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TEMA: AMADÍS DE GAULA.

Enviado por   •  29 de Abril de 2018  •  6.672 Palabras (27 Páginas)  •  385 Visitas

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CABALLERO DE LA VERDE ESPADA - ¿Qué haces, Garadán? - ¿Por qué dejas pasar el día en alabanzas? Ahora puede mostrar cada uno quien es, porque las lisonjas no han de hacer el hecho.

Espolearon a sus caballos y se acometieron con tanta fuerza, que las lanzas se quebraron. Garadán fue despedido de la silla y anduvo revolviéndose por el campo. El caballero de la Verde Espada estaba herido en el brazo izquierdo, echando mano a la espada fue hacia Garadán, le dio golpes repetidos y fuertes.

DON GARADÁN – Ahora os conozco mejor que antes, caballero de la Verde Espada, y os odio más que antes.

CABALLERO DE LA VERDE ESPADA - Y para que no quedéis avergonzado, no quiero dejar la batalla hasta el fin.

El caballero de verde Espada lo tenía enteramente a su merced. Le dio un golpe y lo hizo caer sin sentido, y vio que le había abierto la cabeza. Limpio su espada, y poniéndola en la vaina, hincó las rodillas en el suelo y dio gracias a Dios.

ESCENA IV

El rey, con gran alegría de ver su guerra acabada, condujo al caballero de la Verde Espada a su cámara, donde hizo que le curasen las heridas.

Caballero de la Verde Espada, pensó que soportaría mejor caminando y buscando nuevas aventuras la ausencia de su señora, y comunicó al rey su deseo de partir.

TAFINOR - ¡Ay mi verdadero amigo! Tomad de mi reino lo que queráis. Os ruego que siempre os acordéis de mí. (Con semblante triste)

Por la mañana... El caballero de la verde espada se armó, y acompañado de Gandalín y el enano, se dirigió a la capilla con el rey.

TAFINOR - mi gran amigo, os ruego que me otorguéis un don.

CABALLERO DE LA VERDE ESPADA - Así considero que será, señor, y os lo otorgo.

TAFINOR - mi buen amigo, os mando a que me digáis vuestro nombre, y estad seguros de que yo no lo divulgaré.

CABALLERO DE LA VERDE ESPADA - Pues tanto lo queréis sabed que soy aquel Amadís de Gaula, hijo del rey Perión, del que hablasteis un día.

TAFINOR - ¡ay caballero bienaventurado! Quiera dios que algún día os pueda pagar algo de las grandes deudas que con vos tengo.

ACTO X EL DONCEL CAZADOR

Esplandian (hijo perdido de Oriana) de cuatro años, Nasciano, el ermitaño, y un sobrino del ermitaño en la ermita.

ESCENA I

Esplandian cansado de jugar, se echó a dormir bajo un árbol. La leona, que algunas veces se acercaba al ermitaño, se echó a su lado. Nasciano ve a la leona y toma en brazos a Esplandian.

ESPLANDIAN - padre hermoso can es este. ¿Es nuestro?

NASCIANO - No, sino de dios, de quien son todas las cosas.

ESPLANDIAN - quisiera que fuese nuestro

El ermitaño se alegró e hizo que alimentaran. La leona se acercaba todo los días y cuidaba del niño. Cuando Esplandian fue algo mayor, salían a cazar junto al ermitaño y su sobrino, si mataban algún ciervo, la leona lo tomaba. Así aprendió Esplandian a cazar.

ESCENA II

El rey Lisuarte, acordó ir de caza. Llevo consigo a la reina y sus hijas, se acento en la floresta donde Nasciano criaba a Esplandian. La reina quedo en las tiendas, el rey en lo más espeso del bosque donde vio un ciervo y lo persiguió, y allí vio una cosa muy extraña, un doncel hermoso de unos seis años que cazaba con una leona y otro niño. El rey lo siguió.

REY LISUARTE - buen doncel, que dios os bendiga y guarde, decidme donde os criasteis y quien es vuestro padre?

ESPLANDIAN: señor, el santo Nasciano me crio, y a él tengo por padre.

ESCENA III

Mientras Esplandian se iba detrás de la leona, el rey se dirigió a la ermita y encontró a Nasciano rezando.

EL REY LISUARTE - buen hombre, he encontrado en esta montaña un doncel muy hermoso que cazaba con una leona. Me dijo que vos lo habíais criado, y y como me pareció muy extraño en hermosura, vengo a rogaros que me digáis quien es, que yo os prometo como rey que de ello no os vendrá daño ninguno.

Nasciano lo reconoce y se hinca de rodillas para besarle la mano

EL REY LISUARTE: (lo levanta y lo abraza) mi amigo Nasciano, vengo con muchas ganas de saber lo que os pregunto.

Nasciano lo conduce fuera de la ermita y le cuenta como había encontrado al doncel y como lo había criado.

ESCENA IV

El rey volvió a su tienda.

GRUMEDAN - (se acerca al rey) señor la reina no comió y lo está aguardando.

El rey Lisuarte entra a la tienda.

LA REINA - (le muestra una carta) señor cuando yo venía por el camino, apareció una doncella, y con ella un enano. A nadie quiso decir quién era, pero cuando me acerque yo, me dijo: reina toma esta carta y léela con el rey y se alejó con su enano.

El rey Lisuarte abre la carta.

EL REY LISUARTE - Al muy alto y muy honrado rey Lisuarte, yo, Urganda la desconocida, os aconsejo que al tiempo que apareciere el hermoso doncel, lo améis y cuidéis mucho, que él os salvara del mayor peligro en que nunca estuvisteis. Es de alto linaje. En todas sus cosas será extremado entre todos y querido por los buenos. Ningún caballero será su igual, y sus grandes hechos serán empleados en el servicio de dios. Y aún más te digo, buen rey, que este doncel será ocasión de poner paz entre tú y Amadís.

El Rey Lisuarte se santigua y le comenta a la reina como había encontrado al doncel esa misma tarde

ESCENA V

A la mañana siguiente. El rey Lisuarte, con sus caballeros, la reina y sus hijas, después de misa mando a leer la carta de Urganda. Todos quedaron maravillados de la extraña fortuna de aquel doncel. Oriana suspira por

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