CONSTITUCIÓN DE LA RED NACIONAL DE EDUCADORAS DE DESARROLLO INFANTIL

CONSTITUCIÓN DE LA RED NACIONAL DE EDUCADORAS DE DESARROLLO INFANTIL

EL CAMINO RECORRIDO

Históricamente el Ecuador ha estado marcado por desigualdades económicas, regionales, étnicas, de género, etareas, etc., que privilegiaron a determinados sectores de la población y descuidaron a los sectores excluidos y vulnerables. Como país hemos vivido largos períodos de estancamiento, e incluso retrocesos, quizás el más reciente fue el de la denominada larga noche neoliberal, que se extendió por casi 25 años.

Aquí es preciso recordar que antes de la revolución ciudadana, las políticas sociales en general, y las de desarrollo infantil en específico, tenían una orientación asistencialista y compensatoria, puesto que nunca se plantearon resolver la pobreza, sino solo mitigar sus efectos, además de forma dispersa, sin planificación, privatizada en las manos de una ONG como lo fue el INNFA. Esta presencia ineficaz y descoordinada de instituciones como el ORI, el programa nuestros niños, DAINA y el FODI. Todas estas instituciones bajo una lógica asistencialista, en la cual el cuidado y crianza de niñas y niños se consideraba un hecho secundario y sin importancia,  en consecuencia lo que predominaba era la existencia de guarderías, manejadas por madres comunitarias mal pagadas, sin beneficios sociales y sin formación adecuada.

Es solo a partir del 2007 cuando se recuperó el rol del Estado en la transformación económica y social del país, se orientó los recursos de manera prioritaria y efectiva a la inversión y políticas sociales, y luego en el 2008 se definió constitucionalmente al Ecuador como un Estado de derechos y justicia social, lográndose cambios que inciden positivamente en la calidad de vida de las familias ecuatorianas. Cambios que no habrían sido posibles sin la decisión y liderazgo del gobierno nacional, que tiene una clara opción por avanzar en mayor equidad y justicia social, por construir el buen vivir para todas y todos.

Hoy nosotras como educadoras y educadores de desarrollo infantil,  podemos afirmar que estas políticas se impulsan con un claro enfoque de derechos, que apuntan a resolver las causas estructurales de la pobreza, a través del desarrollo de capacidades y la promoción de oportunidades. Desde octubre del 2012, la política de desarrollo infantil se definió como una prioridad para el Estado ecuatoriano, con lo cual como país nos convertimos en garantes de los derechos de las niñas, de los niños de 0 a 3 años.

Para nadie es desconocido el respaldo que este gobierno ha dado a la inversión en políticas sociales para la primera infancia, con la plena convicción de que la inversión pública más importante y efectiva es la que se hace en el desarrollo de nuestras niñas y niños.

Hoy contamos con entidades y políticas públicas que saben qué hacer y cómo hacerlo, se ha ampliado la cobertura de los servicios (hoy llegamos a más de 311.000 niñas y niños), ha mejorado sustantivamente  la infraestructura, la incorporación de educadoras que son profesionales o están en proceso de serlo, mediante la tecnología de desarrollo infantil,  garantizando la formación adecuada del personal que trabaja con nuestros niños y niñas.

Esta inversión en desarrollo infantil sin duda es una expresión muy clara, de que cuando hay un gobierno a favor del pueblo la redistribución de la riqueza logra llegar a quienes efectivamente lo requieren.

De otro lado, desde el 2014, cuando por iniciativa del gobierno nacional a través del MIES, con la Jornada Nacional por el Desarrollo Infantil “Pensando en grande por los más chiquitos”, se abre un proceso de diálogo y participación, que puso en el debate a las políticas de desarrollo infantil, en el 2015 la implementación de la Escuela de Familias, la campaña por el derecho al buen trato, los recientes encuentros distritales. Educadoras y educadores hemos participado activamente en la reflexión, el debate, la formulación de propuestas junto a las madres y padres organizados en los comités de familia de los servicios en que laboramos.

En este camino un gran aprendizaje ha sido el promover la corresponsabilidad, que no solo está en los otros, también está en nosotras, como actoras y actores que incidimos en la política de desarrollo infantil, en la vida de las niñas y los niños, de las familias, de la comunidad y también del país. Esta corresponsabilidad no es posible sin nuestra organización activa, propositiva, consciente de los desafíos a enfrentar, de los logros que como país,  educadoras y educadores debemos defender y de los cambios que debemos impulsar, siempre pensando en el principio superior que son los derechos de nuestras niñas y niños.

No todo está hecho, aún hay camino que recorrer, todos estos cambios para sostenerse en el tiempo, requieren de la corresponsabilidad de las madres y padres, de la comunidad, de la sociedad en general, pero también de nosotras/os como educadoras/es de desarrollo infantil.

Por ello hoy conscientes del desafío, asumimos el reto de organizarnos y constituirnos en  la Red Nacional de Educadoras de Desarrollo Infantil.

LA RED NACIONAL DE EDUCADORAS/ES DE DESARROLLO INFANTIL ES UN MOVIMIENTO PEDAGÓGICO TRANSFORMADOR

La Red Nacional de Educadoras de Desarrollo Infantil, es una organización de carácter nacional que nace por iniciativa de las educadoras/es de todo el país, en un contexto de afirmación del proceso de cambios y transformaciones implementados desde el 2007, que ha priorizado los derechos de las niñas y los niños de primera infancia.

Como red de educadoras somos sujeto social activo en la construcción del país que soñamos para nuestros niños, para nuestras niñas. Las educadoras tenemos un importante rol no solo en garantizar condiciones adecuadas para lograr políticas y servicios de desarrollo infantil de calidad y calidez, también estamos conscientes de que solo una educación transformadora, transformará el país y por ello nos sentimos corresponsables de su destino, nosotras somos quienes intervenimos en la etapa más importante del ser humano: la primera infancia; es allí donde debemos sentar bases firmes para el desarrollo de seres humanos libres, solidarios, justos, felices…

Nuestra acción no termina en las paredes del servicio de desarrollo infantil, o en el camino que recorremos para visitar a las familias atendidas, nosotras las educadoras somos un importante vínculo entre la comunidad y el Estado, sentimos las necesidades de las niñas y los niños, de las familias, de las comunidades  donde estamos presentes. Conocemos cercanamente sus aspiraciones, por ello estamos convencidas de que el desarrollo infantil es un eje fundamental de construcción del buen vivir, en la comunidad y en la sociedad.