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Capítulo 1: El Hombre y el Universo

Enviado por   •  27 de Febrero de 2018  •  1.933 Palabras (8 Páginas)  •  450 Visitas

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Hoy se admite que el hombre no es el único ser inteligente. Hay animales que tienen un grado de inteligencia sumamente elevado. No es tampoco el único ser capaz de sentir afectos.

3. El nómada se hace sedentario. La Conciencia Mítica

Aunque parezca un poco extraño a primera vista, nosotros, habitantes del evolucionado siglo XX, conservamos muchos rasgos de ese pasado ancestral en que los hombres primitivos, nómades, se van haciendo sedentarios. Hay tres herencias que confluyen en nosotros y explican muchas de nuestras actitudes inconscientes; además de la conciencia mítica, tenemos en nuestro haber la herencia del pensamiento hebreo y del pensamiento griego.

La conciencia mítica es la conciencia que se rige por el Mythos, pero debemos tener el reparo de no confundir el sentido habitual (asociada a una narración, un relato, un cuento, donde intervienen personajes fabulosos, generalmente dioses o sujetos con poderes mágicos) con el sentido que le damos en el texto, donde el mito es la fuerza que rige la conciencia del hombre primitivo, así como el logos regirá más adelante la conciencia del hombre más próximo a nuestros días. La conciencia mítica es propia entonces del hombre primitivo pero teniendo mucho cuidado de tomar esta palabra no en sentido peyorativo sino como ubicación cronológica. La conciencia mítica es distinta de la conciencia racional, pero de ninguna manera inferior a ella. Es una distinta manera de orientarse en el mundo, es la forma más espontánea y original de ser - en - el – mundo.

El Hombre Primitivo Y El Animal No Domesticado

El animal está totalmente inmerso en el medio. Es como si hubiera una absoluta identidad entre animal y medio. Está protegido por una fuerza ancestral que domina todos sus actos y le indica qué debe hacer y cuándo debe hacerlo: es el instinto

Mientras el cerebro va evolucionando curiosamente el instinto se va debilitando. Al mismo tiempo, en el HOY indiferenciado del animal, donde se confundían el Ayer, el Hoy, el Mañana, se va perfilando con nitidez el MAÑANA. El mañana es el futuro. ¿Sabemos qué nos pasará en el futuro? No. Y lo que no sabemos nos asusta, lo desconocido siempre es atemorizante. Tenemos pues aquí a un ser, cuyo instinto se ha debilitado dejándolo desprotegido, que debe decidir qué hará mañana, tiene que elegir entre las posibilidades que la circunstancia le brinda, tiene que orientarse en el mundo en el cual vive, y necesita restaurar la armonía que antes había con la naturaleza y recuperar la seguridad perdida.

El Hombre Mítico Y El Niño

La niñez es al hombre adulto lo que la conciencia mítica es a la conciencia actual. Ni la niñez es inferior a la adultez ni la conciencia mítica es inferior a la conciencia actual, sino simplemente distinta. La conciencia mítica es Animista, Egocentrista y Unitaria.

Es Animista porque dota de vida semejante a la propia a los objetos inanimados, le atribuye intenciones.

Es Egocentrista porque allí donde él vive, allí está el centro del universo. Su mundo se reduce al mundo de su tribu, de su clan. Es Unitaria porque no hace diferencia entre lo natural y lo sobrenatural, o entre lo sagrado y lo profano. Todo es sagrado.

De la riquísima gama de vivencias que tiene la conciencia mítica generalmente se toma tres que son claramente significativas: la vivencia del Espacio; la vivencia del Tiempo y la vivencia de Nosotros.

- La vivencia del Espacio: Para el hombre contemporáneo espacio es casi sinónimo de infinito, no hay límites conocidos para nuestro espacio en cambio, el hombre primitivo no tiene noción de infinito. El espacio es lo próximo, lo conocido.

En segundo lugar, el espacio mítico no se mide, se valora. No importa cuán grande o pequeño sea, vale por su contenido

- La vivencia del tiempo: Actualmente sabemos que el tiempo se percibe subjetivamente, es posible medirlo en forma objetiva. Lo medimos en años, meses, días. Incluso en más y en menos: lustros, décadas, siglos, milenios, etc. por una parte, y minutos, segundos, décimas de segundo u otras medidas infinitamente más pequeñas por la otra. Por lo tanto, el tiempo es algo cuantificable (en tanto se puede medir y registrar con una cantidad), es homogéneo, porque para el calendario o para el reloj todos los momentos son absolutamente iguales. Así vivimos ahora el tiempo, como un tiempo cronológico, por lo menos en la mayoría de nuestros momentos.

En cambio, para los míticos el tiempo era vivido como cualificado, es decir, lleno de contenido. No todos los momentos estaban igualmente cargados de significación sino que había algunos más importantes que otros. Una cosa importante para recordar es que todavía no había noción del tiempo personal, sino que se trataba del Gran Tiempo de la Comunidad.

- La vivencia del Nosotros: ¿Cuándo usamos la palabra “nosotros”?

En la actualidad, "nosotros" indica a un grupo determinado unido por lazos de distinta índole (biológicos, intelectuales, de nacionalidad, etc., etc.)

En contraste, el hombre mítico no concibe su existencia separada de la del grupo. Todavía no tiene conciencia de su Yo. Es como si él y el grupo (tribu, clan) formaran una unidad tan indivisible como la que forma la madre con el feto que lleva en sus entrañas. Madre-hijo forman un nosotros indisoluble. Es más o menos lo que pasa con el hombre mítico y su grupo. No puede siquiera imaginar su vida fuera del nosotros. Y ese nosotros vive en el Cosmos, en el espacio conocido, ordenado, domesticado. Los únicos que están fuera de él son los Otros, los desconocidos, los que viven en el Caos.

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