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Pedagogia 2 Modernidad

Enviado por   •  26 de Noviembre de 2018  •  10.607 Palabras (43 Páginas)  •  226 Visitas

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Ella, según los liberales, sería la garantía de la aplicación de aquellos derechos y de la limitación de este poder.

El otro objetivo fundamental a que apuntaban era la participación de la burguesía en la administración del Estado y en la redacción de las leyes a través de asambleas legislativas. Este objetivo derivaba del convencimiento de que debía corresponderle a la burguesía un rol, principal en la vida política del país, acorde con su papel predominante en la vida económica. No podemos olvidar que el siglo XIX es el siglo del ascenso de la burguesía, y que el liberalismo es su ideología.

Así, pues, los dos puntos principales de su programa, obtención de las libertades política y participación en la dirección del Estado, obtendrían satisfacción de lograrse la aprobación de una Constitución liberal. Por eso es que todos los movimientos liberales europeos de 1830 y 1848, la reclaman y centran en su obtención el triunfo de sus luchas.

Pero ya dijimos que en esta primera mitad del siglo XIX por lo menos, el liberalismo no fue una ideología democrática. La burguesía todavía estaba asustada por los que llamaba “excesos” de la Revolución Francesa, protagonizados por las masas populares, y veía con creciente desconfianza el aumento numérico de una clase social que surgía debido a la introducción del maquinismo en Europa: la clase obrera. Por lo tanto, si bien la burguesía liberal pedía una Constitución, no pedía el sufragio universal, y era sobre esto y no sobre aquélla en que habría de basarse la democracia política.

Había liberales monárquico – constitucionales y monárquico-parlamentarios y ambos sectores eran partidarios de un régimen electoral censatario, es decir, basado en la riqueza (sólo aquellos que por poseer determinada cantidad de bienes pagan ciertos impuestos, pueden votar y participar en la vida política de la nación). De esta forma con esta ideología típica de la burguesía se aseguraban la participación exclusiva en la política del Estado.

Más adelante, sin embargo, en la segunda mitad del siglo especialmente, y contra los deseos de la burguesía, el liberalismo irá evolucionando lentamente hacia la democracia, sobre todo en Inglaterra y Francia. Y ello ocurrirá porque tanto las masas populares como el Estado empiezan a apropiarse, y a aplicar, aquellos puntos del programa liberal que reclamaban los derechos políticos para todos los ciudadanos.

Hacia la democracia política

La Segunda Revolución Industrial, que se produce en la última mitad del siglo, provocó grandes cambios en las sociedades europeas occidentales. Aumento de la población; crecimiento de las ciudades; multiplicación de los problemas urbanos tales como alojamiento, transporte, energía; nacimiento de los sindicatos obreros; predominio de la industria en la vida económica del país e importancia creciente de sus protagonistas, obreros e industriales; extensión de las clases medias por la difusión de nuevas técnicas y oficios, tales fueron algunos de los nuevos elementos que modificaron la vida de la sociedad y la posición tradicional del Estado frente a ella.

Las acuciantes reclamaciones de los sectores obreros para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, la necesidad que sentía el país de que la industria, ahora convertida en el principal sector de la economía, no detuviera su marcha, determinaron una variación del tradicional enfoque liberal acerca de las funciones del estado.

Ganada así por preocupaciones sociales, y decidida a defender la estructura social que la beneficiaba, la clase gobernante, fundamentalmente la burguesía, inició una serie de concesiones en el plano político y jurídico que, al mismo tiempo que aplacaban las reivindicaciones más urgentes, le permitían mantener el control del Estado.

Se produce lentamente, incluso por sus antiguos defensores, un abandono de la tradicional concepción liberal del estado “juez y gendarme”. En el último cuarto de siglo el Estado se vio impulsado necesariamente a preocuparse de la suerte de las clases menos favorecidas.

El Estado comenzó a practicar lo que se llamó “fines secundarios” en tres sectores principalmente: asistencia médica, servicios públicos y enseñanza. Pero la complejidad creciente de la sociedad lo embarcó más tarde en actividades comerciales, industriales, de transporte, etc. Hasta configurar la imagen actual del Estado contemporáneo (por Ej. Democracia política).

Los liberales se democratizaron, algunos por temor, y otros por el maduro convencimiento de que ya, sin el apoyo de los más amplios sectores de la sociedad, no era posible gobernar.

Las vías para ese proceso de democratización política fueron disímiles según los distintos países. Pero, en general, podemos señalar las siguientes como las de mayor importancia: implantación del sufragio universal, difusión del sistema parlamentario, extensión de la enseñanza, etc.

El progreso de la industrialización, el afianzamiento y organización de la clase obrera, la complejidad de las urbes modernas, la mayor sensibilidad social, el ascenso de las masas, son otros tantos factores que explican la extensión de la democracia política en la segunda mitad del siglo XIX.

EL LIBERALISMO ECONÓMICO

El liberalismo económico es uno de los aspectos más importantes de la doctrina liberal, a tal punto que casi se constituyó en una teoría independiente, especialmente volcada al estudio de los fenómenos económicos.

Reconoce sus antecedentes principales en la obra del economista escocés Adam Smith y de la escuela fisiocrática francesa, ambas del siglo XVIII. La fisiocracia sostenía que el fenómeno económico era un fenómeno natural y por lo tanto las leyes naturales de la economía debían desenvolverse libremente, sin la mínima intervención del Estado. Acuñó la famosa frase “laissez faire, laissez passer”, que resumía su posición favorable a la más amplia iniciativa individual en el campo, sin trabas impositivas o legales que estorbaran la actividad en ese terreno.

Coincidiendo con esas premisas y ampliándolas, Adam Smith postulaba la libre iniciativa individual impulsada por el afán de lucro, la libre competencia, que regularía la producción y los precios, y el libre juego del mercado, que se desarrollaría plenamente siempre que se respetaran esas leyes naturales. Pone el acento especial (al igual que los fisiócratas) en la libertad de la actividad económica del individuo y de la economía en general.

“El

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