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SISTEMA JUDICIAL INQUISITORIO CONCEPTO, ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS

Enviado por   •  17 de Mayo de 2018  •  8.113 Palabras (33 Páginas)  •  371 Visitas

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- ORÍGENES DE LA SANTA INQUISICIÓN

El tipo inquisitorio nace desde el momento en que aparecen las primeras pesquisas de oficio y esto ocurre cuando desaparece la venganza y cuando el Estado, velando por su conservación, comprende la necesidad de reprimir poco a poco ciertos delitos y así es como nació en Roma y en las monarquías cristianas del siglo XII, lo cual origina el desuso del sistema acusatorio que se practicó hasta el siglo XIII.

Bajo la influencia de la Inquisición recibió el proceso penal hondas modificaciones que lo transformaron por completo. Es así que en algunos países como España, el sistema inquisitivo floreció gracias al compromiso de algunos reyes con la iglesia católica, como sucedió con la instalación del tribunal de la Santa Inquisición.

En este sistema el Juez, es el que por denuncia, por quejas, por rumores, inicia el procedimiento de oficio, se dedica a buscar las pruebas, examina a los testigos, todo lo guarda en secreto. No hay acusado, la persona es detenida y colocada en un calabozo. Dura hasta la aparición de la Revolución Francesa, cuya influencia se extiende por todo Europa, con el espíritu renovador de los libertarios, que generó una concienciacrítica frente a todo lo que venía de la vieja sociedad feudal. El nuevo modelo proponía en lugar de la escritura y el secreto de los procedimientos, de la negación de la defensa y de los jueces delegados del poder imperial, la publicidad y oralidad en los debates, la libertad de defensa y el juzgamiento de los jurados, lo cual generó la extinción de este sistema netamente inquisitorio para aparecer el denominado sistema inquisitivo reformado o sistema mixto.

Adentrándonos un poco en la historia de la Santa Inquisición se hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia Católica. La herejía en la era medieval muchas veces se castigaba con la pena de muerte, y de ésta se derivan todas las demás. La Inquisición medieval fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249 se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana (1542-1965).

En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes.

En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.

2.1. La llegada de la Inquisición a América

Después del descubrimiento de Colón, la preocupación mayor de los Reyes Católicos tiene sin duda un carácter a la vez espiritual y práctico: proteger sus nuevos dominios de la envidia y la ambición de sus vecinos europeos, prepararlos para que se instaure en ellos una cristiandad renovada.

Así se puede afirmar que desde los primeros viajes de descubrimiento existió en Indias, por lo menos en forma virtual, una Inquisición, es decir, la Inquisición ordinaria, propia de los obispos y superiores eclesiásticos. Poco es lo que sabemos de esta actividad inquisitorial de los tres primeros decenios de la vida hispanoamericana. Si bien no fue nula, tampoco creemos que alcanzase mucha intensidad.

Los primeros en ejercer tamaña autoridad fueron el obispo Manso, en Puerto Rico (1520) y fray Pedro de Córdoba, vicario general de los dominicos, en la española. Aquél no anduvo ocioso y, en 1523, organizaba un auto de fe en el que fue «relajado al brazo seglar» Alonso de Escalante, «hereje condenado», quizá el primer reo de muerte de la Inquisición americana. Sus bienes quedaron a disposición del fisco real.

2.2. Tribunales establecidos en América

Vimos que en muchas ocasiones los obispos americanos, como Manso o Zumárraga, poseyeron poderes de inquisidores apostólicos.¿Por qué no implantar la Inquisición en América? Si los nuevos territorios eran como una continuación de Castilla y de España, resultaba normal y lógico que pudiesen establecerse en ellos los mismos tribunales que en la Península, tal como se hizo en Canarias, por ejemplo.

Entre 1550 y 1570 empezaron a llegar a España peticiones a favor precisamente del establecimiento en Indias de tribunales permanentes del Santo Oficio, que dependiesen de la Suprema. Las quejas principales apuntaban a los abusos y la impericia de una Inquisición que había vuelto a ser episcopal y monástica. Además, las autoridades civiles intervenían cada vez más en los asuntos inquisitoriales. Se sentía la necesidad de un personal especializado en esta labor. Ya hacia 1547, el visitador de México, Tello de Sandoval, a pesar de que él mismo llevaba título de inquisidor, escribía al monarca: «He avisado a V. A. la necesidad que hay en esta tierra del Santo Oficio de la Inquisición y así ha parecido por experiencia.» Muchos se inquietaban por el creciente comercio de libros prohibidos, por la infiltración frecuente de ideas y de elementos heréticos, que permitía al cronista Fernández de Oviedo escribir hacia mediados del siglo: «Agora peor está esta tierra que el Arca de Noé sin comparación.»

Creemos también que en aquella circunstancia se ajustaron las miras centralizadoras del Rey Prudente con las del Consejo de la Suprema y general Inquisición. Esta había consentido en delegar sus poderes apostólicos en algunos obispos y prelados de América, pero siempre guardó cierta desconfianza hacia la Inquisición episcopal; prefería, sin duda ninguna, ejercer directamente su jurisdicción, con ministros escogidos por ella.

La Inquisición perseguía en América los mismos fines que en otras tierras hispanas: velar por la pureza

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