Retos de profesionalizacion de los servidores publicos en Mexico.

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Una vez dentro del sistema, el SPC no ofrece los medios para el desarrollo profesional en el servicio público, lo cual favorece en alta medida al nepotismo del que también ya habíamos hablado.

Una más de las debilidades del Sistema es que el subsistema de separación del servicio de carrera solo especifica casos como defunción, destitución, renuncia o desempeño deficiente, pero en la ley correspondiente se especifica que los servidores públicos de carrera no pueden ser removidos por motivos políticos lo cual obviamente, favorece la desobediencia al no existir coerción.

Los tres retos a los que México se enfrenta en la implantación de este sistema se relacionan principalmente con un cambio cultural en las formas de trabajo de los servidores públicos, en la compensación del desempeño y la rendición de cuentas acerca del mismo.

Se debe buscar legitimar el Servicio Profesional de Carrera mediante oportunidades reales, prácticas transparentes, y compensaciones de desempeño, además de considerar a la juventud profesionista como una alternativa en el servicio público.

Otra de las grandes tareas que se deben contemplar es la de ampliar el papel de la Secretaria de la Función Pública como órgano central en la gestión de recursos humanos, establecer mecanismos de rendición de cuentas y profesionalizar la gestión de recursos humanos en toda la administración.

Como una conclusión muy general, se podría decir que el Servicio Profesional de Carrera es una buena iniciativa de la Administración Pública Federal como muchas otras, sin embargo, a mi ver, el fallo siempre es el mismo: la falta de buenos mecanismos de coerción y la sobreprotección al servidor público.

Obviamente, la raíz de todo esto es la falta de conciencia del mexicano cuyo objetivo no es precisamente el de desarrollarse para servir mejor, sino obtener un mejor puesto para beneficiarse a sí mismo y a sus conocidos, esto se vuelve un círculo vicioso, ya que son precisamente esas “cadenas de favores” las que no permiten que personas cuya experiencia o grados académicos les permitirían desempeñar el puesto de una manera correcta, puedan entrar.

Precisamente para regresar a esa conciencia que hace falta es necesario recompensar el buen desempeño y las buenas prácticas y castigar de forma severa la omisión de las mismas.

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