Trabajo practico gestión de la empresa

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Durante el ciclo de cultivo, el kiwi requiere de un período libre de heladas de 225 a 250 días desde brotación.

Plantación

Es importante la preparación del terreno, su nivelación si fuera necesario. Se recomienda hacer determinaciones previas de la existencia de nemátodes (Meloidogyne sp). En el caso de verificar su presencia, se deberán hacer los controles sanitarios correspondientes. (Mainland y Fisk, 2006). Es necesario proteger la plantación con una cortina forestal, implantada con la debida antelación.

Las distancias más comúnmente usadas van de 4,5 a 5 m entre filas y de 5 a 6 m entre plantas. Por supuesto esto es variable: depende del vigor del cultivar, del sistema de conducción elegido, fertilidad del terreno, etc. Dado que es una planta dioica, para asegurar la polinización es necesario colocar plantas masculinas: una por cada 8 femeninas (aproximadamente). Después de la plantación, se debe dar un buen riego para restablecer la humedad de la raíces. Conjuntamente con la plantación ya deben colocarse los soportes (postes y alambres), necesarios para el sistema de conducción.

Manejo y ciclo anual del cultivo

Sistema de conducción

Al ser una planta de hábitos trepadores el kiwi necesita conducción. Los más utilizados son tipo pérgola y T-bar.

Sistema T-bar

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Pergola

Junto al sistema de conducción el primer año se coloca una malla tipo media sombra para disminuir la radiación al tratarse de una especie de sotobosque.

Ciclo anual

Brotación: engrosamiento de yemas, elongación del brote mixto, aparición de hojas y pimpollos.

Floración: Apertura de flores gradual, puede durar de 7 a 15 días. Polinización: Indispensable la acción de los insectos polinizadores. Una mala polinización puede dar origen a frutos deformes o de menor tamaño. 8 a 10 colmenas, al menos, por ha.

Desarrollo del fruto: Crecen rápido hasta la novena semana. Crecimiento lento y madurez: Aumenta el crecimiento de las raíces. La fruta se mantiene con 4-4,5 °Brix, y las semillas viran del blanco al color café oscuro. Al sobrepasar 5 °Brix, los sólidos solubles aumentan a tasa creciente, especialmente al bajar temperaturas. Activa acumulación de reservas.

Cosecha: A diferencia de otros frutos, el kiwi no presenta características externas diferenciales que señalen el momento de cosecha. Por lo tanto éste se determina con el uso de indicadores del contenido de sólidos solubles (SS) (utilizando el refractómetro), o medición de la firmeza de la pulpa (con el penetrómetro). Los valores de estas mediciones en promedio son: 6,5 a 9% de SS y de 5 a 7 kg de presión. (Reglamentado en el país).

Caída de hojas: mantiene su actividad vegetativa hasta bastante tarde. La caída de la temperatura y el fotoperíodo influyen en esta etapa. (Mayo y a veces junio)

Cuidados culturales

Poda de producción

La poda es una necesidad determinada por el comportamiento vegetativo y reproductivo de esta especie. La ausencia de poda da como resultado la formación de una masa vegetativa excesiva de baja eficiencia productiva y que conduce a una baja calidad de la producción. Un manejo exitoso depende de lograr una copa abierta, que permita el libre acceso a las abejas, la correcta iluminación de la planta, el movimiento de aire, asegurándose una correcta maduración de frutos y de los cargadores para la próxima estación, que se ubicarán en los lugares deseados, es decir, cercanos al líder.

A fin de proveer a la planta de una estructura racional de ramas productivas, que permita una buena distribución de cargadores, un eficiente uso del espacio y una buena exposición a la luz, se realizan intervenciones en dos momentos del año a través de la poda de invierno y la de verano.

Poda de invierno

Esta poda se realiza durante el período de reposo invernal con el objetivo de dejar cargadores de 1 año en número suficiente, bien distribuidos y espaciados, así como definir una carga de yemas por hectárea tal que favorezca la producción de calibres comerciales.

En el kiwi, como en otros frutales, existen muchos factores relacionados con la masa de follaje que afectan la producción (expresada en término de peso de fruta de tamaño comercial) tales como el porcentaje de brotación, variaciones en la fertilidad de las yemas, horas de frío invernales, exposición de la rama a la luz durante el período de inducción y cantidad de yemas dejadas con la poda.

El comportamiento de alternancia de producción del kiwi no es tan manifiesto como en otros frutales, si bien Burge et al (1987) sugieren que es lo suficientemente importante como para modificar el nivel de poda a fin de minimizar estas fluctuaciones.

Varios autores consideran que en el intervalo de 150.000 a 200.000 yemas por hectárea se alcanzan los mejores niveles de producción sin que ello afecte la concentración de sólidos solubles ni la vida poscosecha del fruto.

Otros trabajos demuestran que el aumento en la carga de yemas por encima de las 200.000 por hectárea producen una disminución en el peso medio de los frutos y una leve reducción, aunque progresiva, en la fertilidad de las yemas y en el porcentaje de brotación. Además destacan el riesgo que se corre de empeorar la calidad de la fruta y la menor emisión de cargadores de renuevo, a causa del excesivo sombreo.

Poda de verano

E l objetivo de esta intervención es tener bajo control el crecimiento exuberante de los brotes para proveer una adecuada penetración de luz, condición indispensable para obtener frutos de calidad, capaces de ser conservados por períodos prolongados e inducir una buena maduración de los brotes de renuevo, equilibrando a su vez la actividad reproductiva y vegetativa. A través de esta poda se eliminan aquellos laterales que no portan frutos ni son útiles como brotes de renuevo así como aquellos brotes demasiado vigorosos denominados chupones. Las intervenciones intensas condicionan en forma negativa la actividad productiva y vegetativa, en especial si se efectúan en forma precoz. Resultados aportados por Youssef et al (1988)