LAS TIPOLOGÍAS TEXTUALES EN EL CONTEXTO DE LA ADMINISTRACIÓN FINANCIERA

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Es en la condición de insecto que por primera vez en su vida Gregorio Samsa siente el dolor y el tedio de su profesión (pg.10); el deyecto evolutivo del hombre al insecto es, de este modo, hacerse consciente de la enajenación producida por el sistema económico capitalista cuyas exigencias de producción y consumo se imponen a las libertades individuales. La anécdota literaria narra cómo Gregorio lucha incesantemente para levantarse y cumplir con su compromiso laboral, pero pese a ingentes esfuerzos no lo logra; esfuerzos no reconocidos por el gerente del almacén quien en persona fue a reclamar su presencia, en un primer momento con cierto aire de amabilidad, pero luego con una reprimenda verbal cargada de amenazas. Este hecho enajenante evoca lo que Hegel llamó “dialéctica del amo y del esclavo”, en la que el carácter dialéctico de las relaciones humanas evidencia la necesidad que tiene el amo o dueño de los medios de producción del esclavo o fuerza de trabajo para la apropiación y transformación de la naturaleza, traducido esto en acumulación de bienes o capital para el amo; el esclavo es simplemente una extensión de las herramientas del amo. En este caso, Gregorio es el esclavo que sirve de eslabón entre los intereses económicos del amo o dueño del almacén y de los esbirros que le rodean. Esto último nos ubica ante el sistema burocrático criticado por Kafka en la metamorfosis: Gregorio mismo era un burócrata, instalado dentro de un sistema piramidal en el que la base o parte baja sostiene las partes intermedias y superiores, por lo que, convertirse en insecto y por ende no salir a trabajar, significa dejar de producir para otros.

Todos en casa, incluyendo al gerente, pensaban que Samsa sencillamente estaba sufriendo una de esas “enfermedades profesionales”, que se curan en el devenir de las actividades laborales; es que cuando se vive “anteponiendo a todo los negocios” en una sociedad en la que el valor principal es el dinero, incluso la salud pasa a tomar lugares secundarios, al punto de no contar siquiera con el derecho a enfermarse. Quien frena por un momento ese convulsionado ritmo de trabajo para pensarse es el insecto social; es precisamente con ese acto reflexivo como se cobra conciencia del grado de enajenación en el que se vive, conciencia de que se es una ficha más en el juego de otros. La metamorfosis implica una feroz denuncia al sistema de producción capitalista que no da lugar al ocio, la sociedad del “Time is Money”: “no hay época, no debe haberla, en que los negocios se paralicen” (pg. 17). En un momento de la historia del proletariado ruso, se planteó la necesidad de los trabajadores del tiempo para el ocio, de tal modo que la extenuante jornada laboral de 16 horas se redujera a 8, para que así se cumpliese el ideal de 8 horas de trabajo, 8 horas para el ocio creativo y 8 horas para el descanso. Al poco tiempo de este logro fueron los mismos trabajadores quienes eligieron seguir trabajando 16 horas ya que el beneficio económico y la enajenación al trabajo pudieron más que el desarrollo de la sensibilidad artística. Ese es el tipo de sociedad de hormigas a las que el monstruoso bicho de Kafka señala a partir de su anécdota.

Para finalizar, como último punto de la dispositio para la construcción de un ensayo, la peroratio constituye la clausura del texto, en la cual se presenta una conclusión abierta y humilde, es decir, no pretensiosa, que permita retornar a la tesis para evidenciar que toda la demostración anterior fue efectiva para sustentarla. Desde aquí, el autor retorna a la línea psicológica, proyectando una conclusión a través del planteamiento de un fragmento que permanezca en la memoria de los lectores debido al nivel pasional con el que se transmite. De esta manera, se genera un golpe de efecto en el lector, consistente en persuadirlo respecto a que, lo expresado en el exordio, puede fundamentarse en todo el ejercicio argumentativo desarrollado:

Ahora bien, la condición de insecto de la que Gregorio fue depositario pudo acaecer sobre el gerente, en ese caso sobre cualquiera (pg. 17). En tal sentido, la posibilidad de tomar distancia frente a los sistemas económicos y sociales en los cuales el hombre se desenvuelve es universal, o, si se quiere, está ahí para quien o quienes quieran y puedan asumirla, incluso de manera inconsciente.

En ese orden de ideas, podemos finalizar afirmando que nos encontramos invadidos de bichos kafkianos como los adolescentes, que se encierran todo el día en sus habitaciones de la mano de un ostracismo total frente al mundo y de estudiantes de filosofía o literatura que se la pasan señalando los vacíos sistemáticos de las relaciones de poder, sin salir de éstas, pues el hecho de criticar un sistema no significa que salgamos de él.

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