LOS LIMITES A LA COMPETITIVIDAD GRUPO DE LISBOA Bajo la dirección de RICCARDO PETRELLA

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A partir de aceptar ello, reaparece la redefinición del rol social y del Estado en particular en una economía de mercado, que quiere ser competitiva como medio de hacer efectiva a la democracia.

Los investigadores se esfuerzan por demostrar que la competitividad como fin genera: desigualdad económico - social, agresión al sistema de mantenimiento de la vida del planeta y concentración de poder difícil de controlar.

En cuanto al mercado, según los autores, no puede cambiar el futuro, porque este es siempre corto de vista. Su problema es la maximización de las ganancias en el corto plazo. De allí la importancia de la intervención del Estado.

Nuevamente alertan que la dinámica de la competitividad transformada en ideología rectora de las relaciones sociales, económicas y políticas, conduce a la catástrofe, porque es incapaz de resolver los problemas comunes de un mundo de uso común. Su lógica genera necesariamente ganadores y perdedores, por lo que se trata de una ideología excluyente en el sentido de generar excluidos como producto o residuo, y no aportar alternativas para su atención. En su lógica, no hay lugar para valores, tradiciones o para resolver problemas como la pobreza .

Pese a ese negro panorama, destacan que hay una alternativa de gobierno eficaz en este mundo globalizado y dominado por la competencia, advirtiendo que la hegemonía no funcionará. La competencia económica no puede gobernar el planeta: esa es su sentencia última.

Por ello, consideran que la coexistencia y la gobernabilidad cooperativa de nivel mundial marcan el camino más realista y adecuado a seguir y proponen el establecimiento de un nuevo código de cuatro contratos globales :

* El contrato de las necesidades básicas, destinado a superar las desigualdades .

* El contrato cultural, como forma de facilitar la tolerancia y el diálogo entre culturas.

* El contrato democrático, dirigido a asegurar el gobierno mundial.

* El contrato de la tierra para permitir el desarrollo sostenido.

La estrategia adecuada es sumar a ese proyecto a quienes pueden poner los medios y recursos para lograrlo. La iniciativa debe partir de Europa Occidental, América del Norte y Japón, los que deben poner sus energías en procura de alcanzar la cooperación en lugar de continuar la carrera por el liderazgo mundial.

Debe firmarse, en opinión de estos investigadores, un pacto de cooperación para la gobernabilidad mundial que concrete: el diseño de los contratos sociales ya enunciados, la proposición de los mismos a las restantes regiones del mundo para alcanzar un acuerdo global y, por último, definir los medios para la consolidación de los cuatro pactos globales.