PARASITISMO INTESTINAL EN NIÑOS.

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Para evitar o tratar de prevenir la infestación por parásitos, es importante tomar medidas tales como hervir el agua, clorarla, lavar adecuadamente frutas y verduras, lavado de manos, entre otras precauciones encaminadas a disminuir el riesgo. La disposición de aguas servidas y excretas es de igual relevancia para evitar la propagación de tan indeseados compañeros.

A tener en cuenta también, los niños en jardines, que presentan prurito en el área perianal, e inquietud, así como bruxismo, pues pueden ser producidos típicamente por Enterobius vermicularis, helminto de pequeño tamaño pero muy molesto en edad pediátrica.

Finalmente, es de resaltar que los menores en nuestro país están en riesgo dadas las condiciones higiénicas inadecuadas ya sea por pobreza extrema o por ignorancia que se presentan en el momento de preparar sus alimentos.

El manejo de las parasitosis en niños, se realiza según el agente implicado, que en el caso de los helmintos se utiliza albendazol por vía oral, de forma terapéutica o profiláctica cada año o 6 meses en zonas rurales. Para el caso de los gérmenes unicelulares, se puede utilizar derivados del 5 nitro-imidazol, como metronidazol u otros de más reciente aparición con iguales efectos benéficos o menor número de tomas, lo cual facilita su uso en pediatría.

Finalmente, es de especial consideración que los síntomas producidos por los parásitos (excepto con la neurocisitercosis) son reducidos o ninguno, por lo cual se debe tener consideración especial a los datos epidemiológicos o al riesgo de cada paciente.

En síntesis, se deben tener precauciones con todos los niños al evaluarlos, en busca de síntomas como pérdida o no ganancia de peso, síntomas respiratorios no producidos por infección de vías respiratorias altas o prurito en el área perianal, o diarrea con moco, pujo y tenesmo (E. histolytica en el 10% de los infestados). Seguidamente, en lo posible realizar el manejo del niño y de su familia para evitar la reinfestación por parásitos, que resultaría en el fracaso terapéutico y ante todo, recomendar y educar a la familia sobre cómo evitar a estos incómodos huéspedes.