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MEMORIAS DE NEMESIS

Enviado por   •  6 de Marzo de 2018  •  2.821 Palabras (12 Páginas)  •  218 Visitas

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En el 9no. Congreso tuvo dos momentos cruciales, uno era cuando el APRA pretendía disolver la Federación de Estudiantes del Perú cuya dirección debía renovarse. El comité había organizado la seguridad del evento con destacamentos de defensa formados por obreros de construcción civil apoyados por las personas de las ferias, armados con medios adecuados pero sin armas de fuego pero estableciendo un dispositivo de vigilancia permanente y planes para varias posibilidades y fuerzas principales mantenidas en reserva.

A pesar de los sucesos se continúa con la lucha contra el revisionismo y reconstrucción del partido. La gran Revolución Cultural Proletaria estableció que el paso de la vieja sociedad a la nueva, la comunista, requería de un largo período histórico de dictadura del proletariado en el cual se desarrollara la revolución permanente; esto es, la constante transformación revolucionaria de la vieja sociedad hasta suprimir cabal y completamente toda forma de propiedad privada sobre los medios de producción, toda diferencia de clase, toda relación social sustentada en las dos y subvertir radicalmente toda concepción o idea derivada de las tres anteriores.

El poderoso movimiento del 63-64, no obstante sus formidables luchas, no pudo desarrollarse ni elevarse a formas superiores principalmente porque faltó la indispensable orientación y dirección del proletariado, pues la que hubo no fue suficiente; además las organizaciones no desarrollaron las formas de lucha que el momento requería. Este movimiento ha sido una gran experiencia y marca un hito en el desarrollo del campesinado; el campesinado ha obtenido avances en lo económico y, lo que es más, grandes lecciones y un ensayo para sus ulteriores acciones.

La composición social comunista era mayoritariamente de pequeña burguesía urbana, intelectuales, ya profesionales o estudiantes, y en proporción menor trabajadores y campesinos.

Una muestra sumamente expresiva de la política del MIR fue su propuesta, a poco de iniciar las guerrillas, de suspenderlas a condición de que se convocara un Congreso Constituyente que sancionara reformas básicas y reivindicaciones populares; así, en el fondo, era sustentar que una simple constituyente dentro del viejo orden podría resolver los problemas fundamentales de la revolución, pues no se trataba de una cuestión táctica como superficial y erróneamente se pudiera pensar y sostuvieron algunos. Para no abundar, digamos brevemente: la línea ideológica y política errónea del MIR fue el punto de partida de su derrota; y su concreción orgánica mostró los graves errores que encerraba.

Organizativamente, el MIR se estructuró como Movimiento y no asumió la forma de partido; de esta manera se buscó encubrir la definición clara de clase que todo partido demanda y expresa pese al camuflaje con que se le envuelva; y más aún, presentándose bajo la forma orgánica de movimiento, el MIR pretendía aglutinar contingentes de diferentes clases sin concretar un frente único y facilitar la dirección burguesa de la revolución ocultando y, obviamente, negando en forma subrepticia la necesidad de dirección del proletariado para conducir una auténtica revolución democrática. Claro está que el carácter de la revolución tampoco fue precisamente planteado y, en esencia, tras el enarbolamiento y reiteración de “revolución peruana”, devenida consigna general, se encubría el criterio de una sola revolución. Además, el MIR se presentaba bajo el membrete de “nueva izquierda”, tan propagandizado entonces cuanto cobertura de posiciones burguesas; autodenominándose incluso “nueva izquierda no contaminada”, esto es limpia de los errores y traiciones del pasado y presente de la llamada “izquierda”, la vieja izquierda que, según su terminología, implicaba al APRA y al Partido Comunista.

En cuanto a línea de masas, el MIR desarrolló una lucha armada en lo fundamental desligada de las masas, principalmente campesinas. Una guerrilla trasplantada al campo, sin enraizamiento en él; más aún, una guerrilla guiada por la supuesta “regla de oro” guevarista de “desconfianza constante” que, confundiendo la vigilancia y la seguridad de las propias fuerzas frente al enemigo y sus agentes, desconfiaba del campesinado y no bregaba por apoyarse en él como base insoslayable para desarrollar las acciones militares; en consecuencia, una guerrilla no sustentada en la movilización de las masas campesinas, en su politización, organización, ni menos su armamento. Prueba palmaria de estas ideas erróneas fue su pretensión de cubrir sus necesidades mediante el almacenamiento de alimentos, ropa, botas y otros medios, aparte de pertrechos, adquiridos en la ciudad y celosamente guardados en bien construidos depósitos dentro de sus llamadas “zonas inexpugnables”. Tal supuesta seguridad e independencia frente a las masas, únicamente mostraba su desconfianza de ellas y su desligazón del campesinado sirviendo en gran medida, a que el enemigo con mayor facilidad los aislara. Esta línea de masas burguesa, aislando a la guerra de guerrillas de las masas campesinas, proporcionó a las Fuerzas Armadas la segunda condición o requisito, según la teoría militar francesa, para derrotar al MIR. Esa teoría, recordemos, sostiene que la derrota de la guerra revolucionara, de la guerra de guerrillas, exige dos condiciones o requisitos: uno, destruir su dirección política; y dos, aislar la guerrilla de las masas campesinas.

Finalmente, sobre la línea militar del MIR, a lo expresado al describir su plan y el desenvolvimiento de sus acciones armadas, agreguemos algunas cuestiones. Siguió una línea militarista burguesa de posposición de la política y elevación de lo militar; línea que sobrevalorando las armas minimizaba la importancia de los hombres y su formación política; línea que centrando todo en la ejecución de las acciones armadas, soslayaba el papel de las masas populares, principalmente del campesinado en la guerra de guerrillas, mientras ponderaba la geografía como protección y seguridad; línea que prestando atención casi exclusivamente al campo, descuidó demasiado el trabajo en la ciudad. Así, partiendo de su línea ideológica y política, lo expuesto hasta aquí nos lleva al punto central de su línea militar y estratégica: las llamadas zonas inexpugnables. Aparte de recordar que militarmente hace unos dos siglos quedó obsoleto tal criterio, pues donde llega un hombre llega otro, máxime hoy con los medios bélicos existentes y la experiencia adquirida, y para simplificar, centremos el análisis en el papel de las masas.

Dentro de este poderoso movimiento revolucionario de masas, las mujeres, que desde los años cincuenta venían incorporándose más a la producción, son

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