La autoestima del profesionista

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En el trascurso de mi vida laboral dentro de la educación, que no estaba en mi proyecto de vida pero por circunstancias del destino así fue, ahora me desempeño como profesor de educación secundaria en el área del Español, impartiendo en primer y segundo grado, en una secundaria general, desde hace seis años y medio, El dilema que tuve cuándo llegué el primer día de clases a enfrentar mi realidad en mi aula designada, me pare frente a 45 jóvenes estudiantes de edades entre 13 y 14 años, y desconocía como empezar a interactuar con ellos, que actitud asumir, como empezar a trabajar, esto causó en mí muchas interrogantes, me di cuenta de que ser maestro no es fácil, pensé en que se necesitaba saber sobre pedagogía y además todo lo relacionado a la cuestión educativa, fue aquí precisamente donde me vi en la necesidad de buscar las herramientas necesarias para desempeñar mi labor docente con calidad. A mi forma de ver todos y cada uno de los maestros que se paren frente a un grupo de estudiantes lo debe hacer con responsabilidad, comprometiéndose con su trabajo, y contando con las herramientas necesarias para asumir esta importante labor.

Haciendo una reflexión del tipo de maestro que quería ser entonces asumí el rol del maestro que me hubiera gustado tener en mis años de secundaria, aquel que esperaran con gusto, que aprendieran con actividades lúdicas, no ser el opresor de los alumnos, que fuéramos amigos y esto poco a poco ha hecho que pueda involucrarme en mi práctica educativa diaria, logrando en mis alumnos aprendizajes significativos y que busquen en mi consejos más allá de la signatura que imparto, fortaleciendo así mi crecimiento profesional, sembrando experiencias para que las utilicen en su vida diaria, podría asegurar que en cada exalumno que he tenido y formado parte de su educación ; guarda un buen recuerdo o algún aprendizaje que tuvimos juntos, porque aún no me considero el profesor perfecto, inclusive soy rebelde y radical en cuestiones educativas buscando actividades fuera de lo que marca el plan o programa de estudio, permitiendo que los alumnos se involucren en mi planeación, buscando sus propias preferencias, intereses, valores, gustos y buscar así modificar lo establecido , para con ello lograr que desarrollen poco a poco la confianza y el valor necesario para iniciar el proceso de liberación de la dominación psicológica que han inculcado y establecidas los adultos y con ello fortalecer su sentido de individualidad donde tienen derecho a decidir lo bueno y malo para su futuro.

Mi autoestima profesional es alta, ya que al recibir la visita de mis exalumnos y decir “regrese con nosotros”, “lo extrañamos”. “usted nos entiende”, fortalece y alimenta mi ego es decir que estoy haciendo bien las cosas y agregando que mis compañeros me digan ¿Cómo le haces para que tal o cual alumno trabaje en clase? ¿Cómo lograste que hiciera tal o cual cosa? Y suelo responder “es indispensable reconocer que cada alumno tiene una forma distinta de construir su concepción del mundo”

Es por eso que debemos tener respeto a uno mismo y por lo tanto una buena autoestima, sentirse a gusto con nuestros pensamientos, con nuestros deseos, con nuestras necesidades, el sentimiento de alegría y la satisfacción de tener la dicha de ser un profesionista dedicado y trabajador que da todo día con día sin esperar nada a cambio, solo el respeto de quienes enseñamos y preparamos para la vida futura. La labor docente me ha dado muchas satisfacciones, la más importante es la de valorar y reconocer el gran esfuerzo que conlleva esta ardua tarea