Publicidad- El monstruo de las lindas apariencias.

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Ahora bien, arrastrados por el deseo de ser perfectos y de creer que la perfección solo se la alcanza a través de estereotipos hemos dejado pasar nuestra vida en vano y sin darnos cuenta hoy todas nuestras costumbres y tradiciones se han quedado atrás, pero todo aún no está perdido; solo necesitamos abrir los ojos y volver, no para retroceder, sino para recuperar lo que hemos perdido; necesitamos darnos cuenta de que no es lo que la publicidad nos pinta lo que nos hace mejores y bellos sino es esa humanidad lo que nos hace falta; aquella humanidad que nos da la certeza de estar vivos, esa humanidad que nos da a entender y aceptarnos tal y como somos para también poder aceptar sin juzgar a los demás.

De la misma manera, se deduce que es cuestión de uno mismo entender que lo que necesitamos como diría Ospina: “es un poco de generosidad humana”; nos hace falta volver o más bien recuperar esos tiempos donde lo que importaba eran las maneras de hacer bien las cosas y no de como luzcan, donde triunfaba el amor y las buenas costumbres por encima de los engaños, donde éramos nosotros mismos sin necesidad de escondernos bajo máscaras, donde se era más feliz que más aparente; necesitamos recuperarnos del caos publicitario y darle importancia a lo que verdaderamente importa: nuestra vida, nuestra humanidad.

Todo esto no lo he dicho en vano pues hoy la publicidad es la que gobierna nuestro ser, es la dictadora del mundo, es la que nos esta despojando de nuestra identidad; porque no solo hemos sido atrapados por ella, sino que también estamos cegados a vivir bajo cualquier mascara que nos vendan y hasta incluso sin importar el precio; ese precio que vale la vida, vale la identidad, vale la dignidad, vale todo lo que deberíamos cuidar. Pero ya fue suficiente, es tiempo de despertarnos e intentar recuperar lo que la publicidad se ha llevado, eso si no basta con “abrir los ojos” sino también erradica en tener voluntad y coraje para vivir sin necesidad de escondernos, para vivir siendo libremente nosotros mismos.

Escrito por:

Jessica Julieth Cultid López