DESARROLLO SOSTENIBLE, ÉTICA Y ECONOMIA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

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Centrarse exclusivamente en los stakeholders puede derivar en un mal desempeño financiero que limite las posibilidades de supervivencia de la empresa y haga inútiles los esfuerzos realizados, mientras que el enfoque en el accionista puede poner en riesgo su “licencia para operar”(confianza y respeto de los stakeholders). Un enfoque integrado posibilita, sin embargo, la obtención de beneficios más significativos y duraderos.

1.4.-La Responsabilidad Social Empresarial.

Responsabilidad Social Empresarial (RSE) surge con el concepto de “empresa ciudadana” o “ciudadanía corporativa”, que enfatiza la responsabilidad de la empresa hacia el medio ambiente y la colaboración con la comunidad.

Viene definida como, la integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores.

Sus orígenes remontan en los años cincuenta. Desde los años noventa la responsabilidad social se integra en el discurso sobre la ética de la empresa.

Se han realizado múltiples propuestas para concretar cuáles son las responsabilidades sociales de la empresa. Una de las más operativas se entiende que, la RSE tiene cuatro caras:

1.-La empresa debe ser rentable.

2.-Debe de obedecer a la ley.

3.-Mantener un comportamiento ético.

4.-Y devolver a la sociedad parte de lo que esta le entrega a través de filantropía o acción social.

Se pone más en relieve que en un mundo globalizado, no sólo compiten los productos y los servicios, sino también los modelos de empresa y gestión.

La responsabilidad social corporativa es el origen de las diferentes acciones para alcanzar un fin, la Sostenibilidad.

Así que, la Sostenibilidad constituye el objetivo que debe guiar la actividad económica y el comportamiento de la sociedad, para garantizar un crecimiento económico sostenible que asegure el bienestar de las generaciones futuras. Por su parte, la RSE constituye una estrategia de gestión que debe estar presente en la toma de decisiones empresariales a todos los niveles para contribuir al logro del objetivo de la Sostenibilidad y que se fundamenta en la consideración, el respeto y el compromiso con los intereses de toda la sociedad, buscando un consenso y una aceptación generalizada de la actividad de las empresas a través de determinados instrumentos de comunicación y participación, entre los que se encuentra el fomento de la inversión y el consumo socialmente responsables, las memorias de Sostenibilidad, etc.

CAPÍTULO II-

LA SOSTENIBILIDAD Y LA RSE EN EL SISTEMA FINANCIERO

2.1.-Un nuevo entorno para la actividad financiera.

En la actualidad los ciudadanos de cualquier lugar del mundo pueden condicionar el logro de los objetivos empresariales, y por lo tanto, los intereses de los aportantes de capital, obligando a las empresas a comportarse y desarrollar su actividad bajo un clima de necesaria aceptación global de sus actuaciones, en ámbitos como el medio ambiente, el respeto a los derechos humanos, et.

Las empresas se han convencido, a su vez, en lo que venido a denominarse “ciudadanos corporativos”, en relación al comportamiento que la sociedad espera de ellas como un ciudadano más, que debe hacer suyos los mismos valores, preocupaciones y deseos de las comunidades a las que afecta su actividad.

La propia globalización es excusa para eludir las responsabilidades, fundamentalmente en países en vías de desarrollo. Sin embargo empieza a ser habitual demandas, de las ONG ,por ejemplo, reclamando indemnizaciones o un comportamiento más responsable de las compañías extranjeras.

Los procesos de desintermediación financiera han permitido que el cliente de la banca se involucre cada vez más directamente con la actividad de las entidades financieras, demandando una mayor sostenibilidad de las mismas. Por otro lado, la desregulación de la actividad económica y financiera ha desviado preocupaciones que antes correspondían a los gobiernos hacia el sector privado.

En la medida en que el nivel de privatización de las economías reduce el papel de los estados como motores de cambios, se traslada ese rol al tejido empresarial y a la sociedad civil, haciéndolos responsables y partícipes de las políticas de cambio y mejora social y medioambiental.

Cuanto mayor es el poder de las empresas, mayor su responsabilidad social.

Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) traen consigo una reducción de las asimetrías de información.

Entre los acontecimientos que han disparado la movilización de la comunidad inversora destaca sin duda el descubrimiento de irregularidades y escándalos contables y financieros. Y por esto comenzaron comunidades inversoras y la sociedad a presionar para lograr exigencias más rigurosas de transparencia y control de la gestión de los administradores. Los inversores y otros stakeholders esperan de las empresas el compromiso y el cumplimiento con altos estándares de ética, transparencia, sensibilidad y responsabilidad.

Así el gobierno corporativo se refiere a cuestiones relacionadas con cómo la empresa es gestionada y controlada y cuáles son sus stakeholders. Se pueden distinguir cuatro categorías.

1.-Punto de vista de los accionistas (empresa como entidad económica y legal)

2.-Punto de vista de los stakeholders con intereses económicos (accionistas, clientes, empleados, proveedores, distribuidores, gobiernos)

3.-Perspectiva de los stakeholders sociales (medio ambiente, desempleados..)

Se comienza así a trabajar en aras a definir normas y códigos de buen gobierno corporativo. La OECD ha establecido cuáles son los principios generales que deben guiar las políticas de Gobierno Corporativo:

Garantizar las bases de un marco eficaz para el gobierno corporativo; los derechos de los accionistas y funciones clave en el ámbito de la propiedad; tratamiento equitativo de los accionistas; el papel de las partes interesadas en el gobierno corporativo; revelación de datos y transparencia; y las responsabilidades de consejos.

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