LA GOBERNANZA EMPRESARIAL Y LA GOBERNANZA GLOBAL: ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y RENTABILIDAD

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En últimas instancia, el término hace referencia a la aceptación, por parte de sde reglas de juego transparentes y negociadas entre s,para las interacciones orientadas al mercado en general y para aquellas establecidas específicamente con clientes, proveedores y comunidades, en particular.

La centralidad adquirida por ambas categorías –gobierno y gobernanza empresarial- en el lenguaje de las disciplinas centradas en la gestión empresarial ha sido consecuencia de la conjunción de un conjunto de procesos y eventos que fungieron de factores desencadenante de una nueva institucionalidad para el funcionamiento de las empresas en el mercado y para su modo de relacionarse con el entorno. Dentro de los procesos están: la toma de conciencia y las iniciativas, por parte de la sociedad occidental, respecto a la adel medio ambiente que entraña la noción de progreso vigente durante los últimos siglos; ; y aumento , todos evidencias del carácter riesgoso que ha adquirido el mundo en las últimas décadas (Beck, 1999; Morin, 2003). Desde otro ángulo, sobrevienen procesos como la hipercomplejización societal, la veloz diversificación de preferencias y elevado nivel de exigencias del ciudadano-consumidor contemporáneo que estimulan las tendencias globalizadoras y que posibilitan las nuevas tecnologías de la información.

El resultado del encuentro de estas tendencias con eventos como la escandalosa implosión de empresas aparentemente sólidas como Enrom Corporation[4], Worldcom, Auditora Andersen y otras grandes corporaciones internacionales, durante el transcurso de los años 2000 y 2001, fue: una generalizada ,tanto frente los Estado nacionales y sus gobiernos, como la actividad empresarial, y sistemáticas presiones de redes de organizaciones no gubernamentales de acción internacional exigiendo, entre otros aspectos, transparencia y control de la corrupción en los dos sectores, sostenibilidad ambiental, desarrollo con equidad, justicia y solidaridad y la salvaguarda de los derechos humanos y ciudadanos.

Comienza a estructurarse un nuevo marco normativo y reglamentario para el funcionamiento el sector empresarial y se establecen rutinas reguladoras más consistentes de las interacciones económicas; este marco y rutinas son en muchos casos auto-impuestos, en otros, decisión del Estado[5] y, en otros, resultantes de negociaciones entre organizaciones no gubernamentales, gobiernos nacionales, organismos intergubernamentales que operan a nivel global y las mismas empresas, deseosas de rescatar la credibilidad y lograr la legitimación social.

El objetivo inicial, cuando se introduce el tema de la gobernanza empresarial, fue el diseño de mecanismos dentro de las empresas que garantizaran la emisión de información contable relevante, fiable (libre de fraudes) y útil para los interesados en el funcionamiento de las empresas; en tal sentido, los esfuerzos se dirigieron fundamentalmente a establecer controles más rígidos dentro de las empresas (control interno y comité de auditoria); a institucionalizar las auditorias externas; a reforzar el cumplimiento de las normas establecidas por los organismos reguladores del mercado (Gonzalo, 2002), y a la negociación de códigos de “buenas prácticas” y de conducta; aspectos todos que tenían que ver, esencialmente, con el manejo de las responsabilidades sobre las consecuencias de sus acciones por parte de la gerencia.

Posteriormente, la emergencia de otras obligaciones generadas por las novedosas interacciones societales del mundo interconectado –derechos humanos, defensa de minorías y de identidades sociales, derechos del niño, de género y de discapacitados, defensa del ambiente y del patrimonio cultural- hace que el tratamiento de la gobernanza empresarial se articule al de la gobernanza global, en función de requerimientos como los siguientes: la necesidad de las empresas de insertarse en cadenas globales de agregación de valor; las exigencias sociales respecto al comportamiento ético de las empresas y su responsabilidad social y la necesidad de articular este tipo de exigencias con los requerimientos de rentabilidad, como veremos más adelante.

La

- El Gobierno y la Gobernanza.

El Gobierno es la organización pública-estatal ubicada en la intersección Estado-Sistema Político y que, en representación de los intereses de la mayoría, tiene la responsabilidad de hacer operativos los acuerdos sociales definidos por el proceso político y garantizar su cumplimiento. Comprende tanto los mecanismos para dirigir a la sociedad, a partir de directrices y políticas, como el aparato que lo hace posible. Por otra parte, tiene la particularidad de hablar en nombre del Estado y la Sociedad y de administrar los recursos económicos, administrativos y humanos del primero en función de los intereses de la segunda.

El tratamiento de los temas políticos desde el punto de vista de los gobernantes fue una tradición desde el “Político” de Platón, hasta “El Príncipe” de Maquiavelo. Temas esenciales durante ese período, y relegados durante mucho tiempo, fueron aquellos relativos al arte de gobernar bien, las virtudes, habilidades y capacidades que debía tener un gobernante, y las diferencias entre buenos y malos gobiernos (Bobbio, 1994).

En la actualidad, estos temas reaparecen por la necesidad de distinguir entre “gobierno”, como agente encargado resolver problemas públicos, y las modalidades y estilos de gobernar, así como los mecanismos de interacción que establece con la sociedad. En términos generales, la preocupación por la Gobernanza -o “Buen Gobierno” – remite al uso compartido del poder, entre el sector público y el privado[6], que para muchos se ha hecho necesario cuando el entorno y la sociedad han devenido en algo muy complejo, haciendo fundamental aceptar el fenómeno de la “publificación”[7] de lo público por parte de las autoridades políticas (Putnam, 1994; Jessop, 1996; Rabotnikof, 2.001; Cunill, 1997; 1999; Bresser-Pereira, 1997; 2.000).

- g global: de la formación de cadenas globales de agregación de valor a la era post-Enrom.

- Las tendencias mundiales y la gobernanza global.

Una parte significativa del comercio mundial se activa hoy dentro de redes estables de empresas jurídicamente autónomas -conformadas por una firma líder y sus distintos proveedores y operadores-, entre las cuales el intercambio se coordina de manera tal que cubren todas las secuencias del proceso productivo hasta llegar al consumidor final (Messner, 2003); esto abarca desde la producción de determinados bienes o servicios, hasta logística de