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Sugerencias para el fortalecimiento del desarrollo positivo de la autoestima en niños en edad escolar.

Enviado por   •  12 de Noviembre de 2017  •  3.570 Palabras (15 Páginas)  •  613 Visitas

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-Plantear algunas metas en conjunto (padres-hijo), donde se concientice al niño sobre la necesidad de poner su mayor esfuerzo en su consecución. No debe pasarse por alto que las metas u objetivos siempre deben ser realistas, es decir de acuerdo con las capacidades y potencialidades de cada niño.

-Conducir a través de conductas proautoestima (que enuncien una autoestima positiva), pues las conductas de los padres son muchas veces el modelo de comportamiento a seguir de los hijos. Es muy importante que los padres tengan un nivel sano de autoestima, sino será en demasía complicado actuar de forma en que lo simule en la forma que lo simule, siendo además que para el bienestar personal lo importante no es simular un tipo de autoestima, si no con fluir en la realidad entre los niveles deseables de autoestimacion.

-Crear un entorno donde el niño pueda sentirse protegido y seguro, es decir garantizar en la medida de lo posible la seguridad física y psíquica del niño.

-Dedicar tiempo para escuchar, jugar y atender las necesidades del niño, pues esto influirá de forma positiva en su percepción de autovalia, en tanto que muchas veces solo le dedicamos tiempo aquello que nos importa, consideramos necesario, valioso o gratificante.

-Debe procurarse una valoración objetiva del comportamiento del niño elogiando sus esfuerzos y logros y corrigiendo sus errores.

-La crítica “tiene que ir dirigida solo a la conducta del niño y nunca a este”, para realizarla debe describirse la conducta, sus posibles consecuencias, los sentimientos que genere (a los padres) y como quiere que el niño actué al respecto.

-Realizar elogios realistas y no excesivos, elogiando de forma específica la acción o el logro del niño que está siendo reconocido.

-Admitir los propios errores y compartir la forma en que se pretende corregirlos, propiciar además que el niño aprenda de sus errores, evitando ridiculizando y promoviendo su reflexión a través de preguntas como ¿Qué aprendiste? O ¿Cómo puedes hacerlo la próxima ves?, ya que no debe olvidarse que el cometer errores es parte del aprendizaje.

-Favorecer en el niño la responsabilidad sobre sus actos y omisiones, en búsqueda del desarrollo de su autonomía para cuyo ejercicio debe tomarse en cuanta su edad, circunstancias y capacidades, siendo que “en cierto modo la persona se estima cuando se reconoce como autora de lo que hace, del juego por el que opta, de los estudios que elige, de las amistades con que se relaciona, de las ideas que piensa y de los sentimientos que experimenta, es decir, cuando se descubre como un ser autónomo dotado de libertad y dueño de su vida”

-Respetar la diversidad de cada uno de los integrantes de la familia, con independencia de sus cualidades, defectos y formas de ser (este respeto debe estar regulado por la premisa de no dañarse a sí mismo o a terceros).

-Fomentar la unidad entre los miembros de la familia, es decir, promover el apoyo mutuo y la consecuencia de un mismo objetivo en común, el bienestar familiar.

Una vez terminada la revisión de algunas estrategias que pueden ponerse en práctica en el ambiente familiar para fortalecer el desarrollo positivo del autoestima, debe señalarse que con la creación de un entorno doméstico favorable se aumenta la probabilidad de desarrollar en el niño actitudes y conductas que apoyen la construcción de una autoestima favorable, pero no se pueden tomar como una garantía, pues como se mencionó anteriormente lo “decisivo son las acciones de una persona. Lo que determina el nivel de autoestima es lo que la persona hace, en el contexto de su conocimiento y valores. Y dado que la acción en el mundo es un reflejo de la acción dentro de la mente de la persona, lo decisivo son los procesos internos”.

Sin pretender ser discordante con lo anterior, también resulta necesario decir que si bien la influencia de la familia no es el destino de la autoestima de una persona, si es algunas veces “el lugar a donde se regresa de incertidumbre y de penuria para reencontrarse y/o encontrar la autoestima perdida, precisamente porque allí cada persona está estimada simplemente por ser quien es”.

4.2 En la escuela (en el aula).

Después de la familia, la escuela es el lugar donde el niño se abre a la relación contra otras personas, es en el contexto escolar donde el niño pasa una parte considerable del día y donde acontecen la mayoría de sus interacciones con sus iguales. Y es en este entorno donde la figura del maestro se posiciona en muchos casos como el adulto que ocupa uno de los papeles más destacados en la vida del niño, después de sus padres.

En la escuela no solo se adquieren competencias (intelectuales, físicas, sociales y emocionales), sino que también se ponen a prueba de forma constante, para intentar satisfacer las expectativas de padres, maestros y las propias, siendo que el sentimiento de cumplimiento o incumplimiento de estas expectativas puede afectar la percepción que el niño tiene sobre su capacidad, percepción que a su vez se encuentra íntimamente conectada con el desarrollo de su autoestima.

Además “la imagen social de la persona inicia su debut en el aula. Por eso se ha afirmado con toda razón, que la escuela es ámbito natural donde el niño se socializa, desarrolla sus habilidades sociales y su personalidad comienza a forjarse”, esto debido a que el entorno escolar es lugar de encuentro con el grupo de pares (con los que el niño se encuentra en una cierta similitud en cuanto a la edad o madurez emocional, social y cognitiva), de cuya interacción resulta una influencia altamente significativa para el niño en relación a su autoconocimiento, el aprendizaje de actitudes y valores, la interiorización de reglas, el control de impulsos, en el desarrollo de la empatía y en el establecimiento de metas.

Aunque también es de especial relevancia, la influencia que genera el nivel de aceptación o rechazo por parte de los coetáneos hacia cada miembro del grupo.

Como se puede apreciar el espacio escolar está conformado por diversas experiencias de aprendizaje tanto intelectual, social y emocional, algunas de estas experiencias son propiciadas de forma directa por los docentes y otras surgen de forma natural como resultado de la interacción cotidiana de todos los que participan en el proceso educativo, siendo que estas experiencias a las que se enfrentan el niño en la escuela influyen de una u otra forma en su desarrollo general (donde está incluida la autoestima) y no solo en una parte de él, por lo que se puede decir

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