Paulo Freire, Cap 3 "Elementos de la situación educativa" (Análisis) Cecilia Ayala.
Enviado por Sandra75 • 26 de Marzo de 2018 • 1.751 Palabras (8 Páginas) • 1.988 Visitas
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3º Los contenidos curriculares:
Son aquellos que como profesores tenemos el deber de enseñar y los alumnos de aprender (elementos programáticos de la escuela). Contenidos que siguiendo un lenguaje más académico, según la teoría del conocimiento, se denominan “objetos cognoscibles”, que deben ser enseñados a sujetos cognoscentes, es decir: nuestros alumnos.
Todo “tiempo educativo”, es un (valga la redundancia) tiempo de preguntas y respuestas, dentro y fuera del ámbito escolar; de la institución –escuela-, canalizadora del desarrollo cognitivo. Por este motivo, es importante resguardar el derecho del niño de preguntar y satisfacer su curiosidad.
En la historieta el docente no fomenta ni respeta tal curiosidad, sino que “castra” el tiempo que tiene el alumno de preguntar, de un modo violento, autócrata y autoritario.
Paulo Freire resalta y pone de manifestó el deber que tenemos como educadores, de desarrollar una capacidad critica y afectiva de leer los ojos, el cuerpo, los movimientos y los gestos, tratando, con actitud empática, interpretar las necesidades del alumno, como por ejemplo: si tiene vergüenza de preguntar algo que no entendió, o captar si no comprendió un tema. En este caso denotar la inclinación de la cabeza, por haber sido llamado “burro”.
En mi caso en particular como futura profesora de psicología, creo que esto es fundamental, para un buen ejercicio profesional. Ya que es necesario aprender a escuchar (sin discriminar) pero no simplemente con los oídos, sino que también debemos incluir el sentido, la vocación y el corazón; recordando que alguna vez también fuimos niños y estuvimos allí, con los mismos miedos, las mismas dudas y las mismas expectativas.
Parafraseando a Freire: “Aprender a escuchar implica no minimizar al otro, no ridiculizarlo”
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No debemos caer en el error de homogeneizar nuestros alumnos, no todos aprenden del mismo modo ni al mismo tiempo. Tenemos que derribar la jerarquía del “mejor”, el más capaz como antitesis de aquel que no aprende, creyendo que el problema lo tiene el educando, cuando en realidad en parte es gran responsabilidad nuestra llameasen: educadores, formadores, profesores o maestros.
Con respecto al posicionamiento ético / política de la tarea docente, en la historieta de Tonucci se observa una direccionalidad de la educación de carácter autoritario, Freire menciona que la direccionalidad es imprescindible, en la practica educativa, la cual llama politicidad (inherente de la practica educativa) de la educación, concepto mediante el cual podemos analizar la conducta política del docente, quien no estimula el interés o la capacidad de construcción del conocimiento, sino que lo calla. No desafía al alumno para que participe en su propia formación, sino que pretende amoldarlo a su modelo tradicionalista.
Este maestro/tra, no posee cualidad de humildad, sino que es arrogante, se posiciona como un juez y no como un educador formador de futuros adultos, que debiese ser amoroso y tolerante. No tiene respeto al derecho del otro de aprender y saciar su curiosidad.
Freire: “La persona humilde rehúsa la humillación.”
Como reflexión final y a modo cierre, debemos considerar a la educación como un flujo continúo y dinámico de experiencias mutuas entre el educador y el educando, quienes delinean y dan vida a lo que Freire llama educación concientizadora, por esto mismo, debemos influir positivamente en nuestros alumnos, inculcando valores, mediante el ejemplo propio.
Debemos mantener una correlación entre lo que decimos y hacemos, porque no podemos pedir que los alumnos nos respeten sin mediante hacerlo nosotros; ya que como Freire nos recuerda: Los niños tienen una gran sensibilidad para percibir si lo que hacemos se opone a lo que decimos.
No debemos confundir con nuestro discurso, porque esto nos quita credibilidad y autoridad, pero no autoridad vista como una mala palabra, sino que es una autoridad necesaria que respeta la alteridad y subjetividad del otro.
Debemos optimizar los ambientes de clase, el espacio y tiempo pedagógico, capitalizando nuestra relación con el alumnado para crear de este modo una verdadera educación liberadora. Que permita: no entender, equivocarse, preguntar cuando no comprendan, jugar, crear, imaginar, reír, recapacitar las malas conductas, recompensar los pequeños o grandes avances, pero sobre todo, aprender de los errores y transformarlo en un aprendizaje significativo, que deje huella.
Como me pasó a mi, que aun recuerdo lo mucho que me costaba de hacer la F en cursiva
; siempre trazaba con el lápiz el camino equivocado, pero mi maestro de segundo grado, todas las veces me explicaba con la misma paciencia y dedicación, como si siempre me equivocase por primera vez. Después de 19 años, cuando doy clases particulares y me toca enseñar la F tal vez la más difícil de todas, para todos, me hace un nudito en la garganta de la emoción, porque aprendí a enseñar con el mismo amor y la misma paciencia, que aquel docente me trasmitió y para quien nunca existió el error.
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