Para cualquier organización que desea generar un ambiente laboral favorable

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Aprender a reconocer y respetar las emociones de los demás e una capacidad que el individuo desarrolla a lo largo de toda su vida y que exige, entre otras cosas, empatía, capacidad para escuchar y una disposición para observar los hechos desde la perspectiva del otro, sin perder la propia. La inteligencia emocional es la capacidad del individuo que le permite interactuar adecuadamente con los demás, trabajar en equipo, enfrentar y resolver situaciones difíciles y de conflicto, fortalecer su vínculos afectivos, establecer una empatía social.

Para que un equipo alcance buenos niveles en su desempeño deben contar con las siguientes condiciones y características: autogestión, centrada especialmente en el buen desarrollo de las tareas colectivas y las interpersonales, enfocadas a la habilidad de las personas para trabajar en equipo. La inteligencia emocional es por tanto, un conjunto de talentos o capacidades organizadas en cuatro dominios: capacidad para percibir las emociones de forma precisa, capacidad de aplicar las emociones para facilitar el pensamiento y el razonamiento, capacidad para comprender las emociones y capacidad para dominar las propias emociones y las de los demás. Los líderes que poseen un mayor grado de IE tienden a ser más eficaces en el logro de los objetivos de su equipo o de la misma organización, proporcionando si una mayor satisfacción y realización de sus colaboradores. Aun cuando gran parte del IE está determinada por la genética, diversas investigaciones sugieren que utilizando los métodos adecuados, la IE puede ser mejorada por aprendizaje, tanto de manera individual como colectiva. Los individuos son “inductores activos de estados emocionales” y que influyen en los juicios, los razonamientos y los comportamientos de quienes los rodean, aunque no sean conscientes de ese efecto. Se debe recurrir a la utilización de los nuevos modelos operativos como aquellos que vinculen a la inteligencia emocional y el trabajo en equipo, para encontrar nuevas y mejores formas de acercar en mayor medida a las organizaciones al logro de sus objetivos y alcanzar la eficiencia y la excelencia en un mundo cada vez más exigente y complicado, donde sin duda alguna, el éxito será para aquellas organizaciones que sepan adaptarse y sobresalir en las condiciones actuales y futuras. Diversos estudios han demostrado la correlación que existe entre la integración de equipos de trabajo con el incremento de la satisfacción laboral de los trabajadores en las organizaciones, pues de esta manera se incrementan sus niveles de autonomía y poder. Todo esto se asume partiendo del supuesto de que los equipos de trabajo poseen capacidad para autodirigirse y para tomar iniciativas, así como sentido de responsabilidad, creatividad y capacidad para resolver problemas. La formación dirigida a enseñar a trabajar en equipo influye positivamente en el desempeño de los equipos de trabajo. De manera particular observaron que se logra más efectividad en los equipos preparados en un sistema de autogestión de sus tareas que en aquellos equipos formados para obtener habilidades interpersonales que favorezcan a los procesos grupales. La norma básica en la formación de los equipos de trabajo es la cooperación, evitando conductas competitivas, lo que permite asegurar la supervivencia de los mismos y que a medida que los miembros de los equipos van aprendiendo a trabajar en equipo, se observara una tendencia a integrar las conductas competitivas con las cooperativas. El contar con un modelo de integración y dirección de equipos de trabajo bien organizado y dirigido, se relacionan con aspectos como liderazgo, motivación, y productividad, además de que se mejora la comunicación e integración de sus miembros y se obtienen mejores resultados en el servicio. Hoy en día muchas de las corporaciones que invierten grandes sumas de dinero en formar a sus empleados en Inteligencia Emocional. La razón es que las empresas se han dado cuenta de que una de las claves del éxito comercial y de la venta de sus productos radica en el grado en que sus trabajadores son capaces de reconocer y controlar sus emociones, así como las de sus clientes.

Quien posee inteligencia emocional reconoce sus sentimientos y esto le permite expresarlos de forma adecuada, es difícil perder los nervios cuando uno comprende sus propios sentimientos. Por otro lado, el comprender los sentimientos de quienes nos rodean, nos permite tenerles en cuenta como personas, y reconocerles. Esta capacidad es clave para lograr que nuestros colaboradores, compañeros y superiores se sientan satisfechos o dispuestos a esforzarse.