Problemática de alojamiento como causa de deserción escolar en estudiantes del Instituto Tecnológico de Mérida.

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Pero este no es el caso de aquellos alumnos que son de otros lugares y no son resultado de un intercambio, ellos se ven en la necesidad de realizar esta tarea por su cuenta, algunos de ellos recurren a familiares o conocidos de la familia que vivan en el mismo lugar donde se ubica su universidad, para saber si estos pueden albergarlos durante el tiempo que dure sus estudios o quizá solo por un tiempo en lo que se dan a la tarea de encontrar un lugar propio, otros piden el favor de que sean sus conocidos o familiares que los ayuden a encontrar un lugar y otros se dan a la tarea de visitar previamente antes de iniciar el curso la ciudad en busca de un lugar, para que una vez de comienzo el ciclo escolar, estos ya se encuentren instalados y puedan dedicarse al cien por ciento en sus estudios desde el inicio.

Una vez que los estudiantes han iniciado clases y durante lo que dure su periodo de estudio en la universidad su lugar de residencia, no siempre será el mismo, sea porque su contrato de renta sea solo temporal, por encontrar un mejor lugar, por problemas personales que lo obliguen a cambiarse o por cualquiera que sea el motivo, estos deben de cambiarse de vivienda.

Aunque la mayoría de ellos lleva esta experiencia de vida sin repercusión alguna, existen jóvenes que son muy susceptibles a los cambios que esto conlleva, debido a que no son capaces de manejar este tipo de situaciones con la madurez requerida.

Careaga (citada en Romero, 2009 p.11) Directora de Educación y Ciencia de la British Council México, respecto a cómo algunos estudiantes de intercambio asimilan este cambio dice:

“Muchos jóvenes creen que irse a estudiar al extranjero es muy fácil; pero si no tienen la claridad de lo que representa o no tienen bien determinados sus objetivos personales, pueden sufrir bastante, porque es un cambio de vida brusco”.

Un problema consecuente es la nostalgia que se manifiesta en el estudiante por el hogar, un cuadro de depresión que lo limita en sus actividades o que repercute en su desempeño escolar.

Otro problema es el relacionado con el dinero, el vivir fuera, solo o con otras personas representa un gran gasto, no solo por el hecho de tener que pagar renta, u otros servicios que normalmente un estudiante en su hogar no tendría que pagar, como el servicio de internet o gastos de comida, si no por el hecho de que algunos de ellos no se saben administrar en gastos, no conocen de los alimentos que se requieren en una despensa o del costo que estos pueden llegar a tener, por lo cual no es de extrañarse que un joven que comienza a vivir por su cuenta este tipo de situaciones las primeras veces no vea rendir su dinero, quienes logran aprender con el tiempo a hacer despensa, a pagar lo justo por los productos y evitar gastos innecesarios lograran quitar de su mente una preocupación más, pero aquellos que no lo logren podrían llegar incluso a endeudarse, optando por volver a su hogar sin haber terminado los estudios por no tener los medios económicos para seguirlos solventando o disminuir la deuda.

Estas dificultades pueden llegar a generar un estrés muy grande en los estudiantes repercutiendo en su salud y por tanto en su desempeño, impidiéndoles mantener la concentración.

Selye (1956) define el estrés como:

“Una reacción adaptativa del organismo ante las demandas de su medio…”

Es decir que el estudiante percibe como muy demandante la responsabilidad que implica estudiar en un lugar diferente, y preocuparse por su vivienda.

Arnett (2000, p. 469) menciona sobre la relación de estudios superiores y la vida de los estudiantes que:

“Los estudios superiores representan, pues, el punto culminante del estrés académico por las altas cargas de trabajo, pero también porque coinciden con una etapa de la vida en la que el estudiante debe enfrentarse a muchos cambios en su vida”.

Aunado a lo ya mencionado, es en esta etapa de inicio de universidad la de grandes cambios para los estudiantes, mayores responsabilidades y por tanto mayores preocupaciones.

Beck, Taylor y Robbins, (2003, p.16) hablan sobre el tema abarcando todos los aspectos anteriormente mencionados:

“Específicamente, el ingreso a la universidad coincide con el proceso de separación de la familia, la incorporación al mercado laboral y la adaptación a un medio poco habitual”.

La incapacidad de ellos de poder solventar los gastos, la nostalgia por el hogar, las repercusiones emocionales que conlleva, a final de cuentas todos estos problemas llevados de manera inadecuada solo generan la problemática planteada en primer lugar que es: la deserción escolar.

Tal como menciona la Subsecretaria de Educación Media Superior (SEMS):

La deserción escolar es un problema fundamental que se encuentra en el centro de atención de las políticas y las acciones realizadas por la Subsecretaría de Educación Media Superior

El CENSO llevado a cabo en el año 2000 arrojó algunos de los problemas a los que se enfrentaron los estudiantes de educación media y superior que repercutieron en la continuación de sus estudios, Norma Luz Navarro Sandoval, en su artículo Marginación escolar en los jóvenes. Aproximación a las causas de abandono, tomó esta información para calcular los porcentajes correspondientes y mencionó:

“de los jóvenes que desertaron del sistema educativo, el 37.4% no quiso o no le gustó estudiar; el 35.2% por causas económicas; el 5.8% porque se casó o unió; el 5.4% por haber terminado sus estudios; un porcentaje menor (2.3%) declaró que no existía escuela o que estaba lejos, la causa de tipo familiar presentó un porcentaje bajo (2.4%), en tanto que el 3.1% de las respuestas fueron para otra causa y el restante 8.5% no especificó por qué dejó los estudios”.

Aun cuando no todos los estudiantes recaigan en este problema, quienes si padecen de él, conforman parte de la estadística nacional de abandono de estudios, lo que a su vez afecta a nivel nacional al no generar la cantidad de profesionistas que permitan el impulso del país, afectando también a la economía y no permitiendo que estos jóvenes puedan ubicarse en un trabajo por encima del promedio de la sociedad por no tener los estudios que se solicitan en puestos altos con buenas remuneraciones, teniendo algunas veces que conformarse con el empleo promedio, tal como lo mencionó en los años 2002 y 2010 la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL)

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