Elvia R. Somerzon Escolar, Facultad de Administración de Empresas - División Latina

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Ana es juzgada por la sociedad, una sociedad hipócrita que la juzga siendo ellos también victimas del mismo pecado y hasta de peores. Los señalamientos y el abandono de la sociedad hacia Ana la hacen convertirse en una mujer que se incrimina tanto a si misma que cae en la inseguridad, depresión y los celos a tal punto que se suicida tirándose delante de un tren.

En esta novela, su autor crea literariamente una crítica a la aristocracia rusa de la época, expresando su desconformidad a través de sus obras.

Conclusión

Para Concluir, puedo afirmar que, ante los sinsabores de la vida, la muerte es el último de los finales y la peor decisión a tomar pues no debemos llevarnos por sentimientos de culpabilidad y mucho menos por el pensar de los demás. Cada pecado tiene perdón ante los ojos de Dios, quien es el único que puede juzgarnos pues nadie es perfecto ni exento de pecado. Ana debió valorarse a sí misma y si su decisión fue luchar por el amor y seguir adelante no debió entonces dejarse llevar por la sociedad. Al tomar una decisión, como seres humanos que somos, debemos también saber enfrentar las consecuencias de nuestros actos con dignidad.

Considero que el atentar contra nuestra propia vida no es la solución ante ninguno de los problemas que se puedan tener, ya que ninguna situación difícil o tormentosa está por encima del valor que se le debe dar a la vida, que es lo más valioso que Dios nos ha podido regalar; a pesar del estilo de vida se lleva o el rumbo que preferimos darle.

Referencias

Correa A, Orozco A. (2011) Literatura Universal 3ra Edición, México, Pearson/Educación.