POSTURAS DE LA LINGÜÍSTICA CON RESPECTO A LOS MANDATOS Y PROHIBICIONES.

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Estas dos herramientas son aplicadas a la comunidad, pero de manera diferente, una acarrea sanciones penales al individuo y la otra a manera de recomendación me indica la norma que se debe cumplir en lugares determinados.

- TEORIAS DE LAS NORMAS.

Según un fragmento tomado del libro “La teoría de las normas” la diferencia entre los mandatos y las prohibiciones no sólo se encuentra en su estructura fundamental ni en su aplicación, sino, que en esta interfiere mucho la lingüística, la manera en la que se dictaminan mandatos y prohibiciones y su manera de expresión influencian al individuo que es receptor de estas.

Las expresiones utilizadas al establecer un mandato o una prohibición es esencial, expresiones como: “Se prohíbe…” o “Está prohibido que…” o según del caso utilizar “Es obligatorio…” o “Se hace obligatorio que…” son parte esencial ala hora de generar los mandatos y las prohibiciones, ya que de la manera en la que este formulada influye a la hora de obedecer del receptor. Por lo tanto la forma en la que utilice la lingüística a la hora de generar mandatos y prohibiciones afecta la manera en que se entiendan y se obedezcan dichas normas.

- INFLUENCIA DE LA LINGÜÍSTICA ENTRE EL MANDATO Y LA PROHIBICIÓN.

Como lo mencionamos anteriormente la lingüística es parte vital del mandato y la prohibición, la forma en que se emitan y se den a conocer estos se debe tener muy en cuenta, pero, al igual, la manera en que la entienda la comunidad también ya que la labor de cada individuo es cumplirla tal y como lo manda el legislador, si un mandato no es buen entendido por la sociedad su cumplimiento no será de la mejor manera y traerá muchas consecuencias para la comunidad, para el legislador y alterará el orden de la sociedad

Por lo tanto la forma de escritura en la que sean emitidas estas leyes es esencial para su proclamación, las expresiones que se utilicen en la elaboración de estos es vital, ya que de esto depende que se dé a entender de una manera correcta lo que el legislador en si quiera dar a conocer y que la sociedad lo pueda cumplir de manera óptima y así el funcionamiento y el orden de la sociedad no se verá afectado y no se crearan conflictos de convivencia y se alterará el orden público.

- ¿ES IDENTIFICABLE LO NO REGULADO CON LO NO PERMITIDO?

Hay cosas que la ley no prohíbe pero esto no quiere decir que este bien hecho, es donde se entra a cuestionar si la comunidad sabe actuar mediante estas situaciones, en sí puede ser posible identificar lo que non regula el estado con lo que no esta permitido, la sociedad puede llegar a cometer alguna acción que no está permitida pero que su vez no se encuentra regulada por el estado y por lo tanto pensar que esta bien hecha, podríamos cuestionarios quien seria el culpable en esta situación, si el estado por no regular esto o la sociedad por cometer tal acción, pero, hay que tener en cuenta que aquello que no esta regulado por el derecho esta permitido, mientras el legislador no considere que dicha acción esta mal hecha no se puede culpar o sancionar a la sociedad por hacerla.

CONCLUSIÓN

En este trabajo se explicó y analizó los aspectos referentes a los mandatos dictaminados por los legisladores, la manera en la que se aplican, hacia quien van dirigidos, analizar la forma en la actúa una prohibición, pudimos mirar todo lo correspondiente a estas herramientas jurídicas, la forma de actuación que tiene sobre la sociedad.

Pudimos defender la tesis la lingüística como base fundamental del cumplimiento en un orden social, profundizar en ella y mostrar la importancia de la lingüística a la hora de dictaminar mandatos y producir prohibiciones, como afecta a la sociedad la manera en la que se producen estos, ya sea de forma positiva, para su buen cumplimiento y ordenamiento o de manera negativa de forma que la sociedad no pueda entender lo que en realidad se quiere regular y se cree un conflicto en la sociedad.

BIBLIOGRAFIA

- PHILIPPS, Lothar. Teoría de las normas. EN KAUFMANN, Arthur y Winfried Hassemer. El pensamiento jurídico contemporáneo. Madrid, Debate, 1992, pp. 263-273.