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PENSAMIENTO ARQUITECTONICO CONTEMPORANEO: “INTRODUCCION A LA TEORIA DE LA ARQUITECTURA”

Enviado por   •  25 de Octubre de 2018  •  6.892 Palabras (28 Páginas)  •  694 Visitas

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Respecto al principio de la eternidad y pureza del arte, este es, tal vez, el más importante de los tres elementos que componen a la arquitectura y al arte en general pues implica la capacidad de trascender el gusto de una época. Esto es importante por que las modas son efímeras; lo que hoy gusta mañana ya no, y lo que ayer gustaba hoy es olvidado. En todas las ramas del arte sucede que, cuando la moda pasa, la obra queda relegada a favor de los productos hijos de la nueva corriente. En el caso de la pintura o de otras formas de arte este problema puede ser menos grave, pero si tenemos en cuenta que la vida de una obra arquitectónica es larga, debemos pensar que ésta, necesariamente, debe estar en condiciones de cumplir con su función por un largo tiempo. Por lo tanto, es importante que la obra arquitectónica sea trascendente. Para que una obra trascienda debe contar con las dos condiciones que mencionamos anteriormente: estética y valor único. Ya dijimos en qué consiste el valor único de una obra; pasemos, pues, a la estética. Ésta es una ciencia, aunque sus aplicaciones sean artísticas. Para hacer su labor, la estética basa sus principios en la percepción inconsciente, es decir, la forma en la que nuestro cerebro, ya que no nuestros ojos, entiende y analiza las impresiones de nuestros sentidos. Dado que el funcionamiento de nuestro cerebro es siempre el mismo, las reglas de la estética trascienden modas, y es por ello que aún hoy en día encontramos hermosas obras que remontan su historia a miles de años en el pasado. Así, aún cuando un estilo pasa de moda, la herencia de éste perdura por muchos años en la memoria de la humanidad.

Se ha definido ya qué es la arquitectura y cómo es que ésta es considerada, a la vez, como arte, ciencia y técnica. Sin embargo, al hablar de estos temas se genera una nueva pregunta: ¿cuál es la importancia de la teoría de la arquitectura? Ya se aclararon cuáles son las condiciones que debe tener una obra para ser considera arte. No obstante, no se ha dicho cuál es la importancia de la teoría de la arquitectura, ha sido insinuada, hasta ahora, la relevancia histórica de los estudios sobre este tema, pero no ha sido analizada en detalle la forma en la que ha cambiado el concepto de teoría de la arquitectura a lo largo de los siglos.

1.3. MARCO HISTÓRICO DE LA TEORÍA DE LA ARQUITECTURA

El siglo XIX se presenta como el siglo de la razón y el pensamiento. La revolución francesa trae un nuevo concepto social; el método científico vence al dogmatismo religioso de modo definitivo. En este nuevo medio, la exuberancia del Barroco deja de tener carácter contemporáneo. El sentimiento que esta corriente ideológica promueve pierde fuerza, tragado por la nueva corriente de racionalismo proveniente de las ideas de la revolución francesa. Y, como sucede siempre, la arquitectura se ve afectada por la ideología del momento. El pensamiento del neoclásico se refleja en un nuevo gusto por la moda griega y romana. De pronto los viejos ideales estéticos de estas culturas vuelven a estar a la moda, y arquitectos, pintores, escritores, escultores y demás artistas toman de nuevo como referencia los modelos grecorromanos. Para el pensamiento neoclásico basado en la razón y el conocimiento, ninguna otra forma de arte representa mejor sus ideales. La exuberancia barroca es sustituida por la limpieza y la sencillez. Ahora la antigua corriente es tenida como una ostentación de mal gusto; de hecho es en esta época cuando se acuña el término “barroco”, cuyo significado en portugués es “perla retorcida”. Otra característica importante de la corriente neoclásica es su elevada función social. Hasta entonces, los grandes proyectos arquitectónicos siempre habían estado enfocados para servir a la nobleza o a la Iglesia. Durante el neoclásico, siguiendo las palabras del tratadista Durand, la arquitectura pasa a estar al servicio de la colectividad.

Después del neoclásico viene una época de mucha libertad en la arquitectura. Se producen muchas corrientes con una vida más o menos efímera, y aunque algunas de éstas son importantes y producen obras de gran notoriedad ninguna se impone de manera absoluta a las demás. En la arquitectura, el artista tiene libertad para mezclar diversos estilos arquitectónicos, utilizando elementos provenientes de diversas culturas. Por esto se puede que decir que el periodo inmediatamente posterior al neoclásico no es excluyente, lo cual permite una creación más libre de lo que había sido posible hasta ahora. Como está dicho, las teorías van y vienen. En ese periodo es importante señalar las palabras del arquitecto francés Violet le Duc. Este arquitecto estudió la arquitectura clásica al mismo tiempo que las obras góticas, y en su opinión no podía limitarse el conocimiento a uno solo de estos campos, si no que debía dominarse ambos. La inspiración, según le Duc, podía venir tan pronto de una como de otra fuente. Tal era el marco histórico y social de la arquitectura a finales del siglo XIX y principios del XX.

1.4. NUEVAS NECESIDADES DEL PROYECTO ARQUITECTÓNICO

La segunda mitad del siglo XIX trajo consigo grandes cambios sociales. La industria prospera más de lo que lo había hecho hasta entontes, y el comercio se expande hasta alcanzar niveles internacionales. En este entorno, la importancia de las ciudades crece de manera acelerada, y la población rural comienza a emigrar hacia los nuevos núcleos urbanos en busca de trabajo dentro de la naciente industria. El impacto que la explosión demográfica de las ciudades tuvo sobre la arquitectura es enorme. El espacio, anteriormente abundante dentro de las grandes metrópolis, ahora es escaso. Cada vez son más los obreros que llegan a emplearse en las fábricas y en los almacenes comerciales, y estos obreros traen consigo una serie de necesidades que deben ser cubiertas, siendo la principal de éstas la necesidad de tener un hogar.

Como ya se dijo, el espacio disponible en las ciudades no era suficiente para dar acomodo a la nueva oleada humana que llegó del campo. Hasta entonces la población urbana había sido limitada, pues siendo la economía básicamente de autoconsumo y de mercado restringido, la ciudad aún no había cobrado la importancia que se le concede hoy en día. Así pues, aún las ciudades más grandes de la época no albergaban si no a los órganos gubernamentales, la aristocracia y algunos comerciantes, obreros y artesanos. Para hacernos una idea, basta decir que París, una de las principales ciudades de Europa, contaba a comienzos del siglo XIX con una población de poco más de medio millón de habitantes. Cincuenta años más tarde, ésta se había duplicado, y a principios del siglo

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