Trabajo en la escuela, propuesta desde el Diseño Curricular.
Enviado por Mikki • 3 de Abril de 2018 • 3.812 Palabras (16 Páginas) • 427 Visitas
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Suelo y subsuelo.
El suelo es la parte de la superficie terrestre en contacto con la atmósfera formado por un complejo de fragmentos orgánicos y minerales, resultado de procesos químicos, físicos y biológicos. Este es el punto de vista adoptado por agrónomos y forestales, que ven el suelo como soporte y fuente de nutrientes para los cultivos o para las masas forestales. Se trataría de un material complejo y dinámico, que se ha originado a partir de materia mineral y orgánica, y cuyos componentes se han reorganizado por desplazamiento y agregación para formar los distintos horizontes que les caracterizan.
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Fotografía de un suelo, en el que se observan los diferentes horizontes edáficos
El suelo sería, sin más, el soporte de actividades constructivas, industriales y técnicas de muy diversa índole, desde la urbanización o las obras públicas hasta los desmontes, o desde el emplazamiento de vertederos y la construcción de embalses hasta la ubicación de cualquier tipo de industria.
Bajo el término subsuelo se conoce a todo aquello que se ubica por debajo de la superficie terrestre y que conforma el espacio inmediatamente posterior a esta en lo que respecta a las capas geológicas de la Tierra. El subsuelo es lo que está abajo del suelo[pic 5]
El suelo es un recurso natural que tiene diferentes usos. Se utiliza para producir alimentos; para extraer madera, minerales, rocas energéticas o para obtener agua de él. Por otro lado el suelo se utiliza como soporte de las edificaciones humanas, para usos recreativos, culturales y paisajísticos entre otros, etc.
La alteración de los suelos provoca un descenso en su productividad. Los principales procesos de degradación del suelo son:
- La degradación química. Produce pérdida de fertilidad del suelo por salinización, por acidificación, por contaminación, etc.
- La degradación física. Produce pérdida de la estructura del suelo por compactación, por ejemplo, si se utiliza maquinaria pesada en un cultivo.
- La degradación biológica. Produce pérdida de humus por la eliminación de organismos humidificadores.
- La desertificación es un proceso provocado por la actividad humana que transforman determinadas áreas en zonas desérticas o semidesérticas.
La degradación natural o artificial conlleva la erosión del suelo que puede ser de tipo hídrico (lluvia, aguas salvaje, ríos, glaciares, etc.) y eólica. Se produce una pérdida de agua. Por la incapacidad de retener la humedad que disminuye ante inundaciones o avenidas. También se produce una pérdida de suelo cultivable que provoca el descenso de la producción agrícola.
Contaminación de suelo y subsuelo.
La contaminación del suelo y el subsuelo, se produce por la presencia de compuestos químicos hechos por el hombre u otra alteración al ambiente natural del suelo que se produce en forma artificial. Este tipo de contaminación es una de las más peligrosas por su característica de ser muy “silenciosa” y no presentar muestras que evidencien la misma, sino hasta que sus consecuencias se observan en los seres vivos.
Los mayores provocadores de esta contaminación son generalmente la aplicación de pesticidas cuyo residual pasa a las capas más profundas del suelo, de la ruptura de tanques de almacenamiento subterráneo, de barreras de rellenos sanitarios que se rompen o están mal confeccionadas y se producen filtraciones de los mismos o de acumulación directa de productos industriales.
Indirectamente, a través de la cadena trófica, la incidencia de un suelo contaminado puede ser más relevante. Absorbidos y acumulados por la vegetación, los contaminantes del suelo pasan a la fauna en dosis muy superiores a las que podrían hacerlo por ingestión de tierra.
Cuando estas sustancias son bioacumulables, el riesgo se amplifica al incrementarse las concentraciones de contaminantes a medida que ascendemos en la cadena trófica, en cuya cima se encuentra el hombre.
Las precipitaciones ácidas sobre determinados suelos originan, gracias a la capacidad intercambiadora del medio edáfico, la liberación del ion aluminio, desplazándose hasta ser absorbido en exceso por las raíces de las plantas, afectando a su normal desarrollo.
En otros casos, se produce una disminución de la presencia de las sustancias químicas en el estado favorables para la asimilación por las plantas. Así pues, al modificarse el pH del suelo, pasando de básico a ácido, el ion manganeso que está disuelto en el medio acuoso del suelo se oxida, volviéndose insoluble e inmovilizándose.
A este hecho hay que añadir que cuando el pH es bajo, las partículas coloidales como los óxidos de hierro, titanio, zinc, etc. que puedan estar presentes en el medio hídrico, favorecen la oxidación del ion manganeso.
Esta oxidación se favorece aún más en suelos acidificados bajo la incidencia de la luz solar en las capas superficiales de los mismos, produciéndose una actividad fotoquímica de las partículas coloidales anteriormente citadas, ya que tienen propiedades semiconductoras.
Otros efectos inducidos por un suelo contaminado:
- Degradación paisajística: la presencia de vertidos y acumulación de residuos en lugares no acondicionados, generan una pérdida de calidad del paisaje, a la que se añadiría en los casos más graves el deterioro de la vegetación, el abandono de la actividad agropecuaria y la desaparición de la fauna.
- Pérdida de valor del suelo: económicamente, y sin considerar los costes de la recuperación de un suelo, la presencia de contaminantes en un área supone la desvalorización de la misma, derivada de las restricciones de usos que se impongan a este suelo, y por tanto, una pérdida económica para sus propietarios.
Probablemente, la contaminación aparece por: recibir cantidades de desechos que contienen sustancias químicas tóxicas incompatibles con el equilibrio ecológico; materias radiactivas, no biodegradables; materias orgánicas en descomposición, microorganismos peligrosos.
Bibliografía.
Raquel Gurevich y otros, Ambiente y educación una apuesta al futuro, ed. Paidos.
Carlos Reboratti, Ambiente y sociedad, ed. Ariel.
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