Apreciaciones sobre la Historia de la Sexualidad de Michel Foucault.
Enviado por mondoro • 17 de Septiembre de 2018 • 1.425 Palabras (6 Páginas) • 567 Visitas
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Entonces, ¿En qué manera un sujeto dominado por el poder puede tener la libertad de crear su propio discurso? Una mirada normal al poder nos permite ver su elemento omnipresente, a partir del cual se funda el análisis del “discurso dominante”, siendo las mismas reacciones a este discurso, elementos que generan una resistencia, una negación al discurso. Sin embargo, las prácticas que se niegan al discurso son de hecho la manera en que unos sujetos dominados formulan un propio lenguaje que encasilla y limita de la misma forma que el poder. En este sentido, quizá el problema que ellos mismos buscan integrarlo con normalidad a prácticas socialmente aceptadas, es decir, una incorporación a las relaciones de poder.
Ese control sobre nuestros cuerpos opera en forma estratégica a través de la producción de un tipo de discurso acerca de lo que es la sexualidad. En este sentido, la sexualidad no es un dato natural, sino el correlato de la práctica discursiva del poder.
La situación entonces, llevaría a comprender el error actual: En enfoque mediante el cual la subjetividad (del sujeto) busca la libertad. La evidencia histórica que ante la proliferación de discursos sobre el sexo desde un dispositivo específico, ha derivado en una incomprensión de nuestros cuerpos y una incapacidad de incorporar el placer a nuestra cultura. Sería entonces la solución, dentro de lo que el mismo Foucault expresa, buscar el principio de una nueva ética, siendo el aspecto en donde la libertad puede ser ejercida bajo la sexualidad no vergonzosa.
Sin embargo, no podemos negar que desde cierto punto la libertad es útil políticamente, así como sirvió como herramienta para dimensiones de dominación en las diferentes relaciones de poder en la historia. Así, por ejemplo, que en la actualidad se toleren estas identidades sexuales es útil, pero también nos limita dentro del “querer ser libres”. Lo ideal sería, buscar en la obra de Foucault las dinámicas de resistencia y la utilidad que tuvieron para llevar a cabo las relaciones de poder. Todo esto con el fin de poder ver de qué manera la subjetividad puede crear un nuevo discurso.
Y es que el poder está en todas partes. Dentro de las afirmaciones del autor, se pueden ir visualizando las reglas que se van estableciendo, sus nuevas maneras y su efecto: la intensificación y valoración de palabras que multiplicaron el discurso sobre el sexo, ejerciendo sobre esto mismo, poder. Así, palabras como indecencia, tabú, etc., se produce un “lenguaje depurado de manera que el sexo ya no puede ser nombrado directamente, ese mismo sexo es tomado a su cargo (y acosado) por “un discurso que pretende no dejarle ni oscuridad ni respiro[2]”, imponiéndose el discurso moderno.
Esta técnica es la que fue apoyada por mecanismos de poder cuyo funcionamiento en el discurso sobre el sexo, han llegado a ser fundamentalmente útiles. Así, por ejemplo, en el siglo XVIII se comienza a ver en forma de análisis, de clasificación, contabilidad y especialización, siendo algo que no sólo se juzga, sino que se administra, se dirige y se inserta en sistemas de utilidad, todo esto con el fin de reglar para el mayor bien de todos. En este sentido la “policía del sexo” no es el rigor de la prohibición, sino la necesidad de reglamentar mediante discursos útiles y públicos.
En el siglo XVIII hay una incitación política, económica y técnica a hablar del sexo, en forma de análisis, contabilidad, clasificación y especificación, en forma de “investigaciones cuantitativas o causales[3]”. El sexo no es cosa que solo se juzgue, es cosa que se administra, se dirige, se inserta en sistemas de utilidad, regular para el mayor bien de todos. La policía del sexo no es el rigor de una prohibición sino la necesidad de reglamentar el sexo mediante discursos útiles y públicos, discursos blanqueados por la decencia de la palabras.
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