Secuencia didáctica ciudadanía-1º semana
Enviado por Sandra75 • 24 de Junio de 2018 • 2.014 Palabras (9 Páginas) • 494 Visitas
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INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN:
Teniendo en consideración que en estas dos horas de trabajo hemos iniciado el tratamiento de la temática, la evaluación girará en torno a una observación sistemática del proceso de aprendizaje de los alumnos, en el desarrollo de las diversas actividades, tanto a nivel individual como grupal, contemplando la multiplicidad de factores que intervienen.
Tanto la relación que puedan desarrollar los alumnos (de forma individual) entre las dos categorías conceptuales trabajadas; como la predisposición al trabajo en grupo en el aula; y el respeto por la escucha y el intercambio entre pares, serán los indicadores considerados en la evaluación de este proceso.
Pensar al poder en términos relacionales es alejarse de las concepciones de poder que lo entienden como un conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado determinado, o como un modo de sujeción que adopta la forma de la norma, o como un sistema de dominación ejercida por un elemento o grupo sobre otro.
No hay un centro único desde donde emana el poder sino que el poder se ejerce en todas partes. El poder es siempre relacional, es decir que un mismo sujeto puede ocupar en una relación social dada una situación de dominio y en otra relación una situación de dominado. Es por ello la metáfora que mejor representa el significado de las relaciones de poder es la de la red.
El poder no se ejerce solamente desde un arriba donde están los dominadores hacia un abajo donde están los dominados, sino que el sujeto está inmerso en relaciones de poder que lo atraviesan en múltiples direcciones.
El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, el poder se ejerce a partir de innumerables puntos y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias. Donde hay poder hay resistencia. Los puntos de resistencia están presentes en todas partes dentro de una red de poder.
Lo que define una relación de poder es que constituye un modo de acción que no actúa directa o inmediatamente sobre otros. Actúa, por el contrario, sobre acciones existentes o sobre aquellas que pueden seguir en el presente o en el futuro.
El poder no está localizado, en efecto, es un conjunto que invade todas las relaciones sociales. El poder no se subordina a las estructuras económicas, no actúa por represión sino por normalización, por lo cual no se limita a la exclusión ni a la prohibición, ni se expresa ni está prioritariamente en la ley.
El poder produce positivamente sujetos, discursos, verdades, saberes, realidades que logran penetrar todos los nexos sociales, razón por la cual no está localizado, sino en multiplicidad de redes de poder en constante transformación, las cuales se conectan e interrelacionan.
Anexo I
Anexo II
¿Qué es Ciudadanía?
Ciudadanía significa el conjunto de derechos y deberes por los cuales el ciudadano, el individuo está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. El término ciudadanía proviene del latín "civitas", que significa ciudad. Por tanto, ciudadanía es la condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.
Este concepto de ciudadanía está ligado al Derecho, sobre todo en lo que se refiere a los derechos políticos, sin los cuales el individuo no puede intervenir en los asuntos del Estado, y que permite la participación directa o indirecta del individuo en el gobierno y en la consecuente administración a través del voto directo para elegir o para competir por cargos públicos de forma indirecta. La ciudadanía implica derechos y deberes que deben ser cumplidos por el ciudadano, sabiendo que aquellos serán responsables por la vivencia del individuo en la sociedad.
Uno de los requisitos de la ciudadanía es la nacionalidad, para que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos políticos. Pero también existen personas que, a pesar de ser nacionales de un Estado, no tienen los derechos políticos, porque pueden haber sido revocados o denegados, por ejemplo, los presidiarios no tienen derecho a votar, que es un derecho obligatorio para los mayores de 18 años. Tradicionalmente e históricamente, la mujer, al igual que los niños o los sirvientes, no tenía ningún tipo de ciudadanía. No es hasta el primer cuarto del siglo XX cuando se empiezan a reconocer los derechos de las mujeres en el ámbito político, como el sufragio femenino, y cuando la mujer adquiere una situación de ciudadanía de pleno derecho en la mayoría de países.
La ciudadanía exige al individuo como un habitante de la ciudad, como dice la raíz de la palabra, que cumpla sus deberes, y como un individuo de acción pueda llevar a cabo tareas para su bien y también para el desarrollo de la comunidad en la que vive, ya que los problemas de la ciudad deberían ser una preocupación para todos los ciudadanos.
La ciudadanía se ejerce por las personas, los grupos y las instituciones que, a través de la capacitación, es decir, a través del poder que tienen para realizar las tareas sin necesidad de autorización o permiso de alguien, realizan las acciones que causan cambios que conducen a evolucionar y fortalecerse, participando en comunidades, en políticas sociales y activamente en ONGs (Organizaciones No Gubernamentales) a través del voluntariado, donde se realizan acciones de solidaridad para el bien de la población excluida de las condiciones de ciudadanía. Estas últimas organizaciones complementan la labor del Estado, realizando acciones donde este no consigue llegar.
Por lo anterior es que el concepto de participación toma importancia, e implica igualmente ejercicio de poder, pero se trata del poder entendido como capacidad para expresarse a sí mismo e interactuar con el resto, en la construcción de algo común.
Así, parafraseando a Samuel Gento Palacios, la participación deber ser entendida como “... la intervención en la toma de decisiones, y no sólo como el establecimiento de canales multidireccionales de comunicación y consulta (...) sino que la participación completa sólo se da cuando las decisiones se toman por las propias personas que han de ponerlas en acción...”[1].
Esta idea de participación lleva consigo misma la concepción de que es hacedora de ciudadanía, no sólo en términos políticos, sino también civiles y sociales, lo que se denomina “ciudadanía plena”.
A la hora de pensar la ciudadanía ya no podemos concebirla como forma jurídica de derechos y deberes, ni como ideal de sociedad sino comprenderla a partir
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