PROCESOS DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA DESDE UN ENFOQUE TRADICIONAL HACIA UN ENFOQUE SOCIAL.
Enviado por Eric • 5 de Abril de 2018 • 5.479 Palabras (22 Páginas) • 715 Visitas
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El valor de la lectura y la escritura radica en la relación estrecha que existe entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito. Cuando un niño lee puede acceder a cualquier tipo de conocimiento, sobre cualquier ciencia o arte, logra así adentrarse en saberes diversos los cuales pueden reproducir mediante su oralidad o su capacidad de escritura.
MÉTODOS PARA LA ENSEÑANZA DE LA LECTO-ESCRITURA
Para hacer mención de una definición técnica en cuanto al tema de lectura, “todo ser humano debe tomar la posición de lector crítico respecto a los textos que lee, esto con el fin de encontrar el sentido y la coherencia que el autor pretende mostrar en el escrito” (Ferreiro & Teberosky, 2005). Claramente, el acto de lectura no se queda únicamente en la decodificación de información gráfica, trasciende en busca de un sentido y/o significado que se relacione con los saberes previos y los enriquezca. Es allí, en esa decodificación de la información, donde entran a ser importantes las investigaciones realizadas por Camps (2003) en las que se plantea la relación entre el desarrollo que ha tenido la enseñanza y aprendizaje del lenguaje escrito con la evolución de ciencias como la lingüística y psicolingüística, esta última, encargada de estudiar a detalle los métodos de adquisición, de comprensión y de producción del lenguaje, dentro de los cuales está inmersa la decodificación. Además, esboza que la adopción de los marcos teóricos de referencia no es únicamente el resultado de la aplicación a la enseñanza de los estudios lingüísticos y psicológicos, sino que, muy a menudo, son los objetivos que la enseñanza se traza, las necesidades que estos objetivos generan y las situaciones concretas en que desarrollan las propuestas, los que, por una parte, orientan la selección de los marcos disciplinares de referencia y, por otra, abren nuevos horizontes a la misma investigación.
A partir de allí, esta autora propone cuatro puntos de vista que han prevalecido en los enfoques de enseñanza y aprendizaje de la escritura, tales puntos son; el texto, el proceso de composición escrita, la emergencia del contexto y escribir y aprender a escribir como actividades discursivas, estas herramientas han sido de gran importancia en la enseñanza de estos procesos, debido a que permiten una comprensión e interpretación profunda de lo que se lee y escribe, de igual forma, es necesario puntualizar que el contexto y los factores sociales inciden de manera decisiva en las actividades discursivas del ser humano, por esta razón, “los textos no son productos cerrados en sí mismos sino que entran en relación y se reflejan unos con otros en un diálogo permanente” de ahí que, Bajtín caracteriza la actividad humana y el discurso de dialógicos. Desde ese marco conceptual, la escuela es reconocida como el espacio comunicativo donde el aprendiz utiliza el lenguaje escrito como medio de exploración y de conocimiento de sí mismo y su realidad. En este sentido, retomando el tema de la escritura, (Cassany, 1990) plantea cuatro enfoques didácticos por los cuales puede abordarse la enseñanza de ésta. Para el esbozo de estos enfoques metodológicos el autor propone varios puntos a desarrollar, el origen de cada uno de ellos y sus características generales.
En primera instancia, se resalta el enfoque basado en la gramática que tiene como idea fundamental que “para aprender a escribir se tiene que dominar la gramática de la lengua basada en una enseñanza tradicional, en la que se ofrece un único modelo lingüístico al alumno, que suele corresponder al estándar neutro y formal de la lengua” (Cassany, 1990). El contenido de este modelo corresponde a la comprensión de la estructura de la lengua y la comprensión e interpretación de textos discursivos. Además de lo anterior, Cassany propone otro enfoque basado en las funciones, “influenciado por métodos nocional-funcional europeos, donde lo más importante es enseñar una lengua para comunicarse” (Cassany, 1990). Los contenidos empleados en este modelo abarcan los usos de la lengua particulares, la interacción entre alumnos como participación activa en el proceso de enseñanza que cada alumno requiere de atención especializada de acuerdo a las necesidades comunicativas, es por ello que, aprenden funciones y recursos lingüísticos distintos. Además de ello, el alumno aprende tanto de la estandarización como de la variabilidad de la lengua que a la hora de escribir le permita utilizar recursos lingüísticos formales. Por otro, el enfoque basado en el proceso, se asienta en la composición de textos escritos, básicamente tiene como finalidad la orientación en el proceso de escritura. Su importancia es mostrar y aprender todos los pasos intermedios y las estrategias que deben utilizarse durante el proceso de creación y redacción. Sin duda, el enfoque está dirigido a la enseñanza de la escritura, y su importancia radica en el desarrollo del proceso de composición de textos. Por último, está el enfoque basado en el contenido, que se fundamenta en una enseñanza interesada por el contenido por encima de la forma. Aborda una metodología que atiende las necesidades de los alumnos; especializada en el desarrollo de las habilidades lingüísticas académicas, que permite el dominio de la compresión de textos y la producción de los mismos.
Por otro lado, el oficio de leer “puede definirse como una forma mental de la escritura” (Pineda-Botero, pág. 57) que a medida en que el lector la realiza, va cuestionando lo leído, a partir de planteamientos de preguntas concretas y precisas que son respondidas al momento en que efectúa el acto de leer; este ejercicio produce transformación y renovación intelectual, el lector-escritor se construye en sociedad, “por ser libres, también son críticos. Críticos en primer lugar en relación con los libros que leen, críticos de la sociedad, de los actos de los gobernantes, críticos de la historia y la cultura” (Pineda-Botero, pág.58). De este modo, el alumno fija una mirada crítica frente a lo que lee y escribe, se construye como sujeto colectivo inmerso en una sociedad en la que se presentan diversas problemáticas que son ejes centrales en la creación literaria. Como lo afirma Jolibert (1991) “Leer es interrogar un texto, es decir, construir activamente un significado, en función de sus necesidades y sus proyectos”, en otras palabras, no se refiere a una situación en la que un docente interrogue mediante preguntas de comprensión textual a las que el niño deba responder, sino que a partir de las preguntas que el niño se haga a sí mismo respecto a lo que ha leído en un texto, se responda y cree nuevos conocimientos desde dicha respuesta. Este ejercicio, afirma la autora, realizado en repetidas
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