Película El Gran Debate.

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Por eso mismo la teoría de que “Nada que erosione el reinado de la ley puede ser moral, sin importar que nombre le demos”; no lo considero aplicable en todos los casos. Insisto en la necesidad de reevaluar las leyes, las estrategias de orden y justicia porque a mi juicio se han vuelto inmorales y perjudiciales para la mayoría que suele estar des

Nos volvimos amantes de la justicia que como jueza y verdugo condena los actos “bochornosos” e “inmorales” de nuestros semejantes.

Casi que hay cierto placer morboso a la hora de conocer el veredicto, la sentencia final que se da a una persona por un acto mal sano que ha cometido. Basta con mirar en las plazas de los pueblos, donde la gente se aglomera en espera de que salga del juzgado en bandido en cuestión, para conocer el veredicto implacable y bien merecido, al cual los curiosos asistentes celebraran o no según, sea su idea de lo que merece el que infringe las leyes.

No estoy desaprobando las normas de control que buscan frenar el mal desencadenado; solo observo que muchas de las normas y leyes poco ayudan

a sanar la raíz del mal y el ser humano cada día busca la manera de burlar y sobornar el cúmulo de leyes que condenan a unos y a otros los amparan.

El debate debe humanizarse, las leyes deben humanizarse, todo debe humanizarse.

La oportunidad de sentarnos a establecer normas y leyes que verdadera y auténticamente procuren la justicia, la armonía, el bienestar de las personas, es una prioridad que está en manos de las persona expertas (abogados, jueces, etc.); y de quienes espero en mi caso, salgan las más acertadas y claras leyes a hacer cumplir. Pero que estas vigilen que en verdad, el sistema que las maneja permita al ser humano que las infringe, la posibilidad de corregir y sanar las razones que lo inducen a violar las normas y poder decir: Soy un hombre rehabilitado, no un ser lleno de resentimiento que termino más alimentado de esto en mi proceso de recuperación.