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CASO PARA TRABAJO: MARLO S.A.

Enviado por   •  19 de Febrero de 2018  •  1.844 Palabras (8 Páginas)  •  945 Visitas

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A primeros de diciembre empezaron los replanteos iniciales del hotel y los primeros pasos de explanación general del terreno, sin existir unos planos definitivos del edificio. El 2 de febrero de 2003, una vez que el arquitecto presentó los planos generales definitivos, Marlo S.A. contrajo el compromiso de tener el Hotel terminado el 1 de mayo de 2004. No había multas por retraso, pero la dirección había puesto tanto empeño, por el prestigio que estaba en juego, que la fecha de culminación no debía tener dilación posible.

Inmediatamente, Rafael Aranda preparó, en su calidad de jefe de planificación, un plan de obra para hacer la cimentación y la estructura en un plazo de seis meses. Una vez aprobado por Martí, Aranda se dirigió a Manuel Acedo y le dijo:

- “Manuel, éste es el plan de obra que he preparado después de bastantes horas de trabajo. Hay que hacerlo así. Vendré casi todos los días y si necesitas ayuda, te aclararé lo que desees”.

Después de enseñar los planos a Manuel Acedo, Aranda prosiguió:

- “¿Quieres que te lo explique?”.

- “No hace falta” –contestó Acedo.

Acedo los ojeó, vio la fecha final y los rendimientos diarios. Unas horas después ya tenía pensado otro plan que mejoraba el anterior.

El lunes siguiente Aranda llegó a la obra a las 11 de la mañana y se dirigió a los operarios en los siguientes términos:

- “Buenos días muchachos ¿cómo están? Con este clima da gusto trabajar... ¿Qué tal Alfonso? (dirigiéndose a un capataz) ¿ya está mejor tu señora? El sábado dije que la concretera la tenían que poner en aquel extremo. No entiendo por qué no la han puesto... ¡Juan! (dirigiéndose al encargado), estos encofrados están mal puestos... El otro día dije que usaran otro tipo de madera... ¿Estuvieron ayer en el partido?... ¡Qué desastre!... ¡En la vida me he aburrido más!... ¡Menos mal que después me comí unos camarones excelentes!... ¡Oye, Acedo!: Veo que no te ciñes ni lo más mínimo a mi programa, ¿por qué?

- “Bah¡ ...” repuso Acedo.

Situaciones como ésta se sucedían con frecuencia. Algunas tuvieron lugar en presencia de José Luis Martí.

En vista de ello, Martí habló con Acedo en varias ocasiones e intentó decirle que no tratara así a Aranda.

Acedo pensaba que Aranda era un hombre sin personalidad, sin experiencia, entrometido, que hablaba demasiado. Le veía poco inteligente y no se explicaba cómo Martí podía hacerle caso. A Martí lo consideraba “un buen muchacho” y veía claro que, al dejarse llevar por Aranda, iba derecho, tarde o temprano, al fracaso.

Martí se daba cuenta de que, si bien la estructura iba muy rápida, quedaba por definir, programar y contratar todo el resto de la obra. Nunca había llegado a entender a Acedo. Tampoco tenía ninguna seguridad de que la ayuda de Aranda fuera suficiente, por sí sola, para llevar a término la obra. Por otra parte, no dejaba de pensar constantemente en los problemas tan importantes que habían creado las desavenencias entre Acedo y Aranda. Claramente se habían ido formando dos bandos, y la tirantez entre ellos aumentaba.

Después de algunas conversaciones bastante diplomáticas, un día, Martí mantuvo la siguiente conversación con Acedo:

Martí : “Mira Manuel, no entiendo tu actuación. Tampoco comprendo por qué tratas así a Aranda. Si encima de todos los problemas de la obra, tenemos los de no entendernos, no llegaremos a ningún lado. ¿Qué te pasa con Aranda?”

Acedo : “No lo puedo evitar. Me pone nervioso. No sé por qué le das tanta importancia”.

Martí : “¡No hombre! Es un muchacho que vale mucho, sí, además tiene buenas intenciones”.

(Acedo no respondió).

Martí : “Además, debes entender que, si bien el responsable máximo de esta obra soy yo, sin embargo, tú eres el jefe de la obra y el responsable directo”.

(Acedo se echó a reir)

Acedo : “Mira, José Luis, llevo muchos años en la empresa y me hace mucha gracia lo que me dices. Esto ya me lo han dicho antes en otras ocasiones... Estas palabras de “jefe” y de “responsable” me hacen reir...”.

Martí : “¿Por qué?”.

Acedo : “¿Es que no lo entiendes? Son palabras muy graciosas”.

Martí : “Pues no les veo ninguna gracia. Comprendo, en parte, que a ti te suene un poco a chiste, pero piensa –nuevamente te insisto– que eres el jefe de la obra y el responsable directo”.

(Acedo sonrió)

Martí tenía al Gerente General al corriente de cómo iban las cosas. Después de varias conversaciones en las que Martí trató de explicar a Acedo que no era posible continuar así, en el mes de julio, Martí informó definitivamente al Gerente General de que el problema había llegado a tal extremo que era preciso tomar una decisión sobre Acedo. Le explicó que comprendía perfectamente su valía, pero que debido a su forma de ser no encontraba el procedimiento de llegar a nada constructivo.

El Gerente General pidió a Martí que le hiciera una propuesta en relación a Manuel Acedo, y se la hiciera llegar por email el día lunes de la siguiente semana. Cuando la propuesta llegó, quedaba claro que Martí no quería seguir trabajando con Acedo, proponiendo su despido, o traslado a otra sucursal.

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