Essays.club - Ensayos gratis, notas de cursos, notas de libros, tareas, monografías y trabajos de investigación
Buscar

El cuento. El Bastón de la Anciana.

Enviado por   •  31 de Marzo de 2018  •  2.479 Palabras (10 Páginas)  •  363 Visitas

Página 1 de 10

...

-Holaaaa!!! Holaaaaaa!!! Hay Alguien aquí!! –Gritaban Silvia, Ana y Martin

Nadie contesto, la casa parecía que estaba abandonada desde hace muchos años, como si nadie nunca haya entrado a ella desde hace mucho tiempo.

En eso Martin voltea a la chimenea y se acerca, y sorpresa! Estaba el bastón de la anciana recargado al costado derecho de la chimenea, el bastón estaba lleno de polvo, como si nunca nadie lo allá tocado en la vida.

Asustado se retiró de la chimenea y dijo a Ana y Silvia:

-Aquí hay algo misterioso, es mejor retirarnos de esta casa y volver mañana pero ahora por la mañana. –Dijo Martin-

-Totalmente de acuerdo –murmuraron Silvia y Ana-

De regreso al pueblo, tuvieron que pasar de nuevo por el camino de tierra, solo que esta vez ya era de noche, y en medio del bosque no hay luz que pueda guiarlos más que la luz de la luna. Esa noche era una noche profunda, distinta a las demás, y el movimiento de los árboles y los animales que hay en el bosque hacia aún más tenebroso el camino de tierra, al entrar al pueblo, se sintieron mucho más tranquilos, entraron por la calle principal, y se llevaron una gran sorpresa, pues, por la calle principal venia caminando la anciana con su bastón, lo raro es que la anciana siempre pasaba entre el día y esta vez, ya estaba la obscuridad de la noche. Aterrada, Silvia dijo:

-ANAAA! MARTIIIIN! La anciana miren –grito-

-¡Déjala, vámonos a nuestras casas, y no salgamos hasta la mañana siguiente!, -exclamo Ana-

Ana y Martin, asustados entraron a la casa, cerraron la puerta con llave y fueron a su recamara para pasar la noche y mañana en la mañana poder ir de nuevo a la casa de la anciana. Mientras que Silvia llega a su casa, se le nota de a leguas que esta aterrada, su hijo menor (Sergio) la ve, y le pregunta:

-¿Madre, estas bien?

-Si hijo estoy bien ve a tu cuarto con tu hermano. Mañana en la mañana voy a salir hijo, con los vecinos de alado, para que te vayas a la escuela tu solo o le digo a tu hermano que valla a dejarte para que no te vayas solo.

-Que bien pero… ¿A dónde iras? ¿Es por eso que estas asustada?

-No hijo no es por eso, o talvez sí, pero no te puedo decir nada aun hasta que ya todo se aclare. Anda ya ve a tu cama que mañana hay escuela –Exclamo Silvia-

-Si madre –murmuro Sergio-

Silvia mando a su hijo al cuarto, y por consiguiente ella también fue a su recamara para pasar la noche y mañana, levantarse temprano para ir con sus vecinos a esa rara casa a la que ya habían asistido ayer.

Paso la noche. Y llego el amanecer, Silvia, Ana y Martin se alistan cada quien en su casa, dando las 7:30 am, Ana y Martin fueron a buscar a Silvia para ir a la casa del misterio. Martin le grita a Silvia

-¡Señora Silvia! ¿Esta lista?

-Salgo en seguida.

Salió Silvia de su casa, saludo a sus vecinos con un buenos días y caminaron hacia las afueras del pueblo por la calle principal, iban platicando, y salieron del pueblo, volvieron al camino de tierra pero esta vez notaron algo más, este además de estar cercado por piedras de rio, tenía palos de árbol simulando una cerca más alta, y la tierra estaba mucho más dispersa que la vez anterior, pero Ana, Silvia y Martin supusieron que se trataba de la anciana que había puesto eso. Llegaron a la casa, esta se veía exactamente igual que ayer, como si nadie haya entrado en mucho tiempo, la puerta cerrada y aterrada, tocaron de nuevo la puerta, y esta se volvió a abrir sola, lo primero que hiso Martin, fue ir a la chimenea, y se dio cuenta que el bastón estaba exactamente en el mismo lugar que ayer, lleno de tierra, como si no lo hallan tocado durante muchísimo tiempo, esto le causo a Martin mucho miedo, por lo que se alejó de ahí, Después los 3 Empezaron a explorar más la casa, esta era muy grande, pero con muy poquitos muebles. Silvia entro a una recamara que solo tenía una alacena y una cama. Abrió la alacena y estaba un papel pegado en la puerta derecha de esta.

Agarro el papel, muy lleno de polvo lo desenrollo y comenzó a leer:

El papel decía:

“Qué bueno que alguien haya encontrado este papel, seas quien seas, quiero decirte algo, mi nombre es Dolores Arredondo Cantú, y perdí a mi hijo hace un año en un accidente automovilístico, yo viajaba con él, pero yo sobreviví ese accidente, y me tocó ver como mi hijo estaba hecho trizas con ese maldito accidente, Ahorita estoy muy grave de salud, y yo sé que mi tiempo de vida es contado, moriré este año, según los médicos y las curanderas, no tengo salvación, pero quiero dejar este aviso para que busquen a la familia de mi hijo, A su esposa Silvia, a sus dos hijos Sergio y Arturo. Y les digan que: Me siento muy culpable por lo que le paso a mi hijo, debí morir con él, sin embargo todavía dure un año más en agonía dentro de un hospital de este pueblo, que no se si siga siendo aún pueblo espero puedan perdonarme, dejare mi objeto más preciado que es mi bastón en el costado izquierdo de mi chimenea, eso si quieren recordarme después de mi muerte a mí y a mi hijo. 25 de septiembre de 1996.”

Silvia aterrada grita:

-MARTIIIN, ANAAA Vengan por favor.

Martin y Ana llegaron en un instante y leyeron la carta, aterrados, se dieron cuenta que la anciana que han estado viendo por el pueblo era la madre del esposo de Silvia, pero, no era ella en físico, sino un alma en pena, que buscaba el perdón de la familia por lo que le había pasado a su hijo.

Silvia corrió hasta la sala y agarro el bastón de la anciana. –Que ahora sabe que era su suegra- y lo llevo hasta su casa, gritando “Si, Si te perdono, y mis hijos también lo harán ya que no fue tu culpa que el haya muerto”.

Ana y Martin solo la seguían. Para asegurarse de que todo estuviese algo normal. Llegaron al pueblo, y Silvia corrió a su casa, y entrando lo primero que hiso fue

Poner el bastón en su recamara como el recuerdo que la anciana había mencionado en su papel, y le conto toda la historia a sus hijos, y por consiguiente ellos junto a su madre gritaban “Si si te perdonamos, descansa en paz

...

Descargar como  txt (13.7 Kb)   pdf (57.8 Kb)   docx (19 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Essays.club