su musa, Blanca Luz, queda en Buenos Aires convertida en la amante de quien fuera precursor de la empresa artística.

A partir de allí se suceden varios dueños de la propiedad que albergaba la obra y numerosos litigios por su posesión. Podría verse en Alsogaray, que la adquiere en un remate, la simple intención económica de adquirir un bien inmueble. En cambio Mendizábal, hombre de negocios que posteriormente decide extraer el mural, podría considerarse como un agente que interviene en el campo munido de herramientas diferenciadoras que le permitieron ver a Ejercicio plástico como una obra de arte y en tal sentido, interesarse por obtenerla e incrementar su propio capital cultural. Y esto por la mirada de Bourdieu en relación con el acceso a la obra de arte y el requisito -indispensable- de contar con instrumentos que no están universalmente distribuidos.

Debieron pasar muchos años hasta la intervención de nuevos agentes en el juego, en pleno conocimiento de la riqueza potencial instalada en el sótano de la quinta Los Granados y con el objetivo claro de lograr su apropiación. Conflictos jurídicos y económicos, acuerdos y desacuerdos entre países interesados, fueron la antesala de la legitimación de la obra de Siqueiros como bien de interés histórico artístico nacional y en tal sentido, capital cultural simbólico del que podemos apropiarnos todos.

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Silvina Mones Ruiz

DNI 18550353