Situación Organizacional: Mariana García y Rawire
Enviado por Sara • 9 de Diciembre de 2018 • 1.291 Palabras (6 Páginas) • 355 Visitas
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estratégica que permitiría a la organización seguir creciendo en ganancias.
Esto es evidencia de que las emociones ante una persona o situación pueden
cambiar a través del tiempo y la perspectiva desde la que se observe. Es
recomendable estar abierto a la posibilidad de reevaluar las decisiones que uno
toma debido a que la naturaleza cambiante del entorno modifica las estrategias de
la organización.
Al mismo tiempo, viendo el caso desde la perspectiva planteada por Hamond,
Keeney y Raiffa en “Toma de decisiones acertadas” (1999), se observan los ocho
elementos de una decisión acertada (PROACT). El problema se definió con
precisión ¿Qué haremos con Mariana?, así como también la especificación del
objetivo principal: lo mejor para la organización. El tercer elemento es crear
alternativas; en el caso hay dos alternativas evidentes: continuar con Mariana o
despedirla. Estas alternativas llevaban a consecuencias que la alta gerencia supo
entender: despedir a Mariana resultaría en una contracción temporal en las ventas y
pérdida de algunos clientes, además del enlace entre la gerencia y la fuerza de
ventas; continuar con ella significaba un aporte importante a la organización en
términos de experiencia y cartera de clientes, pero también enviaría un mensaje
equivocado al resto de la empresa: las reglas pueden ser rotas.
El siguiente elemento es el estudio de las transacciones: ¿Qué era
preferible? ¿Despedir a Mariana como respuesta apropiada a su deslealtad y a sus
actos poco éticos con la consiguiente pérdida de negocios? ¿O continuar con ella y
retener sus clientes, pero transformar negativamente el ambiente de trabajo y
propiciar el comportamiento poco ético de otros empleados? Los últimos tres
elementos: aclarar las incertidumbres, pensar muy bien en la tolerancia del riesgo y
considerar las decisiones vinculadas fueron claves para tomar en cuenta la
probabilidad de distintos escenarios y sus impactos, tener clara conciencia del
riesgo al cual la compañía se exponía y la relación entre una decisión de hoy con las
metas de mañana.
Finalmente la gerencia decidió despedir a Mariana, sacrificando su posición
dentro de sus clientes a cambio de la promoción de sus valores organizacionales.
Esta decisión creó un precedente en la compañía para el manejo comportamientos
poco éticos. Esto fortaleció a la compañía en su posición para negociar con Mariana
García en el futuro, pues Rawire no estaba en oposición a hacer negocios, estaba
opuesta era a los actos deshonestos dentro de la misma organización.
Lecciones aprendidas
Posiblemente la mejor lección que deja este caso es que dos decisiones
aparentemente opuestas en dos momentos distintos pueden representar cada una,
una decisión acertada. La gerencia de Rawire en cada uno de los momentos supo
tomar una decisión con un balance entre lo emocional y lo racional. Cuando
despidieron a Mariana García, aunque afectados por su actuación, lo hicieron
basados en pruebas y tomaron una decisión que creyeron correspondiente con la
falta. Cuando decidieron trabajar junto a ella en proyectos donde Mariana
representaba una oportunidad de negocios, decidieron también aprovechar lo que
en el pasado fue una desventaja para convertirlo en provecho. Todas las relaciones,
al fin al cabo, se pueden reconstruir sobre la base del respeto.
Una segunda lección responde al viejo adagio: “confía pero verifica”. A
Mariana se le dieron permisos para otorgar descuentos que no correspondían a su
posición en la estructura organizacional. Por este motivo los controles fallaron. La
gerencia debió estructurar sus controles alrededor de la situación puntual de
Mariana García si es que esa situación era absolutamente necesaria.
Nuestra última lección aprendida tiene que ver con la forma en la que se
relaciona la empresa con su entorno. La cartera de la empresa sufrió por la salida
de Mariana porque la relación de los clientes de Rawire era con ella y no con la
organización. Una gerencia que sepa gestionar la relación de la empresa con su
entorno sabe que una relación de negocios que se basa en el relacionamiento
personal y no en el relacionamiento institucional aumenta el riesgo de este tipo de
comportamiento por parte de sus empleados más importantes o con mayor poder de
decisión. El código ético debe ser claro y los directivos tienen que involucrarse en la
relación con ambos, clientes y proveedores, como parte de su rol de líderes
institucionales y cabezas visible.
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