UNA VISIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN EN LA ANTIGÜEDAD INTRODUCCIÓN

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No debemos sorprendernos que en la ciudad los artículos están mejor hechos que en las pequeñas comunidades; en estas, el mismo trabajador hace una cama, una puerta, un arado, una mesa y, frecuentemente hasta una casa… es imposible ahora que un trabajador que hace tantas cosas sea igualmente diestro en todas. En las grandes ciudades por otra parte… un hombre puede vivir de una ocupación… uno elabora zapatos de hombre, otros hace zapatos de mujer, uno solo cose, otro sólo corta pieles… Estos pasajes nos demuestran que los principios de especialización que aparecen tanto en los economistas clásicos como posteriormente en los pioneros de la administración, son retomados de sistemas administrativos existentes en sociedades que florecieron cientos y hasta miles de años antes.

Los griegos hicieron sus aportes a las características de lo público y lo privado en la administración: “De aquí Nicomaquides”, agregó “no desprecies a los hombres superiormente calificados en manejar a una familia, pues la conducta de los negocios privados difiere de los públicos solo en su magnitud, en otros aspectos son similares pero lo que más cabe observar es que ninguno se maneja sin hombres; y que los de interés público son conducidos por un tipo de hombres y los de interés privado por los de otro; … aquellos que saben cómo emplearlos conducen los asuntos públicos y privados exitosamente, mientras que los que no lo saben erraran en ambos”. (Parte de un dialogo entre Sócrates y Nicomaquides).

La división del trabajo y la de las responsabilidades, permitieron la organización de grandes ejércitos como el de Alejando de Macedonia, llamado Magno, y del emperador Ciro, quien muchas veces fue su contrincante y en ambos lados había buenos administradores que les permitían hacer la guerra sin sobresaltos económicos. Aquí la importancia de una buena administración.

Con la llegada del cristianismo y su papel como religión de Estado cambió mucho el concepto del hombre y más cuando viene la etapa del Renacimiento, donde se especializan los gremios y viene una nueva recapitulación de la división del trabajo, la cual casi ha permanecido intocada hasta nuestros días: trabajos que dan prestigio y fama y trabajos que son despreciados, aunque todos importantes para el desarrollo del hombre.

Entre el hacer y el ser, viene una nueva cadena productiva donde ciertos hombres se dedicarían a administrar lo que otros han creado y que produce riqueza.

CONCLUSIONES

A partir de lo expuesto anteriormente, se muestra que la división social del trabajo sigue repercutiendo en las relaciones de los seres humanos. Max Weber señala que hay políticos que viven de la política y otros que viven para la política, en estricto sentido y parafraseándolo, podemos señalar que la función de los administradores en el transcurso de la historia también tiene esta peculiaridad: los que viven de administrar y lo que viven para administrar.

Y los hechos históricos planteados en este trabajo permiten pensar de esa manera.